Un trabajo argentino demostró el aporte de la tecnología en la diabetes tipo 1

ALIMENTACIÓN Y SALUD Rosario CALVO
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Los sistemas de monitoreo continuo de glucosa se están adoptando cada vez más como una alternativa al autocontrol de la glucosa en sangre (SMBG) por parte de las personas con diabetes mellitus que reciben terapia con insulina.

El monitoreo continuo mide la glucosa instantáneamente, muestra las tendencias y la variabilidad en forma continua, incorporando nuevas métricas de control.

Consiste en un sensor calibrado de fábrica que se lleva en la parte posterior del brazo, mide los niveles de glucosa en el líquido intersticial cada minuto y almacena la lectura automáticamente cada 15. Está aprobado su uso en personas de 4 años de edad o más, incluyendo las mujeres embarazadas.

“El clásico automonitoreo de glucosa capilar (AGC), necesario para calcular las dosis de insulina, tiene ciertas limitaciones, dado que presenta dificultades para llevar un registro adecuado de los datos, y porque sigue siendo invasivo y no muestra las tendencias de variación de la glucemia”, resume León Litwak (M.N. 40.398), médico diabetólogo, asociado del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires.

El experto es uno de los autores de un trabajo que es el primero en el país en seguir la evolución de unos 5 mil pacientes durante cuatro años. Los dispositivos lectores escanearon a los participantes en promedio unas 14 veces al día y la relación entre la frecuencia y las métricas registradas demostraron que el control glucémico fue más efectivo con esta herramienta tecnológica.

El trabajo fue distinguido con el primer premio al mejor trabajo publicado por la Revista de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (RAEM) del año 2021.

La importancia del automonitoreo
Un adecuado control glucémico evita o retarda la aparición o la evolución de las complicaciones crónicas en pacientes con diabetes. Numerosos trabajos prueban el beneficio de mantener niveles de hemoglobina glicosilada (A1c) inferiores a 7%, principalmente en los primeros años de la enfermedad y durante el mayor tiempo posible. La prueba mide el nivel promedio de glucosa o azúcar en la sangre durante los últimos tres meses.

“A pesar de esta evidencia, solo el 30% de los pacientes con diabetes tipo 1 mantiene niveles menores a 7% y no superan el 50% aquellos con diabetes tipo 2″, indica Litwak. “Este tipo de aplicaciones terapéuticas podría disminuir el número de pacientes descompensados”.

El especialista explicó que cuando la insulina no se produce en el páncreas, esta es considerada como diabetes tipo 1, la cual es la menos común y tiende a verse más en personas jóvenes.

“Cuando la insulina si está presente, pero el cuerpo y los tejidos no la reconocen adecuadamente, se conoce como diabetes tipo 2, la cual se presenta con mayor frecuencia en adultos”, aclara.

Para Litwak, es necesario individualizar los objetivos terapéuticos y considerar cuáles deberían ser estas metas en poblaciones especiales, como pacientes mayores o con múltiples factores de riesgo, como también para la población pediátrica y las embarazadas.

“Con la educación y el entrenamiento correcto, estos sistemas aportan información útil y fácilmente disponible para la toma de decisiones clínicas”, concluye el médico, cuyo trabajo original fue realizado en conjunto con los doctores Kao K, Barbieri DE, Brandner L, Dunn T, y Ré M.

Un dato importante: si bien el dispositivo no forma parte del Programa Médico Obligatorio (P.M.O.) ya hay prepagas y obras sociales que lo consideran.

Fuente: TN

   

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