Comer tarde ralentiza el metabolismo y aumenta el hambre a la mañana siguiente, según Harvard

ALIMENTACIÓN Y SALUD Cristina MERCADO
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Cenar después de las 10 de la noche aumenta el riesgo de desarrollar obesidad. Así lo señala un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Harvard publicado en la revista científica Cell Metabolism. Los científicos relacionaron el hecho de comer tarde con una desaceleración del metabolismo en las horas posteriores a la cena y evidenciaron un aumento del hambre durante la mañana siguiente.

Participaron en el estudio 16 voluntarios con sobrepeso u obesidad de entre 20 y 60 años. Se dividieron en dos grupos: los que necesitaban hacer su última refección del día a las seis de la tarde y los que tenían que cenar a las 10 de la noche. Ambos ingirieron la misma comida ofrecida por los investigadores.

 A lo largo del día, los voluntarios tomaron notas sobre el nivel de apetito y hambre que sentían. Además, los investigadores recolectaron datos sobre la temperatura corporal y el gasto de energía y se hicieron muestras de sangre. Los científicos también controlaron los factores que podrían interferir con el estudio, como el ejercicio, el sueño y la exposición a la luz.

Todos los voluntarios recibieron instrucciones de despertarse y acostarse a la misma hora durante las tres semanas previas al experimento que duró 12 semanas.

Los resultados mostraron que las personas que ingirieron su última comida a las 10 de la noche quemaron menos calorías al día siguiente y tuvieron una mayor producción de la hormona grelina, asociada al apetito en comparación con las que lo hicieron hasta las seis de la tarde. Comer más tarde duplicó la sensación de hambre, según los científicos.

Los análisis de sangre también mostraron que los voluntarios que comieron más tarde tenían niveles más bajos de las sustancias químicas encargadas de regular la saciedad después de las comidas, como la hormona leptina.

“Durante el episodio de 16 horas de vigilia, la ingesta tardía redujo la leptina media en un 16% y aumentó la relación grelina-leptina en un 34 %, lo que concuerda con la mayor probabilidad de tener hambre durante este período”, detallaron los autores en el estudio.

Los individuos que comieron más tarde quemaron calorías en forma más lenta y tuvieron un aumento de grasa. Según los investigadores, quienes comieron más tarde gastaron un 5,03% menos de calorías que aquellos que lo hicieron más temprano

Fuente: La Nacion

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