Sacha inchi, el oro inca para una vida más saludable que mejora las funciones del cerebro

NOTICIAS DE INTERÉS Cristina MERCADO
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Del sacha inchi no solo se pueden comer sus semillas y sus hojas: su aceite está considerado un producto gourmet en el mundo de la gastronomía actual. Proviene del Perú y se distingue por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados.

“Elimina el colesterol, los triglicéridos y las grasas acumuladas en el organismo. Además, ayuda a la conexión de las neuronas y tiene un alto contenido de proteína, omega3, omega6 y omega9″, explica con orgullo Olver Antonio Carbonel, presidente de la asociación productora de sacha inchi ‘Agroincolsa’ en Puerto Caicedo, municipio del Putumayo en Colombia.

Los granos, en su versión originaria, pueden encontrarse según su disponibilidad estacionaria, pero el producto también se comercializa como aceite, harina gelatinizada y suplementos alimenticios.

También es utilizado como suplemento proteico, reemplazando en muchas ocasiones a la carne, ya que tiene la capacidad necesaria de brindar al organismo características propias de muchos alimentos.

Según el Seguro Social de Salud (EsSalud), la institución pública del Perú, el sacha inchi “cuenta con un 93.6% de proteínas y aminoácidos esenciales, los cuales no son producidos por el cuerpo y que deben ser consumidos para mantener un buen estado de salud”.

Si se opta por su presentación en aceite, lo ideal es consumirlo en una cuchara de sopa, durante el almuerzo, y en las ensaladas. Ahora bien, si se decide probar en forma de semillas, estas deben estar tostadas. La idea es ingerir de 7 a 10 granos al día.

El mundo de la belleza no es esquivo a sus beneficios
Cada vez es más fácil encontrarlo también en productos del cuidado de la piel. El uso habitual de este aceite está recomendado para aquellas personas con pieles sensibles, deshidratadas, secas o que sufren de inflamaciones e irritaciones, y ayuda eficazmente a dar una apariencia más luminosa y con un aspecto más fresco y rejuvenecido.

Antonia Álvaro, fundadora de una marca de cosmética sostenible basada en ingredientes provenientes de productos vegetales, asegura que “a nivel cutáneo se demostró la gran actividad antioxidante de este aceite, ya que tiene un gran poder para mantener a raya la oxidación celular (radicales libres), es profiláctico para la creación de manchas y fortalecedor de la barrera cutánea gracias a su composición en ácidos grasos esenciales y su alto contenido en tocoferoles y fitoesteroles”.

Por lo tanto, sus principales propiedades para la piel son:

Hidratante: ayuda a retener los niveles de humedad de manera natural, consiguiendo así una piel fresca.
Antiarruga: estimula la producción de colágeno. Esto hace que aumente la firmeza de la piel con el paso de los días.
Antioxidante: previene el envejecimiento celular tras la exposición solar.
Refuerza la microcirculación local: gracias a su alto contenido en omega 3, genera una mejora de la cuperosis.
Ayuda en el tratamiento del control lipídico en el acné minimizando la aparición de poros y aportando uniformidad a la piel del rostro o la espalda, donde más se suelen dar los brotes de acné.

Fuente: TN

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