Menstruación sostenible: cuatro métodos que cuidan el medio ambiente y ahorran dinero cuando tienes la regla

La copa menstrual, compresas de tela, ropa interior menstrual o esponjas marinas son alternativas para desterrar el uso de compresas y tampones

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Redacción Redacción
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Es manida la idea de que la menstruación continúa siendo un tabú, pero por ello no deja de ser verdad. Desde esconder un tampón en clase, o en la oficina, como si se tratara de algo prohibido para ir al baño, a fingir que una se encuentra bien un terrible día de regla en el que lo único que apetece es tumbarse en la cama y descansar, todo lo que rodea al periodo se trata con pudor e incluso secretismo. Dentro de esa falta de conversación sobre la menstruación hay un factor muy importante que no se tiene en cuenta: hablamos de una circunstancia que afecta de manera regular una vez al mes a más de la mitad de la población y que genera millones de residuos difícilmente reciclables.

La menstruación es, entonces, una semana de cada mes en el que se generan más residuos individuales de lo normal. Los productos de higiene femenina de un solo uso, como compresas, tampones o salvasplis, suponen una gran suma al resto de residuos difícilmente reciclables. «Una mujer menstrua aproximadamente unos cuarenta años de su vida, lo que significa que puede llegar a utilizar entre 6.000 y 9.000 (incluso mas) compresas y tampones desechables durante sus años fértiles», indica María Negro, activista, divulgadora sobre la sostenibilidad y autora de 'Cambia el mundo: 10 pasos hacia una vida sostenible' (Zenith). Por ello, cada vez se trabaja más en encontrar alternativas reutilizables para poder alcanzar aquello que se denomina 'menstruación sostenible'.

Para conseguirlo, explica Janire Mañes, divulgadora de educación menstrual, sexualidad y 'menstruación sostenible', que la menstruación no solo debe ser sostenible con el medio ambiente, sino también con el propio cuerpo. Ya que el ciclo menstrual afecta en todas las esferas de una vida, explica la divulgadora que, para alcanzar esa sostenibilidad interior, se debe hacer un trabajo de autoconocimiento en el que atender a qué ocurre en el cuerpo en cada fase, para poder respetar los momentos de actividad y descanso y aprender así a llevar un ritmo propio.

Para conseguir reducir el impacto en el planeta durante los días de la menstruación, cada vez hay más alternativas que reducen la utilización de productos de un solo uso. «Desde practicar el sangrado libre hasta la copa menstrual, pasando por compresas de tela de algodón orgánico reutilizables, bragas menstruales o esponjas menstruales», explica Janire Mañes.

La copa menstrual está cada vez más extendida. Ya se encuentra en todas las farmacias, e incluso en los grandes supermercados. Hablamos de un recipiente de silicona médica 100% hipoalergénica que respeta el ph vaginal. Esto ocurre, explica la divulgadora, porque el sangrado se recoge en lugar de absorberse, por lo que no hay problemas de irritación, hongos y alergias. «Esta opción es ecológica y barata: ahorras un montón de dinero y de residuos al planeta ya que puede durar hasta 10 años», apunta.

Las compresas de tela y bombachas menstruales son opciones que de primeras muchas personas ven con distancia, pero no solo son útiles sino que también cómodas. Aunque en un principio estás alternativas fueron impulsadas por empresas pequeñas, es cada vez mayor la oferta. La propia Janire Mañes habla desde la experiencia de vender compresas de tela en su tienda, ILen. Explica que las hay de todos los tamaños, para cada momento del ciclo, y pueden durar hasta 4 años, así como una vez acabada su vida útil se pueden compostar. Lo mismo ocurre con la ropa interior menstrual. Comenta Marta Higuera, de la marca de ropa interior DIM Intimates, que estas opciones cuentan con sistemas que evitan humedades, tiene una absorbencia máxima y un tejido que evita olores.

«Las esponjas mentruales son la opción menos conocida. Crecen en los fondos marinos de la costa mediterránea. Son muy absorbentes y antibacterianas y su vida útil es de un año», cuenta Janire Mañes.

¿Cómo lavar los productos menstruales de tela?
Janire Mañes deja consejos para lavar compresas de tela y ropa interior menstrual:

- Dejar en remojo en agua fría durante dos o tres horas y después lavarlas a mano o a máquina con el resto de la colada.

- Máximo a 30 grados y evitar el uso de detergentes fuertes, lejías o suavizantes, que además de afectar a los tejidos técnicos pueden generarnos irritación si no se aclaran bien.

- Secar al aire libre siempre que se pueda, el sol es el mejor desinfectante y blanqueante natural.

-Para ayudar a sacar las manchas es usar un poquito de agua oxigenada o perborato sódico, sin abusar.
 

Más allá de la reducción del impacto en el medio ambiente, estas opciones alternativas tienen varias ventajas. Comenta Janire Mañes que los productos de higiene tradicional están compuestos en su mayoría por materiales como viscosa, rayón o dioxinas. Muchos de estos materiales, comenta, son derivados de plásticos que en contacto con la mucosa generan problemas a corto plazo, como picores, irritación, sequedad vaginal, alergias o infecciones por hongos o bacterias. «Hay otros riesgos asociados al uso continuado de ellos, por ejemplo el caso de los tampones con el síndrome de shock tóxico», añade. Además, el uso de estos productos supone un ahorro de dinero. «Aunque a priori supongan un desembolso mayor, son productos que compraremos una vez y reutilizaremos durante varios años», dice la divulgadora.

Una de las mayores desventajas de los productos de un solo uso es que no se pueden reciclar, comenta María Negro, porque son objetos muy pequeños que tienen varios materiales. «En caso de que se utilizen compresas o tampones desechables nunca debemos tirarlos por el wc, sino al cubo de restos, es decir, el naranja. «En el blog 'Vivir sin plástico' explican que aunque se desechen correctamente, estos productos acaban en vertederos donde la falta de oxígeno hace que puedan tardar siglos en degradarse porque están hechos de fibras muy densas», comenta la activista y divulgadora. Es por ello que ya no solo vertederos, sino espacios naturales como las playas, están llenos de aplicadores de plásticos y tampones desechables. «Está en nuestra mano cambiar esta realidad y vivir una menstruación más sostenible y respetuosa con nuestro cuerpo y con el planeta», resume.

Además del cuidado del medio ambiente, practicar esta 'regla sostenible', es decir, seguir más de cerca el ciclo, o preocuparse de tener los productos preparados en el momento que llega el periodo, hace que se ponga el foco en la atención sobre el cuerpo, sus sensaciones y, en general el bienestar personal. «Nuestro ciclo menstrual es nuestro termómetro. Nos brinda muchísima información si observamos os cambios que experimentamos a nivel físico, mental y emocional», asegura Janire Mañes. Así, prestar más atención a nuestro cuerpo, a través de qué productos utilizamos, y analizar las sensaciones físicas y emocionales que tenemos, ayuda a, si se producen cambios o malestares, reconocerlos rápidamente para buscar soluciones.

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