El envejecimiento es un proceso natural e inevitable. Sin embargo, no todos envejecen al mismo ritmo. Mientras que algunos se sienten jóvenes y saludables durante décadas, otros experimentan un envejecimiento acelerado que no siempre coincide con los números que aparecen en la torta de cumpleaños.
Aunque el envejecimiento cronológico no se puede detener, ciertas afecciones, como la inflamación crónica, pueden acelerar el envejecimiento físico y biológico, afectando tanto la salud como la apariencia.
Uno de los factores clave detrás de este envejecimiento acelerado es el “inflammaging”, un término que combina las palabras en inglés “inflammation” (inflamación) y “aging” (envejecimiento). Este fenómeno, según explica la Dra. Irene Loza García del Instituto Médico Láser de España, se refiere a un estado inflamatorio crónico y de bajo grado que ocurre en el cuerpo a medida que envejecemos. “La exposición crónica a factores externos e internos agrava esta lesión”, señala la doctora.
Este tipo de inflamación no es una respuesta aguda, como la que ocurre cuando el cuerpo combate una infección, sino una inflamación de bajo grado y constante, que va incrementando con la edad. Mientras que en algunas personas puede comenzar en la niñez, en otras pueden permanecer en niveles bajos hasta los 70 u 80 años.
El inflammaging, un proceso inflamatorio crónico y silencioso
Las investigaciones sobre el envejecimiento inflamatorio también ilustran el desafío matizado de tomar las riendas de la inflamación para mantener la salud en etapas posteriores de la vida. Aunque muchas personas se obsesionan con la necesidad de reducir la inflamación, es más importante mantener la cantidad adecuada de la misma como un medio para prolongar la calidad de vida en lugar de la cantidad, dice Judith Campisi, bióloga celular del Instituto Buck para la Investigación sobre el Envejecimiento, un centro de investigación independiente en Novato, California.
“Lo que ocurre con la edad es que se pierde el control de la inflamación”, afirma. “Incluso si tienes cinco años, nunca sanarás una herida sin una respuesta inflamatoria inicial. No siempre es malo. A veces, es bueno”.
Cómo prevenir el proceso inflamatorio
Aunque no se puede detener por completo, sí es posible reducir los efectos de la inflamación mediante cambios en el estilo de vida. La clave está en la dieta, el ejercicio y la gestión del estrés. Los alimentos con propiedades antiinflamatorias pueden ser grandes aliados. Entre ellos, se encuentran:
Pescado azul (salmón, caballa, atún)
Verduras de hoja verde
Tomate
Aceite de oliva
Frutos secos
Frutos rojos
Pimiento
Jengibre
Cúrcuma
Fuente: TN
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