Cada día, millones de personas en todo el mundo reutilizan estos envases para evitar el desperdicio o simplemente por comodidad. Sin embargo, esta costumbre plantea sobre un posible impacto en la salud.
Reutilizar las botellas de plástico puede volverse un riesgo para la salud debido a factores que incluyen el desgaste del material, la acumulación de bacterias y los posibles químicos que liberan al estar en contacto con el agua.
Riesgos invisibles: ¿qué sucede con el plástico?
Cuando hablamos de botellas de plástico, el material más común es el tereftalato de polietileno (PET) que está diseñado para un solo uso. Aunque parecen resistentes, estas botellas se deterioran con el tiempo. Un estudio de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE. UU. sugiere que al reutilizarlas, los microplásticos pueden liberarse y contaminar el agua que bebemos. Además, las botellas se exponen a calor y luz solar, lo que puede acelerar la liberación de químicos como el bisfenol A (BPA) o los ftalatos, ambos conocidos por sus efectos adversos en la salud hormonal.
El BPA, en particular, ha sido objeto de numerosos estudios. Un informe de la Mayo Clinic detalla que este compuesto puede actuar como disruptor endocrino, afectando el sistema hormonal y, potencialmente, aumentando el riesgo de desarrollar problemas reproductivos, cáncer o enfermedades cardíacas.
Las aberturas y superficies internas de estas botellas son difíciles de limpiar adecuadamente, lo que permite que los microorganismos proliferen. Según una investigación publicada por Canadian Journal of Public Health, el lavado inadecuado de las botellas contribuye a la presencia de bacterias como Escherichia coli (E. coli), que puede causar infecciones estomacales y diarrea.
El riesgo aumenta en climas cálidos o cuando las botellas se dejan en ambientes cerrados, como autos o mochilas, donde la temperatura favorece el crecimiento bacteriano.
Alternativas más seguras
Afortunadamente, existen alternativas para quienes buscan reducir el impacto ambiental sin comprometer su salud. Una opción es el uso de botellas reutilizables hechas de materiales más seguros, como acero inoxidable o vidrio, ambos libres de BPA y otros químicos nocivos. Además, estas botellas son más fáciles de limpiar y no retienen olores ni sabores.
Según un informe de la American Chemical Society, las botellas de acero inoxidable ofrecen la ventaja de ser más duraderas y resistentes a las altas temperaturas, lo que permite un uso prolongado sin degradarse. Además, son una opción sostenible, ya que pueden reciclarse al final de su vida útil, reduciendo así el impacto ambiental.
Botellas de acero inoxidable: resistentes y seguras.
Botellas de vidrio: ideales para evitar la transferencia de químicos.
Reducción del impacto ambiental al usar materiales reciclables.
Además, es importante tener en cuenta que las botellas de plástico no solo representan un riesgo cuando las reutilizamos en casa. Según estudios de The World Health Organization (WHO), incluso el agua embotellada que compramos puede contener trazas de microplásticos. Aunque no está claro aún el impacto directo en la salud humana, es una preocupación creciente que lleva a cuestionar la seguridad a largo plazo de este material.
Fuente: TN