Vulvodinia: el intenso malestar que provoca la pérdida del deseo sexual

El dolor vulvar no se presenta con lesiones visibles, pero causa deserotización. Con tratamiento adecuado, se puede disfrutar plenamente de la sexualidad.

SEXUALIDAD Julia VOSCO
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Posiblemente, más de una vez surgió la pregunta sobre a qué se debía ese intenso dolor en la parte externa de la vagina, una molestia crónica, con ardor, irritación, prurito, quemazón, dispareunia (malestar en el momento de la penetración), pero no se recibió el diagnóstico adecuado.

De manera focal o difusa, profundo o superficial y con una intensidad que varía de moderada a intensa, suele aparecer a cualquier edad y sin lesiones visibles.

Una vez que el problema está instalado, la mujer va restringiendo las relaciones sexuales e ingresa en una etapa de deserotización que genera la pérdida de estrógenos locales y la consecuente disminución de la lubricación y más molestias.

Este trastorno se conoce como vulvodinia y puede ser una combinación de varios subtipos, con un desarrollo que ocurre simultáneamente o de manera secuencial. Comúnmente, coexisten o se superponen la vulvovaginitis y la vestibulitis.

La vestibulitis vulvar se caracteriza por molestias e hipersensibilidad en la parte más externa de la vagina. El criterio para diagnosticarlo incluye dolor intenso al tacto o al intento de ingreso vaginal, y sensibilidad a la presión localizada. La vulvovaginitis, en tanto, comprende dolor en toda la vulva. Es habitual que la zona esté enrojecida.

Existen muchas causas para la vulvodinia. Cada mujer es un caso único. Por eso, hay que buscar al profesional idóneo, especializado en la materia.

Antes de pensar en la posibilidad de esta patología, hay que descartar otras causas como infecciones, problemas físicos por accidentes o abuso sexual, enfermedades como la de Behcet (inflamación de los vasos sanguíneos) y el síndrome de Sjrögen (trastorno autoinmune en donde se destruyen las glándulas que producen lágrimas y saliva, y que causa resequedad en boca y ojos y puede afectar otras partes del cuerpo).

También hay que eliminar la posibilidad de enfermedad de Crohn (inflamación de partes del tubo digestivo), condiciones precancerígenas y cáncer, irritación provocada por el uso de ropa interior de mala calidad, cremas supositorios y productos para la higiene femenina y ciertas patologías de la piel (dermatitis, eccemas, psoriasis), entre otras.

La vulvodinia se encuentra en aumento, de la misma manera que otros síndromes ligados con el dolor y los trastornos de ansiedad. Para el abordaje, se requiere de un diagnóstico muy preciso y una reeducación posterior en el reconocimiento de la región genital como un centro de placer y no de enfermedades.

Entre las múltiples pautas que pueden dar cuenta de un cuadro de vulvodinia, podríamos citar: dolor después de un tratamiento por infecciones vaginales; ciclos recurrentes de infecciones urinarias y vaginales; dolor, pero no infección; síntomas que se presentan tras una serie de infecciones o de un trauma pélvico como una operación o una caída; alergias o problemas dermatológicos; diagnóstico de cistitis intersticial, fibromialgia, colon irritable o alguna enfermedad autoinmune o inflamatoria; declive en el interés sexual, depresión o estrés. No automedicarse, recurrir siempre a un profesional.

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