Por qué las semillas de lino son tan recomendadas por los expertos

NUTRICIÓN Rosario CALVO
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Las semillas de lino, pequeñas en tamaño, pero grandes en beneficios, han ganado una merecida reputación como uno de los alimentos más poderosos para la salud. A pesar de su modesto tamaño, estas semillas se destacan por su impresionante perfil nutricional, lo que las convierte en un verdadero superalimento.

Su combinación única de fibra, ácidos grasos omega-3, lignanos antioxidantes, y minerales esenciales como el magnesio y el hierro, las hace una excelente opción para quienes buscan mejorar su bienestar general. Incorporarlas en la dieta no solo aporta nutrientes vitales, sino que también ayuda a prevenir o controlar una serie de enfermedades crónicas que afectan a millones de personas en todo el mundo.

Propiedades nutricionales de las semillas de lino

Las semillas de lino son especialmente conocidas por su alto contenido en fibra, que ayuda a mejorar el tránsito intestinal y facilita la eliminación de toxinas del organismo. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, una dieta rica en fibra puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre.

Además, estas semillas son una de las mejores fuentes vegetales de ácidos grasos omega-3, particularmente el ácido alfalinolénico (ALA), que ha sido ampliamente investigado por sus efectos beneficiosos en la reducción de la inflamación y el mantenimiento de niveles saludables de colesterol.

En términos de antioxidantes, el lino destaca por su alto contenido en lignanos, compuestos que no solo ayudan a mejorar la digestión, sino que también tienen propiedades anticancerígenas. Los lignanos, como el secoisolariciresinol, son convertidos por la microbiota intestinal en enterolactona, un compuesto que, según estudios publicados en el American Journal of Clinical Nutrition, podría jugar un papel preventivo en el cáncer de mama y próstata.

Beneficios para la salud
Los beneficios de las semillas de lino van más allá de sus propiedades nutricionales. Su consumo regular está relacionado con la protección cardiovascular gracias a los efectos antiinflamatorios de los omega-3. Investigaciones científicas han demostrado que el consumo de semillas de lino puede reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas.

Un estudio clínico publicado en el Journal of the American College of Nutrition indica que la linaza puede reducir el colesterol total entre un 6% y un 13%, así como los niveles de colesterol LDL entre un 9% y un 18%.

La reducción de la inflamación es otro de los efectos destacados de las semillas de lino, lo cual se ha comprobado en varios estudios. Un artículo en el Journal of Nutritional Biochemistry muestra que los ácidos grasos omega-3 presentes en las semillas de lino reducen significativamente los niveles de proteína C reactiva, un marcador de inflamación en el cuerpo. Este efecto antiinflamatorio es beneficioso para personas con enfermedades autoinmunes como la artritis o la psoriasis.

Por otra parte, los lignanos también tienen un papel crucial en la prevención de ciertos tipos de cáncer, especialmente los relacionados con hormonas como el cáncer de mama y próstata. De acuerdo con una investigación publicada en el Journal of Clinical Oncology, los lignanos presentes en las semillas de lino actúan sobre los estrógenos, regulando su actividad y ayudando a prevenir el desarrollo de cánceres hormonodependientes.

Aplicaciones terapéuticas
Además de sus efectos preventivos, las semillas de lino también tienen aplicaciones terapéuticas históricas y actuales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de semillas de lino puede ser útil para aliviar trastornos digestivos como el estreñimiento, ya que sus mucílagos tienen un efecto laxante natural. Asimismo, el aceite de lino, reconocido por sus propiedades calmantes y cicatrizantes, ha sido tradicionalmente utilizado en el tratamiento de quemaduras y heridas.

Sin embargo, se recomienda precaución durante el embarazo, puesto que algunas investigaciones en animales sugieren que el consumo excesivo de semillas de lino podría interferir con el equilibrio hormonal. A pesar de que no hay evidencia concluyente en humanos, expertos como el Dr. R. K. Yadav, de la Universidad de Delhi, proponen moderación en su consumo durante la gestación.

Incorporación en la dieta
Incorporar las semillas de lino en la dieta es fácil y accesible. Los expertos recomiendan consumir entre 10 y 15 g diarios, lo que equivale a aproximadamente dos cucharadas soperas. Este consumo puede lograrse añadiendo las semillas a batidos, yogures, ensaladas o panes, siempre triturándolas previamente para asegurar su correcta absorción. Investigaciones realizadas por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) han mostrado que la molienda de las semillas de lino mejora la biodisponibilidad de sus nutrientes, especialmente los omega-3 y los lignanos.

En cuanto al aceite de lino, debe ser consumido con precaución, ya que es muy sensible al calor y puede perder sus propiedades si se somete a altas temperaturas. Es recomendable usarlo en frío, por ejemplo, en aderezos para ensaladas, o almacenarlo en la nevera para prolongar su vida útil.

Fuente: Infobae

     

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