Las diez maneras de saber si tuviste coronavirus

SALUD Carola LEVI
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En la calle, nos movemos con precaución y es entendible: el fantasma del covid nos persigue y cualquier estornudo o tos que percibimos nos pone en alerta e inmediatamente tomamos distancia. Es que, en la Argentina, hasta el día de hoy, el plan de vacunación avanza, pero va lento en comparación con otros países y estamos lejos aún de alcanzar la inmunidad de rebaño (estimada en un 70% o más de la población total inoculada), y muchos ni siquiera recibieron ni una sola dosis de las vacunas contra el SARS-CoV-2.

El virus, en tanto, se sigue expandiendo y adquiere mayor fuerza y resistencia a las drogas con algunas de sus nuevas variantes, como la Delta, por ejemplo, que no sólo preocupa a las autoridades argentinas, sino que ya es responsable del 95% de los nuevos casos de covid en Inglaterra y de 1 de cada 5 diagnósticos positivos detectados en Estados Unidos en el último tiempo.

De golpe, en invierno y con mucho frío, salir de casa se convirtió en una aventura para evitar contagiarnos y contagiar, ya que muchos podemos ser asintomáticos y no sabemos si tuvimos o tenemos covid. Pero hay síntomas que son muy definidos y perceptibles que podrían indicar si se tiene o se tuvo la infección por coronavirus. Uno de ellos es la pérdida repentina del gusto y el olfato, típico de la enfermedad del SARS-CoV-2, al punto que al momento de querer testearse, los médicos o enfermeros ya dan por sentada la infección en quien presenta esa sintomatología. Otros, como la tos, fiebre, dolor de garganta, malestar general, dolor muscular y de cabeza, pueden tener relación con otras enfermedades como laringitis, resfrío o anginas, características de esta época del año. Para alejar dudas, existen diez síntomas que revelan si alguna vez tuviste COVID-19 o si podrías estar transitando la enfermedad.

Niebla mental
Mucho se hablado de este síntoma que puede percibir quien tuvo covid alguna vez. Si bien fue más común en quienes ya habían transitado la enfermedad y ya habían recibido el alta, también puede aparecer en el transcurso de la misma. El “Brain Fog” (en inglés) es una secuela del virus y se suele presentar con algunos síntomas como dificultades para concentrarse, comprender y encontrar palabras de uso cotidiano, pérdida de memoria, desorientación y confusión. Lo crucial de la niebla mental es que afecta todas las áreas de desarrollo de la persona, lo cual se torna como limitante al momento de estudiar, trabajar y continuar viviendo con “normalidad” luego de la recuperación por COVID-19. Los especialistas aseguran que se puede presentar en los recuperados hasta un año después de la infección.

Infecciones oculares
Científicos comprobaron que las personas que se infectaron con covid pueden padecer conjuntivitis. No obstante, aclararon que en general va acompañada de fiebre y cuadros respiratorios.

Desde el Colegio de Optometristas, afirmaron al respecto: “Se reconoce que cualquier infección del tracto respiratorio superior puede resultar en conjuntivitis viral como complicación secundaria, y este también es el caso de COVID-19”.

Por su parte, el Consejo Argentino de Oftalmología extendió un informe para aclarar si el virus podría causar infecciones en los ojos y transmitirse vía oftálmica y la respuesta es que sí. “Efectivamente, porque la cavidad conjuntiva tiene conexión a través de los lagrimales con la vía aérea superior y es por esta razón que potencialmente el virus contagia todas las mucosas”, le explicó a Con Bienestar Roberto Albertazzi (M.N. 54836), médico oftalmólogo y miembro fundador de la Sociedad Argentina de Cirugía Refractiva, Córnea y Cataratas.

Tos seca
“Los síntomas comunes de infección por COVID-19 son fiebre, tos seca y cansancio, pero también puede presentarse con dolor de garganta espontáneo y al tragar (odinofagia), dolores musculares, dolor de cabeza, diarrea, conjuntivitis, pérdida del olfato o el gusto, erupciones en piel y dificultad para respirar”, le dijo a Con Bienestar la doctora Natalia Müller, especialista en Otorrinolaringología y Pediatría del Hospital Británico (M.N. 107.642), quien diferenció claramente la gripe del coronavirus.

