Trastorno bipolar: cuáles son las señales para saber si se está en riesgo

SALUD Maia Casares
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El trastorno bipolar es una patología que se caracteriza por cambios en el estado de ánimo y la energía. Afecta seriamente la actividad cotidiana del paciente y es una de las principales causas de discapacidad en personas jóvenes, ya que aumenta la probabilidad de episodios accidentales debido a conductas peligrosas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia del trastorno bipolar es el 3% de la población mundial para ambos géneros. Además, es la sexta causa de discapacidad en el mundo.

Laura Podio (M.N. 66.722), licenciada en Arte y Psicóloga, fundadora y directora de PSIDEAR, explicó: “Son patologías que se manifiestan por cambios importantes en el humor o estado de ánimo, y que ´colorean´ la vida psíquica del paciente. Puede agravarse con algunas dolencias físicas y con el consumo de sustancias”.

Según ella, la persona bipolar sufre una fluctuación del estado de ánimo, pasando de la tristeza a la felicidad, a veces en cortos períodos de tiempo. “Ahora bien, para comprenderlo en totalidad tendríamos que pensar en esos dos polos opuestos como un continuo, es decir, que no todas las personas afectadas por este trastorno alternan entre la depresión profunda y la manía, sino que puede haber diferentes grados en la fluctuación”, señaló

Hay tipificados varios subtipos, pero los más comunes son el 1 y el 2. “Es importante que se realice un buen diagnóstico para poder tener un correcto y adecuado tratamiento. El diagnóstico debe ser hecho siempre por un profesional de la salud que tenga la capacidad de ver el cuadro de situación completo”, remarcó.

Trastorno bipolar: ¿autodiagnóstico errado?
Por su parte, el psicólogo y psicoanalista Daniel Fernández (M.N.: 41.671), explicó que más de una vez algún paciente se acerca a un consultorio psicológico con la creencia de que padece un trastorno bipolar. ¿En qué se basa esa persona para dicho autodiagnóstico? Según él, en “creencias populares equivocadas”.

“Generalmente estos pacientes fundamentan su autodiagnóstico argumentando que a veces están bajoneados y que otras veces se sienten mejor, pero esto no es más que labilidad emocional, que bien puede ser padecida por cualquier persona y cuyas causas dependerán de la historia y circunstancias especiales que esté atravesando”, precisó.

Sin embargo, sostuvo que hablar de un trastorno bipolar es algo mucho más complejo y requiere de un diagnóstico preciso que únicamente pueden establecer los profesionales de la salud mental (psicólogos/psiquiatras). Y advirtió: “Difícilmente quien en verdad padece de un trastorno bipolar pueda realmente advertirlo por sí mismo debido a la complejidad del caso”.

¿Qué es en realidad un trastorno bipolar?
“Es un trastorno que se caracteriza por altibajos emocionales muy marcados, que llevan a quien lo padece a transitar una depresión sin causa aparente y que, sin previo aviso y sin otra causa que lo justifique, los lleva de repente al extremo opuesto que implica una fase maníaca”, señaló.

Según detalló, la fase depresiva se caracteriza por un bajón emocional profundo, por la apatía y el desgano, y por pensamientos angustiantes diversos. “En la mayoría de los trastornos bipolares, esta suele ser la fase que mayormente predomina. La fase maníaca, en cambio (generalmente de menor duración) se caracteriza por euforia, y en esta fase, quien la padece, es capaz de tomar decisiones impulsivas o tener pérdida de noción de la realidad. En ocasiones, entre una fase depresiva y una fase maníaca, puede transcurrir un período de normalidad, pero no siempre”, remarcó.

En ese sentido, Fernández aclaró que cuando hablamos de un trastorno bipolar en realidad estamos hablando de una “psicosis maniacodepresiva”, por lo tanto, se trata de un “cuadro clínico grave, que siempre debe ser abordado interdisciplinariamente, es decir desde la psicoterapia y desde la psiquiatría”.

“No es posible tratar a dichos pacientes desde un consultorio psicológico, a menos que la psicoterapia sea sostenida por el tratamiento psicofarmacológico adecuado y recetado por un psiquiatra. Muchas veces, pacientes con esta patología acuden a un médico clínico quien, por no ser especialista en salud mental, receta un antidepresivo. Esto es extremadamente grave”, alertó.

Otro de los puntos que advirtió el especialista es que el índice de suicidios en pacientes bipolares es elevado, pero “no se suicidan en la fase depresiva sino en la maníaca”. Es por eso, explicó, que recetar un antidepresivo a estos pacientes sería inducirlos a hacer un “switch maníaco” y aumentar las posibilidades de que se puedan quitar la vida.

Sobre lo anterior, recomendó: “En algunos casos, es incluso conveniente mantenerlos momentáneamente en una fase depresiva. Por esto es fundamental que, ante la creencia de un médico clínico de que quien le consulta está cursando una depresión, es fundamental que derive a ese paciente a un psiquiatra para que haga un diagnóstico certero y dé la medicación en verdad conveniente en estos casos”.

