Las adicciones sexuales, más comunes en hombres debido a la incidencia de la testosterona, pueden manifestarse como un patrón mal adaptativo que genera una necesidad incontrolable de satisfacción.
Las personas que se recuperan de la adicción al sexo comprenden la lucha que supone vivir con pensamientos sexuales todo el tiempo. No pueden concentrarse en su trabajo, familia, amigos o pasatiempos. Incluso si el sexo es una parte importante de la vida, pensar en ello cada segundo y tener la necesidad de actuar no es saludable y es un signo preciso de adicción al sexo.
La Dra. Karen Pérez Maraví, docente del área de psicología de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental, en Perú, señala que estos comportamientos pueden estar influenciados por factores biológicos, psicológicos, sociales y de personalidad.
Los resultados preliminares de una colaboración con el profesor Jussi Jokinen del Departamento de Neurociencia Clínica del Instituto Karolinska indican que los niveles de una hormona llamada oxitocina podrían estar involucrados, pero no se sabe exactamente cómo.
“También vemos que el comportamiento se utiliza como una estrategia para afrontar sentimientos de malestar, como preocupación, estrés y ansiedad. La búsqueda de emociones también podría ser un factor determinante”, indica Katarina Görts-Öberg , investigadora del Departamento de Medicina de Huddinge, Instituto Karolinska y jefa de unidad de Anova, un centro interdisciplinario para la salud sexual, la reproducción y la medicina transgénero.
Puede implicar de todo, desde mirar extensamente pornografía en Internet mientras se masturba hasta interacciones sexuales casuales paralelas o un consumo excesivo de servicios sexuales, como el sexo telefónico.
“Alrededor de la mitad de los afectados también tiene algún tipo de desviación sexual que puede ser ilegal, como la pedofilia o el exhibicionismo. Las características comunes de la afección incluyen perder el control, asumir grandes riesgos y no detenerse a pesar de que el comportamiento tenga consecuencias negativas”, advierte Görts-Öberg.
¿Es curable la adicción al sexo?
“Existen tratamientos efectivos que también se pueden realizar a través de Internet, donde vemos una reducción significativa en la preocupación del paciente por el sexo. El tratamiento se orienta a comprender qué situaciones son problemáticas. Por ejemplo, puedes analizar lo que valoras en la vida y cuánto tiempo dedicas a tu comportamiento sexual, y luego ponerlos en relación entre sí. Hay resultados preliminares que indican que el fármaco naltrexona, que actualmente se utiliza para tratar el alcoholismo, también puede ayudar en el caso de la adicción al sexo. Sin embargo, se necesitan más estudios”, reconoce la experta.
Descubrir que una pareja tiene una compulsión por el sexo o la pornografía puede resultar devastador. Las parejas no sólo experimentan la traición y el engaño que a menudo acompañan a una aventura, sino que también pueden tener que afrontar un futuro con una pareja que vive recuperándose de la adicción.
Muchas personas con adicción pasan por un período de negación antes de sentirse capaces de aceptar que el problema realmente es una adicción que se salió de control.
Qué se espera descubrir a través del nuevo estudio
“Queremos saber si existen propiedades estructurales o funcionales en el cerebro que puedan estar relacionadas con el trastorno hipersexual. El objetivo es comprender mejor los antecedentes neurobiológicos de los problemas relacionados con la sexualidad y, posteriormente, utilizar esta información para mejorar y desarrollar métodos de tratamiento específicos. Los participantes, entre otras cosas, se someterán a una resonancia magnética que mapea su cerebro”, concluye la experta.
Fuente: TN