Cómo saber si el estrés que sientes puede llegar a enfermarte

SALUD Ivana ALFARO
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En un mundo donde se valora el éxito a partir de ciertos logros tangibles y materiales, es relativamente frecuente que las personas se sientan impulsadas a trabajar más, sacrificar horas de sueño y posponer el autocuidado en favor de aquello que, supuestamente, le hará alcanzar el éxito. Sin embargo, esta tendencia puede llevar a un desgaste significativo, tanto físico como emocional. De hecho, el psicólogo de Instituto Centta, Alfonso Méndez asegura que a menudo nos enfocamos tanto en nuestras metas y logros que olvidamos prestar atención a las señales del cuerpo. «Escuchar a nuestro cuerpo es fundamental para poder mantener un equilibrio saludable en la vida. Estas señales pueden incluir fatiga, estrés, ansiedad o, incluso, síntomas físicos como dolores y molestias. Reconocer y atender estas señales es esencial para nuestro bienestar general», señala.

Pero, ¿por qué es tan importante tener claras esas señales y diferenciar entre los tipos de estrés? Tal como destaca Méndez, el estrés es en realidad una respuesta natural y adaptativa del organismo ante situaciones de desafío o amenaza que nos lleva a hacer una valoración sobre cuáles son nuestros recursos personales para afrontarlo. Y lo que sucede es que si en ese momento no poseemos esos recursos para afrontar el desafío, se activa la respuesta de estrés. Pero cuando esta respuesta se convierte en crónica, los efectos pueden ser devastadores. «El estrés crónico afecta negativamente al sistema inmunológico, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y puede ser el precursor de trastornos emocionales como la depresión y la ansiedad», argumenta el psicólogo de Instituto Centta.

Además, el estrés prolongado puede conducirnos al denominado Síndrome de Burnout, caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y una disminución del sentido de logro personal. El psicólogo alerta de que «este síndrome es particularmente común en profesiones con alta demanda, pero puede afectar a cualquier persona que experimente un desequilibrio entre las demandas externas y la capacidad de nuestra mente y de nuestro cuerpo para manejarlas. Estos efectos pueden verse agravados por la falta de descanso, la alimentación deficiente y la ausencia de ejercicio físico regular».

Tenemos que aprender a escuchar a nuestro cuerpo porque tal y como decían nuestros abuelos, es sabio y nos dice lo que quiere. Por ello, añade Méndez: «El cuerpo humano tiene un lenguaje propio: comunica necesidades y alertas a través de síntomas físicos y emocionales. Dolor muscular, insomnio, fatiga crónica, cambios de humor y problemas digestivos son algunas de las formas en que el cuerpo indica que algo no está bien. Ignorar estas señales puede llevar a una acumulación de problemas que, eventualmente afectan la capacidad de alcanzar cualquier meta de manera efectiva. Sin embargo, es fácil caer en la trampa de pensar que el éxito se mide únicamente por nuestros logros, cuando el verdadero logro incluye el bienestar tanto emocional como físico»

La ciencia del bienestar sugiere que el autocuidado debe ser una prioridad. «Esto incluye una alimentación equilibrada, ejercicio regular, prácticas de mindfulness, y un sueño reparador. Por eso escuchar al cuerpo implica también reconocer los límites personales y no sucumbir a la presión de rendir constantemente al máximo», recuerda el psicólogo.

Decálogo para el bienestar emocional
1Define el éxito personal.
2Reconoce las señales de tu cuerpo
3Establece metas realistas
4Fija límites
5Celebra los pequeños logros
6Practica el autocuidado
7Incluye en tu vida la atención plena
8Cuida las rutinas de descanso y recuperación
9Haz actividad física regular
10Practica la alimentación consciente

Las pautas del psicólogo de Instituto Centta para comenzar a trabajar en nuestras rutinas diarias de una manera consciente para la búsqueda del bienestar físico y emocional son:

1. Define el éxito personal: reflexiona sobre lo que realmente significa el éxito para ti. Puede incluir la salud, las relaciones y el crecimiento personal, no solo los logros profesionales. Anótalos en un cuaderno y revísalos de vez en cuando para ver si va cambiando el significado del éxito en los diferentes ámbitos para ti.

2. Reconoce las señales del cuerpo: aprende a identificar cuándo tu cuerpo necesita descanso o atención. Esto puede ser tan simple como tomar un momento para respirar profundamente o hacer una pausa en tus actividades diarias.

3. Establece metas realistas: al fijar metas, asegúrate de que sean alcanzables y que no comprometan tu salud. Considera el tiempo que necesitas para descansar y recuperarte. Revisa las metas de vez en cuando y ve modificando el listón en función de tus necesidades. Observa cómo las metas pueden ir cambiando con el tiempo. Y, sobre todo, respeta tu decisión.

4. Fija límites: es importante establecer límites saludables en tu vida personal y profesional. No temas decir «no» a compromisos que puedan comprometer tu bienestar. Es crucial aprender a decir no. Esto permite mantener un equilibrio y llevar a cabo una gestión emocional adecuada de aquello que nos puede perjudicar, que previene el agotamiento y promueve un sentido de control sobre la propia vida.

5. Celebra los pequeños logros: no esperes a alcanzar grandes hitos para celebrar. Cada pequeño paso hacia el bienestar y el equilibrio cuenta. Es muy importante poder reforzarnos diariamente con las cosas que vamos consiguiendo. Las personas somos muy proclives a atender solo a lo negativo y dejamos pasar por alto las cosas buenas que nos pasan.

6. Practica el autocuidado: dedica tiempo a actividades que te hagan sentir bien como: meditar, hacer ejercicio, leer o disfrutar de una afición. El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad.

7. Incluye en tu vida la atención plena (Mindfulness): esta técnica ayuda a reconectar mente y cuerpo, fomentando una mayor conciencia de las sensaciones corporales y las emociones. Diversos estudios han demostrado que la práctica regular de mindfulness reduce el estrés y mejora la salud mental.

8. Cuida las rutinas de descanso y recuperación: el sueño de calidad y el descanso regular son esenciales para la regeneración física y mental. Se recomienda seguir una rutina de sueño constante y permitir pausas durante el día para recargar energías.

9. Actividad física regular: el ejercicio no solo mejora la condición física, sino que también es un poderoso modulador del estado de ánimo y una herramienta efectiva contra el estrés.

10. Alimentación consciente: una dieta equilibrada y rica en nutrientes es fundamental para mantener cuerpo y mente sanos. La alimentación consciente implica prestar atención a las necesidades nutricionales del cuerpo y evitar el consumo de alimentos procesados que pueden afectar la salud a largo plazo.

Fuente: abc.es

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