Bayas de goji: el alimento milenario conocido como “el fruto de la eterna juventud”

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Pilar PARDO
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Apodada “la fruta de la eterna juventud”, las bayas de goji son un hit entre los alimentos nutritivos y saludables. Se trata de un pequeño fruto rojo deshidratado, similar a las pasas de uva y de sabor dulce que es conocido por fortalecer el sistema inmune y prevenir el envejecimiento de las células del organismo. Por estas razones, en los últimos años su consumo se volvió viral entre los adeptos de un estilo de vida consciente.

Alimento milenario, es originario de China donde se lo utilizaba con fines medicinales para mejorar la longevidad y tratar los problemas respiratorios y cardiovasculares.

En occidente desembarcó en el siglo XIX y su popularidad ha ido en aumento debido a sus múltiples beneficios estéticos y físicos. El hashtag #bayasdegoji reúne 217,1 millones de visualizaciones en la plataforma de videos Tik Tok. Allí, se pueden ver a usuarios alrededor del mundo que se filman mientras degustan este producto y enumeran sus infinitas virtudes.

Considerado un súperalimento, desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, revelan que las bayas de goji cobraron especial relevancia mundial hace dos décadas debido a su alto índice de componentes bioactivos, esenciales para promocionar una buena salud. En este sentido, Estefanía Beltrami, licenciada en Nutrición (M.N: 8944) afirma que se trata de “un producto natural, libre de procesos industriales y conservantes artificiales”.

Provienen de una planta conocida como Lycium barbarum, arbustos característicos de climas templados que crecen de manera salvaje en la cordillera del Himalaya y en las regiones de Tibet y Mongolia en Asia.

¿Qué beneficios aportan las bayas de goji?
Las bayas de goji contienen propiedades fundamentales para el organismo. Para Beltrami, su composición química es totalmente completa: “Tiene todos los macronutrientes que necesitamos y que se ocupan de generar energía y mantener vital los tejidos del cuerpo: el 65% son carbohidratos, el 15% proteínas, que en este caso incluye todos los aminoácidos esenciales, y el 10%, grasas insaturadas”, dice la nutricionista.

A su vez, son fuente de micronutrientes. Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición del Hospital Italiano, comenta que poseen minerales tales como potasio, calcio, zinc, magnesio y hierro. Componentes de carácter antioxidante y antiinflamatorio que retrasan el envejecimiento celular y que protegen la microbiota intestinal, un conjunto de microorganismos alojados en el colon que se ocupan de regular las funciones del organismo y de mantenerlo en equilibrio.

A esta lista también se suman las vitaminas del grupo B y C, requeridas para fortalecer el sistema inmune y evitar el desarrollo de enfermedades e infecciones. Al respecto, Yamaguchi agrega que cuando se ingiere la vitamina C después de un almuerzo o cena, “se logra que se fije mejor el hierro, sobre todo en las personas vegetarianas”.

Por otra parte, las bayas de goji son aliadas de la visión. Poseen carotenoides: pigmentos orgánicos que le dan color a los alimentos, como en el caso de las zanahorias, los tomates y la yema del huevo, que inciden en los músculos de los ojos y evitan su deterioro. Además, gracias a la presencia de flavonoides, compuestos naturales que forman parte de las plantas, se protege el cerebro y el corazón.

Frente a este escenario, desde MedlinePlus, mencionan que gracias a sus sustancias, las bajas de goji se usan para tratar condiciones tales como la diabetes, la pérdida de peso y para cuidar la piel. No obstante, subrayan que aún no existe una buena evidencia científica que respalde todos estos usos.

¿Cómo se consumen las bayas de goji?
Este alimento viene en distintos formatos: disecado, crudo, en polvo y como suplementos y se lo puede consumir de múltiples maneras y adaptar a los gustos personales. Beltrami aclara que una de las opciones es combinar este fruto en platos dulces: “Se lo puede mezclar con el yogur, en preparaciones de budines y bizcochuelos o por ejemplo, como topping de panqueques”.

Por su parte, los fanáticos de los sabores agridulces, “pueden sumar este fruto a ensaladas o sopas”, dice la nutricionista y agrega que otra alternativa es licuarlo o utilizar el polvo para hacer jugos, batidos o bien, para fusionarlo en distintas bebidas y realzar sus gustos.

En cuanto a la dosis recomendada a ingerir, un informe de MedlinePlus, sostiene que para que su ingesta sea segura, la cantidad diaria no debería excederse de los 15 gramos. Sin embargo, los investigadores sugieren que lo mejor es consumirlo por un corto período de tiempo ya que, no se sabe con certeza si a la larga puede generar efectos colaterales.

Ahora bien, al tratarse de un producto específico y un tanto exótico, las bayas de goji se pueden encontrar envasadas en comercios naturistas, dietéticas o en los locales del Barrio Chino de Buenos Aires.

¿Tiene contraindicaciones el consumo de bayas de goji?
Yamaguchi destaca que si bien se trata de un alimento natural con grandes propiedades, no hay que adjudicarle ninguna cualidad mágica porque para obtener sus beneficios, se lo debe consumir en el contexto de una alimentación saludable.

 No obstante, hay ciertos grupos poblacionales que deben estar atentos a no excederse en su ingesta. Entre ellos Beltrami nombra a aquellos bajo tratamiento anticoagulante y que toman medicación respectiva. Según dice, “en estos casos, las bayas de goji pueden interferir y anular los efectos de la medicación”.

Por su parte, un comunicado de MedlinePlus, sugiere que las personas con tendencia a manifestar alergias como también las mujeres embarazadas o en período de lactancia, lo eviten ya que no se sabe con certeza si puede repercutir de manera negativa.

Sin dudas, este alimento milenario gana terreno entre los fieles seguidores de un estilo de vida natural. Aquellos que vuelven a las raíces y reivindican los hábitos de las culturas ancestrales que consumían productos orgánicos recién cosechados y sin ningún tipo de intervención que prometían calidad de vida y un camino lejos de las enfermedades crónicas y el estrés.

Fuente: La Nación

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