


Diabetes en la Argentina, la epidemia silenciosa que los medicamentos no resuelven del todo
ALIMENTACIÓN Y SALUD Rosario CALVO
Durante años se habló de la diabetes como si se tratara de una única entidad clínica. Hoy, al igual que ocurre con el cáncer, se comprende que se trata de un conjunto de enfermedades diferentes que comparten una característica común: la hiperglucemia, es decir, el exceso de glucosa en sangre. Bajo ese nombre, se agrupan condiciones diversas, con causas y mecanismos distintos, pero un mismo desenlace metabólico.


Actualmente, se identifican tres tipos principales de diabetes:
Diabetes tipo 1: de origen autoinmune. El sistema inmunológico destruye las células beta del páncreas que producen insulina. Requiere tratamiento con insulina desde el diagnóstico y representa aproximadamente el 10% de los casos.
Diabetes tipo 2: es la más frecuente y está asociada a factores como el sobrepeso, la obesidad, el sedentarismo y la predisposición genética. El cuerpo continúa produciendo insulina, pero las células dejan de responder adecuadamente a la hormona. Representa el 90% de los casos y su tratamiento suele combinar cambios de estilo de vida con medicación.
Diabetes gestacional: aparece durante el embarazo, habitualmente en el segundo o tercer trimestre. Si bien suele remitir luego del parto, incrementa el riesgo futuro de desarrollar diabetes tipo 2 en la madre y en el niño.
Estas enfermedades son crónicas y requieren un manejo continuo. Aunque los avances terapéuticos han permitido un mejor control de la glucemia, la estrategia médica centrada exclusivamente en la medicación puede resultar insuficiente.
Más medicamentos, menos prevención
Un reciente estudio advierte sobre un fenómeno global: la confianza creciente en los fármacos como respuesta casi exclusiva a una enfermedad que, en muchos casos, es prevenible. Aunque los medicamentos de última generación, como los agonistas del GLP-1, han demostrado eficacia tanto en el control de la glucosa como en la pérdida de peso, no abordan las causas estructurales del problema.
Como alternativa, nuevas investigaciones clínicas están explorando abordajes integrales. Un estudio aleatorio con 100 pacientes con diabetes tipo 2 —todos con índice de masa corporal superior a 27 e indicadores de glucemia alterados— comparó la atención estándar con una estrategia innovadora: la Fasting Mimicking Diet (FMD), una dieta que simula el ayuno durante cinco días al mes sin eliminar del todo los nutrientes. Esta intervención fue realizada a cabo por L-Nutra Health y combinó los ciclos de FMD con el tratamiento habitual.
Los resultados fueron significativos:
Reducción de medicación: 56% de los pacientes que siguieron la FMD logró reducir o suspender su medicación, frente al 10% del grupo control.
Mejor manejo glucémico: más de la mitad mejoró su HbA1c o disminuyó el uso de medicamentos, en comparación con solo el 8% del grupo con atención estándar.
Mejora en la sensibilidad a la insulina: el cuerpo respondió mejor a la insulina endógena, lo que se tradujo en un control más eficaz de la glucosa.
Beneficios antropométricos: los pacientes perdieron peso, redujeron su IMC, su circunferencia abdominal y el porcentaje de grasa corporal, sin comprometer la masa muscular.
Estos resultados refuerzan la necesidad de incorporar enfoques alimentarios basados en evidencia al manejo integral de la diabetes, sin reemplazar, pero sí complementando la terapéutica farmacológica.
Diabetes: el panorama argentino
En nuestro país, la situación es preocupante:
Prevalencia nacional: 12,7% de la población vive con diabetes, según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2019) y datos de la OMS.
Número estimado de personas con diabetes: más de 4,5 millones.
Proporción de diabetes tipo 1: alrededor de 450.000 personas, según estimaciones de la Asociación CUI.D.AR.
Falta de registros específicos: aún no hay un sistema nacional unificado que distingue entre los distintos tipos de diabetes.
El país forma parte de la región SACA (Sudamérica Central) de la Federación Internacional de Diabetes, una de las zonas del mundo donde más crece esta enfermedad. A pesar de los avances terapéuticos y la disponibilidad de nuevos medicamentos, los indicadores siguen en aumento.
Actuar antes de que aparezca
Para frenar esta tendencia, es fundamental adoptar una estrategia que vaya más allá de la prescripción. La prevención debe ser el eje con políticas públicas orientadas a la alimentación saludable, la actividad física regular, la detección precoz y el acceso igualitario a tratamientos efectivos.
La experiencia reciente demuestra que hay alternativas complementarias a la medicación que pueden ser seguras y eficaces. La educación en salud, el acompañamiento sostenido y la innovación nutricional deben formar parte del nuevo paradigma. La diabetes no siempre se puede evitar, pero sí se puede anticipar y controlar de forma más completa cuando se entiende como un fenómeno social, ambiental y médico a la vez.
Fuente: TN

