La combinación de alimentos: el secreto para una mejor salud intestinal

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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Cada vez hay más evidencia sobre la influencia del intestino en el bienestar general, desde el sistema inmunológico hasta el estado de ánimo. En ese contexto, el consumo de alimentos fermentados como kéfir, kimchi y kombucha se ha popularizado por su impacto positivo en la microbiota intestinal. Un factor menos conocido, pero igualmente importante, es cómo se combinan los alimentos para maximizar sus beneficios.

Según explicó al medio británico The Telegraph Laura Southern, nutricionista y fundadora de London Food Therapy, “emparejar ciertos alimentos puede aumentar la absorción de nutrientes y antioxidantes, además de ayudar a que las bacterias beneficiosas sobrevivan el proceso digestivo”. Pequeñas modificaciones en la dieta generan cambios significativos en la salud intestinal.

Seis combinaciones de alimentos que favorecen el intestino

Investigaciones recientes han identificado pares de alimentos que potencian sus efectos cuando se consumen juntos. A continuación, seis combinaciones que mejoran la microbiota intestinal:

Miel con yogur griego: protección para los probióticos

El yogur griego es una excelente fuente de probióticos, es decir, bacterias y levaduras que ayudan a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal. Para que estos microorganismos lleguen vivos al intestino grueso, deben resistir el paso por el sistema digestivo.

Un estudio realizado en Estados Unidos encontró que agregar miel al yogur protege a Bifidobacterium animalis, una bacteria presente en este producto lácteo. Entre las variedades de miel analizadas, la de trébol resultó la más efectiva.

Southern explica que la miel tiene propiedades prebióticas, lo que significa que “alimenta y apoya a los probióticos en el yogur mientras son digeridos”. Además, este endulzante natural se ha utilizado durante siglos para tratar problemas digestivos y reducir la inflamación.

Pimienta negra con cúrcuma: una absorción hasta 2.000% mayor

La cúrcuma es un ingrediente común en la cocina india, famoso por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas. Su compuesto activo, la curcumina, fortalece la barrera intestinal y mejora el equilibrio de la microbiota.

El organismo la absorbe en pequeñas cantidades. La solución es combinarla con pimienta negra, que contiene piperina, una sustancia que aumenta hasta en un 2000% la biodisponibilidad de la curcumina.

“Un toque de pimienta negra en las comidas es un cambio sencillo pero valioso”, explica Southern, ya que también favorece la absorción de otras vitaminas y minerales esenciales.

Aceite de oliva en ensaladas: más que un aderezo

Los vegetales de hoja verde contienen fibra y nutrientes esenciales que benefician a la microbiota intestinal. Incluir ensaladas sin aderezo puede dificultar la absorción de algunas vitaminas.

El aceite de oliva extra virgen es rico en polifenoles, compuestos que aumentan la presencia de bacterias beneficiosas como Bifidobacteria en el intestino. También ayuda a absorber vitaminas liposolubles como A, D, E y K, que contribuyen a la salud de la barrera intestinal.

“Añadir una pequeña cantidad de grasa buena a las verduras mejora su valor nutricional”, afirmó Southern a The Telegraph.

Pak choi en sopa de miso: combinación de probióticos y prebióticos

Las manzanas contienen polifenoles que favorecen el crecimiento de bacterias saludables y reducen la inflamación intestinal. Su fibra soluble, la pectina, actúa como prebiótico, proporcionando alimento a la microbiota.

Cuando se cocinan, la pectina se libera, facilitando la digestión y volviendo la manzana menos ácida. Agregar canela a la compota mejora su sabor, aumenta su efecto antiinflamatorio y regula el impacto del azúcar en sangre.

Semillas en avena: una bomba de fibra y omega-3

La avena es una de las mejores fuentes de fibra soluble, especialmente de beta-glucanos, que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas y mejoran la digestión.

Para potenciar su efecto, se recomienda añadir semillas de lino o chía, que aportan omega-3 y antioxidantes. Además, la fibra de estas semillas forma un gel en el intestino, lo que favorece el movimiento intestinal y prolonga la sensación de saciedad.

“Las grasas saludables de las semillas ralentizan la digestión de la avena, estabilizando los niveles de azúcar en sangre y aumentando la presencia de bacterias buenas en el intestino”, señaló Southern al medio británico.

Un pequeño cambio que marca la diferencia

El consumo de alimentos ricos en probióticos y prebióticos es clave para la salud intestinal, pero su efectividad depende en gran medida de cómo se combinan. Estudios han demostrado que ciertas mezclas aumentan la absorción de nutrientes, protegen la microbiota y reducen la inflamación.

Desde un toque de pimienta negra en un curry con cúrcuma hasta un chorro de aceite de oliva en una ensalada, son pequeños ajustes en la dieta que impactan en la salud digestiva y el bienestar general.

Fuente: Infobae

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