Qué son las fobias y cuál es su impacto sobre la salud

NOTICIAS DE INTERÉS Guillermo Lobo
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Gabriela Montes de Oca padece aerofobia, miedo extremo al avión. Hasta los 20, viajó en transporte aéreo sin problema alguno. De hecho, lo disfrutaba muchísimo, ya que su padre amaba los aviones y siempre le transmitió que era el transporte más seguro del mundo. “Si el avión se movía me encantaba, realmente lo disfrutaba”, contó.


Luego, tuvo una situación traumática (que nada tuvo que ver con los aviones) que le cambió la vida: “Desde ahí, empecé a tener mucha más noción de la finitud, es decir, miedo la muerte. Desde ese momento, el avión pasó a ser para mí una amenaza directa y segura de muerte. Sin ninguna duda, se iba a caer. Sentía una sensación de desolación, poca protección y soledad. Un día antes de embarcar, me encerraba angustiada pensando si subirme o no, lloraba mucho, antes y durante el vuelo”, reveló.

Como sus padres viven en España, Claudia viaja al menos una vez al año a visitarlos. Su fobia hacía que cada viaje fuera una agonía. La angustia invadía su cuerpo y su mente, hasta que un día dijo ´basta´ y se animó a buscar ayuda profesional.

El médico psiquiatra y psicoanalista Claudio Pla (M.N. 52.474) es desde entonces su terapeuta. Se especializa en la aerofobia y hasta desarrolló una app para que quienes la padecen puedan desde sus smartphones encontrar apoyo y acompañamiento durante los vuelos.

“La fobia está definida como un miedo irracional a un objeto o situación, que el sujeto vive como amenazante, lo que le genera ansiedad y estrés, con síntomas físicos (equivalentes a los del pánico como: taquicardia, falta de aire, problemas digestivos, aleteos de mariposas en el estómago, diarrea, vómitos, alteración de la presión arterial, mareos o desmayos) y mentales, como miedo a morir, a perder el control, a volverse loco, momentos de irrealidad (como que se está viviendo en una película)”, precisó.

En lo que respecta a la aerofobia, su especialidad hace 27 años, precisó: “Es una fobia específica al avión, pero que también incluye otras fobias porque, comúnmente, la persona puede tener miedo al encierro, a las alturas, vértigo, temor a las tormentas. En general, al miedo a volar (aerofobia) se suman experiencias traumáticas en un vuelo, concretamente haber volado con condiciones meteorológicas complicadas. Suele aparecer en determinados momentos de la vida, generalmente cuando la persona tiene hijos, atraviesa duelos, separaciones, estrés laboral o personal muy fuertes, es decir, todas situaciones que los vulnerabilizan”.

Según explicó, la aerofobia es una fobia más de la mediana edad, es decir, cuando la persona empieza a pensar más en la muerte. “A los 18 años, casi todos negamos que nos pueda pasar algo malo. En cambio, cuando nos acercamos los 40 -y frente a pérdidas como fallecimientos de padres o personas allegadas- comenzamos a pensar más en la muerte”, argumentó.

Entonces, ¿cuál es el tratamiento para superar esa fobia? “Mi método consiste en un enfoque múltiple que incluye información muy sistematizada sobre por qué el avión es seguro. Es una síntesis que logré hacer después de trabajar muchos años con pilotos experimentados. Esa información es terapéutica porque es como la psicoprofilaxis de un parto u operación. Es explicar qué pasa en el proceso del vuelo: las medidas de seguridad, el entrenamiento de los pilotos, el mantenimiento, las tormentas, el despegue y aterrizaje, todas las dudas mayoritarias que tienen los pasajeros”, señaló.

En ese sentido, explicó que otra de las bases del tratamiento son los ejercicios físicos de afrontamiento: respiración controlada, relajación progresiva, las visualizaciones, las técnicas que se pueden implementar como mindfulness, yoga, distractores, etcétera.

“Los fármacos también ayudan, aunque generalmente la gente toma mal los ansiolíticos. Estos deben ser prescriptos por un médico y deben ser ingeridos de manera ordenada. Los moduladores de ansiedad se usan en algunos casos para regular la serotonina. Otra herramienta que utilizo es el uso de la realidad virtual. Se trata de una plataforma que desarrollaron los catalanes que tiene como escenario el avión y se puede jugar, mediante el uso de un casco, a estar adentro de una aeronave. Sirve para explicar muchas cosas y vivenciar luego esa experiencia en el consultorio”.

Por último, el especialista señaló que el principal tratamiento de la aerofobia es el acompañamiento. “Desarrollé una app para celulares cuyo concepto es ´Te acompaño a volar´, para que la persona no se sienta sola y desamparada cuando deba viajar en avión. Lo que se activa al volar es el miedo a estar a diez mil metros de altura, sin la contención de la tierra, por lo que aparece el desamparo, la sensación de fragilidad y el desapego de la tierra (sinónimo de contención)”, especificó.

Qué es una fobia
El psicólogo y presidente de la Fundación Fobia Club, Gustavo Bustamante (M.N. 25.456), explicó que la fobia es uno de los más frecuentes trastornos de ansiedad que presenta el ser humano actual.

“Podemos decir que se trata de un temor irracional, desmedido y desproporcionado ante la presencia de objetos, animales y situaciones, como por ejemplo las cucarachas, ratas, arañas, víboras, perros, gatos, caballos o parte de ellos, (pelos, plumas etcétera), sustancias u objetos (sangre, líquidos sexuales) o situaciones como tormentas e inundaciones, entre otras. La presencia o el solo imaginarla provocan fuerte temor en quien la padece, por lo que la conducta más frecuente es escapar/huir de eso”, sostuvo.

