Cinco gestos que hacemos con la cara que aceleran el envejecimiento

NOTICIAS DE INTERÉS Maria González
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Nuestros hábitos mímicos tienen influencia a la hora de definir zonas localizadas de nuestro rostro en forma de pliegues, líneas de expresión y de descolgamiento. Todos envejecemos de manera individual y personalizada, y de ello depende una variedad de factores. Es una obviedad que nuestra edad cronológica -que es la que nos indica el número de años que vamos cumpliendo a medida que pasa la vida-, infiere sobre el envejecimiento de nuestras células en general, tanto de la piel, como de los músculos, de los huesos, y también de nuestros órganos.

Pero, tal como indica facialista y terapeuta Yvette Pons con más de 30 años de experiencia en el sector de la estética y la salud, nuestra edad biológica es la que define nuestros signos de envejecimiento sustentado por el funcionamiento fisiológico que adquirimos en el momento que nacemos, y que depende de nosotros que siga su curso, que mejore o que lo empeoremos.

 

Por otro lado, están los hábitos posturales que influyen positiva o negativamente en los cambios músculo esqueléticos de todo nuestro rostro y que por ejemplo: el estrés, tensiones diarias, nervios, entre otros factores, no ayudan a mejorar los hábitos posturales. Además, también condicionan en los cambios del tono de los tejidos modificándolos por híper o por hipotonía (por falta de tono o por exceso de tono).

«Los hábitos mímicos repetidos inconscientemente -porque no nos damos cuenta-, durante años, son los principales causantes de signos evidentes de modificaciones estéticas de nuestro rostro», dice. Al parecer, y según cuenta la especialista, son los que originan líneas, pliegues y descolgamientos localizados, y que un día aparecen y que muchas veces son difíciles de corregir, porque aunque realicemos tratamientos con máquinas, con masajes o hasta con rellenos de médico estéticos, si continuamos con nuestros gestos, se reflejarán en nuestra piel estos inestetismos que tanto nos desagradan, como por ejemplo: una marioneta, un surconasogeniano, nasogeniano, el entrecejo, las líneas de la frente, las del labio superior, o peribucales, una barbilla replegada o con agujeros, líneas en la comisura de la boca, etc. «Se originan por el uso excesivo y repetido diariamente de los músculos que acaban por hipertonificarse, acortándose, perdiendo su retorno y afectando a la caída de la piel que los recubre», señala.

Algunos ejemplos de gesticulaciones que afectan en el rostro son os siguientes, según la experta en el rostro:

1. Las personas que cuando hablan tensan mucho los músculos y mueven la cara y marcan todos los contornos faciales, en vez de hablar tranquilamente y relajadamente moviendo solo los labios, -que es lo que deberíamos de hacer-, es cuando se originan las líneas de la frente. Tal como expne Yvette, «estas líneas se originan de repetidamente alzar la musculatura superior de los ojos hacia arriba». Hay personas que cuando están delante del ordenador o hablando con otras personas tienden a tener las líneas de la frente tensas y el músculo ya ha adoptado esta forma, dado que está tenso, hipertonificado y, consecuentemente provoca la caída de la piel en forma de pliegue.

2. En el entrecejo pasa exactamente lo mismo, tenemos un músculo en esta zona que hace la función de abrir o cerrar el entrecejo cuando nos molesta la luz o el sol, pero hay personas que siempre tienen tensa esta zona y parece que estén enfadadas. Este pequeño músculo acaba hipertonificándose o hipertrofiándose y modifica su anatomía y se repliega. En consecuencia, estas líneas de la frente se acaban marcando y el tejido cae por encima. Yvette nos recomienda que intentemos relajarnos con pequeños masajes e intentemos ser consciente de los gestos que hacemos.

3. También hay personas que hipertensan mucha la borla del mentón, la arrugan mientras hablan y acaban marcando la línea del mentón. Hay que intentar no forzar al hablar y evitar arrugarlo.

4. Las líneas del labio superior siempre se han asociado con la gente fumadora, aunque hay personas que siempre están con el orbicular de la boca tensado, apretado hacia dentro. ¿El resultado? Las líneas del contorno del labio se ven cada vez más marcadas.

5. Otro ejemplo de gesticulación que provocan las líneas de expresión es cuando tragamos saliva, dado que marcamos rasgos de la cara. Lo ideal es aprender a tragar saliva con el cuello, solo con la tráquea. Lo mismo ocurre cuando comemos, hay personas que gesticulan mucho o mastican más de un lado que del otro y, consecuentemente marcaremos más las líneas del lado que comemos y si comemos de los dos, pero movemos mucho la cara, al final todos estos gestos se acaban reflejando en nuestro rostro.

Otros factores que envejecen
Además de los gestos que hacemos con el rostro, no dormir bien y consumir ciertos alimentos aceleran el envejecimiento también. No descansar adecuadamente conduce a un «aluvión» de malos hábitos que impacta en nuestra salud, también física. Para el especialista Enrique Pérez Luengo lo ideal sería dormir entre 10-11 horas en niños, 9 horas los adolescentes, 7-8 horas en adultos y a partir de los 60 años, el periodo se acorta, siendo normal periodos de sueño de 6-7 horas, aunque todo dependerá de cada persona.

En cuanto al tipo de nutrición que se lleva, frenan el envejecimiento alimentos tales como moras, arándanos, uvas, manzanas, cítricos, cebollas, soja, cacahuete, aceite de oliva virgen, té verde, té blanco y café, entre otros.

Fuente: abc

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