Trastorno bipolar: sintomatología y tratamiento
Podio coincidió con Fernández en que los cuadros de trastorno bipolar pueden generar confusión y errores de diagnóstico, sobre todo debido a que, en algunos casos, los episodios maníacos (que son los determinantes de llamar al trastorno bipolar) pueden presentarse distanciados en meses e incluso años, por lo que tanto el paciente como sus familiares pueden tomarlo como episodios separados sin ninguna relación entre ellos.

Según la psicóloga, los tratamientos más comunes son:

Farmacológico: con estabilizadores del estado de ánimo como el litio, antipsicóticos, antidepresivos, etcétera.
Psicoterapia y psicoeducación: ayuda a aprender a reconocer y controlar los síntomas, así como aquellos comportamientos que supongan un problema. Esto también puede contribuir a entender el trastorno y encontrar signos tempranos por parte de los familiares del paciente.
Tipos de trastornos: síntomas frecuentes
En los extremos de esos polos, encontramos: la depresión mayor y el episodio maníaco, pero también existen muchas combinaciones que tiene que evaluar el profesional especialista.

Depresión mayor
Podio explicó que “en el polo de la depresión mayor vemos un trastorno en el que el paciente siente algunos o varios de los siguientes síntomas, los cuales deben estar presentes diariamente o la mayor parte del día, o casi diariamente, al menos por dos semanas y no debe aparecer dentro de los dos meses de un duelo”:

Típicamente el estado de ánimo del paciente es deprimido, irritable y/o ansioso.
Puede presentar ceño fruncido, postura alicaída, dificultad para sonreír, incluso de manera social. Evita el contacto visual y se comunica con monosílabos o muy poco.
Se agrega sentimiento de culpa, autorreproche, autodenigración, fallas en la concentración, indecisión, poco interés en las actividades habituales, desesperanza y pensamientos recurrentes de muerte y suicidio.
Son frecuentes las alteraciones del sueño (por mucho o por poco) y las alteraciones de apetito (también por poco o por mucho).
El diagnóstico se basa en los signos (lo que el profesional puede observar) y síntomas (lo que el paciente relata). Puede suceder que el paciente no quiera colaborar para hacer pruebas diagnósticas o manifiesten no necesitar tratamiento.
La mayoría de los pacientes con depresión pueden tratarse de manera ambulatoria, las depresiones más leves pueden tratarse con psicoterapia, las moderadas o graves se tratan con fármacos, psicoterapia y psicoeducación.

Es importante tomar muy seriamente cualquier comunicación del paciente sobre posibles ideas, planes o actos suicidas. Todo se trata con delicadeza y tacto.

Episodio maníaco
El paciente tiene un estado de ánimo muy elevado o irritable. Aumenta la actividad y dirige la energía a objetivos determinados. Esta característica debe durar un mínimo de siete días, la mayor parte del día.

Presenta autoestima elevada (sentimientos de grandeza), reduce drásticamente el tiempo de sueño, verborragia (habla más de lo normal), fuga de ideas (cambios bruscos de tema con pérdida de coherencia en el discurso) y facilidad para distraerse.
También se suma un aumento de la actividad y la participación en actividades que lo ponen en riesgo o que tienen consecuencias negativas para su persona.
El pensamiento y la acción son expansivos y pueden progresar hacia una franca grandiosidad delirante, por ejemplo, una falsa convicción de salud personal, poder, inventiva y genio o a la transitoria asunción de una identidad grandiosa.
Algunos pacientes creen que son asistidos por seres o agentes exteriores. A veces hay alucinaciones auditivas y visuales. La necesidad de dormir disminuye.
Se involucra de forma incansable, excesiva e impulsiva en actividades diversas.
Estos síntomas son graves y causan alteración en la vida y desempeño diario del paciente, pudiendo demandar hospitalización para tratarlo.

Trastorno bipolar I
“Alternan los episodios maníacos floridos (con gran caudal de síntomas) con los de depresión mayor. El trastorno suele comenzar con depresión y se caracteriza por la presencia como mínimo de un período maníaco o de excitación a lo largo de la evolución. La fase maníaca puede seguir inmediatamente o puede estar separada por meses o años”, sostuvo Podio.

Trastorno bipolar II
La especialista explicó que los episodios depresivos alternan con fases de hipomanía. Frecuentemente termina el día deprimido y luego se despierta temprano en estado hipomaníaco. Pueden darse recaídas estacionales, por ejemplo en otoño o invierno.

“Durante las fases depresivas hay insomnio y pocas ganas de comer. Muchos pacientes experimentan una elevación placentera de su estado de ánimo, generalmente al final de una depresión, pero no informan de ello hasta que se les pregunta concretamente sobre el asunto”, añadió.

Trastorno bipolar III
Por último, explicó que se trata de pacientes con episodios depresivos mayores y con antecedentes familiares de trastorno bipolar.

Fuente: TN

   

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