Por qué se padece una fobia
Bustamante, también director de Instituto de Neurociencias Fobia Club y autor de varios libros de Trastornos de Ansiedad, explicó que las fobias obedecen a cuestiones de origen genético, vivencias traumáticas o aprendizajes sociales.

“La etiología puede ser variada. Algunas están ligadas al desarrollo de la humanidad y, a veces, a la genética, como por ejemplo en el miedo a los insectos. El vivir situaciones estresantes lleva a generar el terreno fértil para desarrollar una fobia, ya que se genera una mayor vulnerabilidad”, detalló.

Para el especialista, los primeros síntomas fóbicos aparecen en la niños, alrededor de los 8 años, y a otros las primeras crisis fóbicas les aparecen frente a situaciones traumáticas a lo largo de la vida.

Por su parte, el psicólogo Omar Alzugaray (M.N. 24.536), especialista en amaxofobia (miedo a conducir) y director de Animate a Manejar, explicó que existen diversas causas predisponentes para la adquisición de una fobia específica.

“Un origen habitual es el trauma. Por ejemplo, en muchos casos, el temor a volar se desarrolla luego de un mal vuelo, es decir, de una mala experiencia. Lo mismo sucede con el temor a manejar un vehículo, ya que puede desarrollarse luego de un serio accidente automovilístico. No obstante, muchas de las personas con miedo a manejar no han presentado experiencias traumáticas propias o de allegados como para afirmar que esta es la causa exclusiva. De hecho, es la menos frecuente”, precisó.

De acuerdo con su experiencia profesional, lo que puede desencadenar una fobia a conducir es, en muchos casos, un aprendizaje tardío, es decir, que no aprendieron desde pequeñas/os o adolescentes, sino que comenzaron a manejar después de los treinta años.

“Existe un denominador bastante común entre las personas con miedo a manejar que es la elevada autoexigencia, personas que necesitan que todo les salga perfecto para poder hacerlo. No se permiten cometer errores y en todo proceso de adquisición de confianza o de aprendizaje, los errores son importantes para seguir avanzando”, reveló.

Principales síntomas de las fobias
De acuerdo con los especialistas, los síntomas de las fobias se dividen en:

Síntomas físicos: sudoración, respiración anormal, aceleración del latido del corazón, temblores, escalofríos, dolor en el pecho, sequedad de boca, mareos, dolor de cabeza, etcétera.
Síntomas psicológicos: pensamientos distorsionados respecto a la situación o estímulo.
Síntomas conductuales: Evitaciones o huidas.

Las 10 fobias más comunes
Claustrofobia: miedo intenso a los lugares cerrados.
Amaxofobia (manejar autos): miedo a conducir. Alzugaray aclaró que no hay que confundirla con el respeto lógico que impone la circulación en la vía pública como conductor, sino que el tráfico se percibe como algo amenazante y la conducción genera niveles de estrés y ansiedad desproporcionados. El miedo a manejar se manifiesta con sensaciones corporales displacenteras como sudoración, temblores, taquicardia, etcétera, y a través de pensamientos negativos o catastróficos, como la sensación de no poder hacerlo o imaginando accidentes.
Aerofobia: miedo a volar en avión.
Tripanofobia: fobia a la extracción de sangre e inyecciones.
Cinofobia: miedo irracional a perros y gatos.
Entomofobia: miedo a los insectos como cucarachas y arañas.
Emetofobia: miedo a vomitar o a ver vomitar a otros.
Herpetofobia: miedo irracional hacia los reptiles y anfibios.
Ornitofobia: miedo muy intenso o pánico a las aves.
Acrofobia: Miedo a las alturas en general: subir una escalera, ir a un balcón, estar en un edificio, cruzar un puente alto, estar en una terraza, etcétera.
Según revelaron los especialistas, “el 73% de las consultas por fobias las realizan mujeres, mientras que el 27% restante corresponde a hombres”.

Las fobias más raras
Tripofobia (a veces llamada fobia al patrón repetitivo): es el miedo o repulsión generados al mirar o al estar cerca de figuras geométricas muy juntas, especialmente hoyos pequeños y rectángulos muy pequeños, como hojas cuadriculadas, panales de abejas, etcétera.
Fobia al viento.
Fobia a la lluvia.
Misofonia: fobia a observar a personas comer chicles o caramelos. También a escuchar ruidos de personas comiendo en el cine.
Fobia a los botones.
Fobia a los médicos y dentistas.
Fobias sexuales: rechazo a sus propios órganos genitales, a los olores sexuales, etcétera. Este tipo de fobia conlleva a trastornos graves de parejas, matrimonios no consumados y ausencia de interacción sexual.

Cómo se tratan las fobias
Considerando que los trastornos de ansiedad son cuadros complejos biopiscosociales, el tratamiento debería ser complejo, incluyendo todos estos componentes: terapia cognitivo comportamental y, en algunos casos, medicación.

“Hoy tenemos recursos de corto plazo como la D-Closerina que sabemos está siendo probada en diferentes estudios controlados, como también el uso controlado de las benzodiacepinas para el inicio del tratamiento. Luego, una vez que el paciente controló su reacción de ansiedad, debemos ir progresivamente retirándola”, precisó Bustamante, tras agregar que los grupos de acompañamiento también contribuyen a la recuperación, así como la exposición y la desensibilización sistemática son la base de la solución a este trastorno.

En tanto, para Alzugaray, la forma más conveniente de superar el miedo a muchas fobias es a través de la “exposición controlada y progresiva a lo que se teme, de la forma más real posible”.

   

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