Cómo identificar la deficiencia de hierro en el organismo

NUTRICIÓN Gina NAVARRO
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Es probable que alguna vez se haya experimentado un cansancio extremo, debilidad o dolores de cabeza sin explicación aparente. Si bien estos síntomas pueden deberse a varias causas, existe la posibilidad de que estén relacionados con un problema muy común pero a menudo infravalorado: la deficiencia de hierro.

Este mineral, esencial para el correcto funcionamiento del organismo, juega un papel fundamental en la producción de hemoglobina, la proteína encargada de transportar el oxígeno en la sangre. Cuando los niveles de hierro son insuficientes, el cuerpo no puede funcionar de manera óptima.

De acuerdo con un reciente estudio publicado en 2024, alrededor del 29% de los adultos en Estados Unidos sufren de deficiencia de hierro, ya sea en su forma absoluta o funcional. Esto significa que más de una cuarta parte de la población podría estar experimentando síntomas relacionados con esta condición, a menudo sin ser conscientes de ello. Tanto hombres como mujeres pueden verse afectados, aunque ciertos grupos tienen un mayor riesgo debido a factores biológicos, como el ciclo menstrual en mujeres jóvenes o el embarazo.

Reconocer los síntomas de la deficiencia de hierro es crucial para iniciar un tratamiento adecuado y evitar complicaciones a largo plazo, como la anemia. A continuación, se exploran en detalle cuáles son los signos a los que se debe prestar especial atención y cómo asegurarse de que el cuerpo reciba la cantidad adecuada de hierro.

Síntomas comunes de la deficiencia de hierro

Identificar una posible deficiencia de hierro no siempre es fácil, ya que los síntomas pueden confundirse con otras afecciones comunes. Sin embargo, existen algunas señales claras que pueden indicar que los niveles de hierro en el cuerpo están por debajo de lo necesario. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes:

Fatiga y debilidad extrema: Uno de los síntomas más comunes y tempranos de la deficiencia de hierro es sentir un cansancio abrumador, incluso después de haber descansado adecuadamente. Esto se debe a que la falta de hierro afecta la producción de hemoglobina, lo que disminuye la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno a los tejidos, provocando una sensación de agotamiento constante y debilidad muscular.

Dolor de pecho, taquicardia y dificultad para respirar: La deficiencia de hierro puede afectar la función cardíaca, ya que el corazón necesita trabajar más para suministrar oxígeno al cuerpo. Esto puede manifestarse como palpitaciones rápidas, dolor de pecho y dificultad para respirar, especialmente al realizar actividades físicas.

Dolores de cabeza, mareos y vértigo: Cuando los niveles de hierro son bajos, incluso el cerebro puede verse afectado por la falta de oxígeno. Esto puede dar lugar a síntomas neurológicos como dolores de cabeza, migrañas, mareos y episodios de vértigo, que pueden aparecer de forma inesperada.

Manos y pies fríos: Si constantemente se tiene las extremidades frías, podría ser un indicio de deficiencia de hierro. La insuficiencia de este mineral impide que la sangre distribuya de forma eficaz el oxígeno a lo largo del cuerpo, causando una sensación de frío en las manos y los pies.

Pérdida de apetito: Aunque las razones no son del todo claras, algunos estudios sugieren que una deficiencia de hierro puede causar una disminución del apetito. Esto puede ser especialmente común en niños y personas mayores, quienes pueden perder interés en la comida sin una causa aparente.

Causas y factores de riesgo de la deficiencia de hierro
Hay diversas razones por las que una persona puede desarrollar una deficiencia de hierro. Entre las causas más comunes se encuentran:

Pérdida de sangre: La sangre contiene hierro, por lo que perder grandes cantidades puede llevar a una disminución de este mineral. Esto puede ocurrir por diferentes motivos, como menstruaciones abundantes, heridas, donaciones frecuentes de sangre, cirugías o condiciones médicas que causen sangrado interno.
Dificultad para absorber el hierro: Algunas afecciones gastrointestinales, como la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn o ciertas cirugías bariátricas, pueden afectar la capacidad del cuerpo para absorber adecuadamente el hierro de los alimentos.

Insuficiente ingesta dietética: La dieta juega un papel clave en los niveles de hierro. Las personas que no consumen alimentos ricos en hierro, como carnes rojas, vegetales de hojas verdes, legumbres o frutos secos, pueden ser más propensas a desarrollar una deficiencia, especialmente si no buscan fuentes alternativas de hierro.
Aumento de las necesidades de hierro: Etapas de crecimiento rápido, embarazo y lactancia son periodos en los que el cuerpo requiere más hierro. Si no se satisface esta demanda adicional, es probable que se desarrolle una deficiencia.

¿Quiénes son más propensos a sufrir deficiencia de hierro?
No todos tienen el mismo riesgo de sufrir deficiencia de hierro. Existen ciertos grupos de personas que tienen más probabilidades de experimentar esta condición debido a factores biológicos, de estilo de vida o de salud:

Mujeres en edad fértil: Debido a la pérdida de sangre durante la menstruación, las mujeres entre 18 y 50 años presentan un riesgo mayor de deficiencia de hierro. Las mujeres embarazadas también requieren niveles más altos de este mineral para apoyar el desarrollo del feto.

Niños y adolescentes en crecimiento: Los periodos de crecimiento rápido pueden aumentar la demanda de hierro, por lo que es importante que los niños y adolescentes mantengan una dieta equilibrada que incluya fuentes de este mineral.

Personas con dietas vegetarianas o veganas: Aquellos que evitan consumir carne y productos de origen animal pueden ser más susceptibles a la deficiencia de hierro si no consumen suficientes fuentes vegetales de este mineral o no buscan la forma de potenciar su absorción.

Personas con enfermedades crónicas: Enfermedades como la insuficiencia cardíaca, la enfermedad renal crónica y trastornos gastrointestinales pueden aumentar el riesgo de desarrollar deficiencia de hierro.

Cómo asegurarse de obtener suficiente hierro
Ante la sospecha de que se podría tener deficiencia de hierro, es fundamental consultar con un profesional de la salud para que realice un examen de sangre y determine los niveles. Además, existen varias formas de aumentar la ingesta de hierro y mejorar su absorción:

Consumo de alimentos ricos en hierro: Incluir alimentos como carnes rojas, aves, mariscos, legumbres, frutos secos, vegetales de hojas verdes y cereales fortificados puede ayudar a mantener niveles óptimos de hierro.
Mejorar la absorción combinando alimentos: Consumir alimentos ricos en hierro junto con aquellos altos en vitamina C, como cítricos, fresas o pimientos, puede potenciar la absorción del hierro.
Cocina en utensilios de hierro fundido: Cocinar en sartenes de hierro fundido puede ayudar a incrementar la cantidad de hierro en los alimentos.
Suplementos de hierro: En algunos casos, un suplemento de hierro puede ser necesario, pero siempre debe tomarse bajo supervisión médica, ya que el exceso de hierro también puede ser perjudicial para la salud.
 

Fuente: Infobae

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