Las sardinas, aún más sanas de lo que pensábamos

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Elisa Escorihuela para ABC
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Una alimentación saludable es fundamental para gozar de un sistema inmunitario fortalecido y poder combatir de esta manera multitud de enfermedades relacionadas con la debilidad del mismo.

Desde la COVID, hemos hablado mucho de alimentos con capacidad protectora, entre ellos; las frutas y verduras, los frutos secos, el aguacate, el aceite de oliva y los pescados azules. 

 De entre los pescados azules siempre solemos destacar el salmón como fuente de Omega-3 pero entre ellos existe una opción más económica y  que muchas veces asamos por alto: las sardinas.

El hecho es que tras un reciente estudio, se descubre que el papel de las sardinas en nuestra salud van mucho más allá de ser una estupenda fuente de omega -3 y por tanto ser un antiinflamatorio estupendo y un cardioprotector.

Según el estudio realizado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) un consumo de sardinas regular tiene un efecto preventivo frente a la diabetes de tipo 2.  

La sardina es una fuente de omega 3 y taurina que consumida dos veces a la semana durante un año produciría un retraso en la aparición de la diabetes tipo 2 en población que sufre prediabetes y en la vejez.

En el estudio, los sujetos que consumieron sardinas regularmente (200 g a la semana) durante un año disminuyeron el número de individuos con una alta probabilidad de sufrir diabetes mellitus tipo 2. Además aumentaron el colesterol HDL (bueno) y la adiponectina, y disminuyen los triglicéridos, la presión arterial.

Por tanto, más allá de lo que ya sabíamos, la sardina puede ser una deliciosa manera de prevenir la enfermedad cardiovascular y la diabetes tipo 2

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