La tos es muy común en invierno, donde las bajas temperaturas dan paso a los resfríos. No obstante, la mayoría de las personas presenta catarro o tienen tos con mucosidad, es decir, húmeda. En el caso del covid, la tos es bien seca y prolongada, más bien continua. Mientras que la primera suele desaparecer a los días, esta última puede extenderse más de un mes.

Fiebre
En relación con la fiebre, Natalia Müller, especialista en Otorrinolaringología y Pediatría del Hospital Británico, le aseguró a Con Bienestar: “Se trata de uno de los síntomas característicos de infección de covid (está presente en el 90% de los casos sintomáticos) y su aparición habitualmente es gradual, superando los 37,5 grados. En cambio, la gripe cursa habitualmente con fiebre alta, muy repentina y los cuadros de resfríos suelen cursar con febrícula. En el caso de presentarse fatiga, cansancio, dolores musculares o cefalea debemos saber que puede ser por un cuadro gripal, pero también puede tratarse de coronavirus”.

Si la temperatura corporal es superior a los 37,7° C, se puede considerar que la persona tiene fiebre, es decir, su sistema inmunológico se está defendiendo naturalmente de algún virus o bacteria. Por lo tanto, cualquier persona que haya tenido fiebre alta o la tenga, debe acudir al médico para realizarse estudios clínicos y conocer con precisión cuál es su diagnóstico.

Erupciones y manchas en la piel
Las lesiones cutáneas pueden aparecer semanas o meses después de contraer la infección. Carlos Alberto Ramírez Medina (M.N. 146.653) y (M.P. 453.839), médico dermatólogo y jefe Interino del Servicio de Dermatología en Hospital Houssay de Vicente López, le explicó a Con Bienestar: “Hemos verificado lesiones de piel en pacientes sin otros síntomas de COVID-19 o con síntomas muy leves. Hasta el momento hemos logrado clasificar las lesiones de piel que se ven en pacientes con covid en cinco grupos. Entre ellas están las erupciones urticariformes, vesiculosas y máculo-papulosas (similares a las de otras infecciones víricas); livedo reticularis, cuadros parecidos a pitiriasis rosada y lesiones rojo-violáceas, con desarrollo de vesículas, en las manos y los pies similares a las del eritema pernio”.

En esa misma línea, agregó: “Muchos de estos pacientes refieren picazón de diferente grado, así como sensación de ardor o molestia en la piel afectada. También hemos podido coincidir con dermatólogos de otros países que las lesiones vesiculares tienden a aparecer en las primeras etapas del COVID-19, mientras que las de patrón pseudopernicioso lo hacen en fases más tardías y el resto de los patrones tienden a coincidir con otros síntomas de coronavirus”. Y añadió: “Se piensa que los pacientes que han desarrollado estas lesiones en la piel han tenido una respuesta inmune adecuada, aunque en muchos casos son exageradas. Es importante que los pacientes que tengan manifestaciones cutáneas acudan a su dermatólogo”, aunque igualmente deben tener presente estas señales que pueden hacernos pensar en COVID-19:

Lesiones asimétricas, similares a los sabañones, en manos y pies, que pueden provocar picor o dolor.
Pequeñas ampollas a menudo acompañadas de prurito, en el torso y las extremidades.
Zonas de piel rosadas o blancas que parecían prurito acompañado de comezón. Principalmente en el cuerpo, pero a veces en las palmas de las manos.
Livedo (también conocido como necrosis), donde la piel se ve roja o azul, con un patrón similar al de una red. Representa un signo de mala circulación sanguínea.

Problemas neurológicos
En un estudio científico, Omar Abdel-Mannan, del Instituto de Neurología Queen Square de la UCL (en Inglaterra) dijo en medios internacionales que muchos niños y adolescentes con covid experimentaron “síntomas neurológicos que afectaban tanto al sistema nervioso central como al periférico”.

Los nuevos descubrimientos respaldan la teoría de que el Síndrome Inflamatorio Multisistémico -más conocido como MIS-C, por sus siglas en inglés- está relacionado con un aumento repentino de la inflamación a causa de una respuesta inmunitaria al coronavirus.

Otros investigadores británicos anunciaron que el covid puede dejar secuelas a largo plazo en el cerebro como psicosis, manía, depresión y fatiga. Advierten también que, en última instancia, podrían surgir epidemias duraderas de fatiga crónica y depresión, incluso entre las personas más jóvenes que superaron alguna forma leve de coronavirus.

En tanto, un reciente estudio de la Universidad de Oxford y del Imperial College de Reino Unido informó que el virus puede producir una disminución del tejido real del cerebro, es decir, encoger partes del mismo. Scott Gottlieb, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), explicó al respecto: “Esto es muy preocupante porque sugiere que el virus podría estar teniendo un efecto directo en ciertas partes del cerebro. Algunos pacientes que estuvieron infectados o padecen la enfermedad mostraron una disminución del tejido real, un encogimiento de sus partes. Creo que el balance de la información que estamos acumulando indica que el covid es una enfermedad que podría crear síntomas persistentes”.

Los investigadores que participaron del estudio advirtieron además que el SARS-CoV-2 es una enfermedad que podría crear síntomas a mediano y largo plazo en quienes lo tuvieron, como frecuencias cardíacas alteradas, ya que el virus daña el sistema nervioso del cuerpo. Esas secuelas, sostuvieron, pueden aparecer o persistir muchos meses después de la infección, una condición conocida como long covid o covid de largo plazo.

Pérdida de olfato y gusto
En la Argentina, tres de cada 10 pacientes tuvieron pérdida de olfato como primer síntoma de covid. Este, junto con la pérdida del gusto, no es síntoma frecuentes en el contexto del resfrío común ni de la gripe. Sin embargo, se ha descrito como corriente en pacientes con COVID-19. La causa más común de pérdida permanente del olfato de causa súbita es una infección viral. Hay pocos estudios que han evaluado la recuperación del olfato en pacientes con disfunción olfativa por coronavirus y los que lo hicieron, consideraron períodos de seguimiento cortos.

Si bien en la mayoría de los casos la recuperación olfativa o gustativa ocurre de manera espontánea, cuando esto no sucede, el entrenamiento olfativo es la única opción terapéutica cuya eficacia ha sido comprobada. Se recomienda este tipo de terapia cuando el olfato no se recupera dentro del mes de ocurrir su pérdida.

Para la Asociación Británica de Otorrinolaringología, estos dos síntomas juntos son típicos del covid, por lo que sugieren que quien los padece se aísle de inmediato. Los científicos explican que el SARS-CoV-2 mata las células de la nariz y la garganta. Y advierten que la pérdida espontánea de esos dos sentidos puede prolongarse hasta un año después de haberse infectado.

Problemas gastrointestinales
En algunos casos, aunque no muy frecuentes, pacientes con covid manifestaron tener náuseas, vómitos y diarrea. Varios estudios científicos relacionan los problemas de estómago con la infección por SARS-CoV-2. No obstante, y si no van acompañados por otros signos de alerta como fiebre, tos o pérdida del gusto y olfato, la persona debe acudir a un médico para un mejor diagnóstico.

Malestar físico y cansancio generalizado
El síndrome de fatiga crónica es un trastorno que se presentó como consecuencia del coronavirus en muchas personas que estuvieron infectadas. Las mujeres tienen aproximadamente el doble de riesgo que los hombres de sufrir fatiga persistente después de superar la fase aguda del COVID-19, según un estudio del Hospital Universitario St. James’s de Dublín (Irlanda) presentado en la revista Plos One.

Sin embargo, los pacientes con COVID-19 leve también pueden padecerlo, junto con cuadros de depresión, según pone de manifiesto un estudio realizado por investigadores del University College de Londres (Reino Unido) y que fue publicado en el ‘Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry’.

En ambas situaciones, la fatiga severa o la debilidad inexplicable se deben a que el virus afecta el sistema inmunológico y el cuerpo en su conjunto. Por esta razón, los pacientes pueden seguir experimentando fatiga a largo plazo. Algunos estudios europeos muestran que luego de dos meses, un 50% de los pacientes puede seguir con fatiga.

Dificultad para respirar
Varios estudios científicos relacionan a la disnea (sensación o problemas para respirar) con el covid. Si bien es un signo común de miocardía, infarto, ataques de pánico o problemas cardiológicos, el SARS-COV-2 provoca serios problemas pulmonares, llevando a algunos pacientes -con cuadros más graves- a posibles neumonías bilaterales.

La falta de aire puede entonces ser un síntoma de coronavirus y puede, además, ir acompañada por palpitaciones, agitación y cansancio. Sin embargo, es necesario realizarse un hisopado para descartar la infección por covid y acudir a un médico para un mejor diagnóstico de los síntomas.

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