La hipertensión es una enfermedad que se caracteriza por presentar valores elevados de presión arterial. Hoy en día, según el consenso de hipertensión arterial (HTA) de 2018, con valores de presión arterial sistólica mayor o igual a 140 y/o presión arterial diastólica mayor o igual a 90 mmHg, se hace diagnóstico de HTA. Se trata de una entidad controlable y crónica en la mayoría de los casos.
“Se llama “enemigo silencioso” dado que no presenta síntomas. La elevación de la presión arterial puede pasar desapercibida y generar complicaciones graves. Recién ahí es cuando aparecen los síntomas, dados por las complicaciones”, explica la médica cardióloga de planta del Hospital de Clínicas José de San Martín, directora del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología, directora del Consenso de Enfermedad Cardiovascular y Embarazo, Analía Aquieri (M.N. 114.729).
Las alarmas en una mujer embarazada
La preeclampsia es una complicación del embarazo que se caracteriza por la aparición de presión arterial alta y signos de daño a otros órganos, generalmente después de la semana 20 de gestación. Si no se trata, puede avanzar a eclampsia, que implica convulsiones y puede ser potencialmente mortal. Es fundamental el seguimiento médico durante el embarazo para detectar y manejar esta condición.
Aquieri agrega: “Con el nombre de trastornos hipertensivos del embarazo (THE), se conoce a un grupo de entidades que presentan distinto riesgo y pronóstico tanto para la madre como para el feto. Son la primera causa de muerte materna directa, es decir que la causa de muerte está dada por el embarazo. Su prevalencia es de alrededor del 15% según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación 2021. Esta prevalencia se encuentra en ascenso, dado por el aumento de los factores de riesgo CV en las mujeres en edad fértil (mayor hipertensión arterial (HTA), obesidad, HTA y diabetes mellitus (DBT), mujeres más añosas al comenzar el embarazo y mayor uso de técnicas de fertilización asistida”.
Los síntomas, si son perceptibles, son:
Dolor de cabeza.
Manchas negras en la visión (mosquitas volando).
Náuseas.
Vómitos.
Dolor abdominal.
Prevención y precauciones
La prevención y las precauciones son fundamentales para mitigar los riesgos asociados con la hipertensión en el embarazo. A través de un enfoque proactivo que incluya cambios en el estilo de vida, monitoreo regular y vigilancia médica, es posible reducir significativamente la incidencia de preeclampsia y proteger la salud materno-infantil. Hay que tener en cuenta:
Control de la presión arterial antes y durante el embarazo. Estos trastornos hipertensivos suelen aparecer después de la semana 20 de gestación. Pero muchas veces, la mujer desconoce ser hipertensa crónica, es decir, desde antes del embarazo.
Puede ser algo asintomático. La mujer que cursa algún trastorno hipertensivo puede permanecer asintomática o presentar síntomas inespecíficos como cefalea, náuseas, vómitos, dolor de panza. Todos ellos son síntomas que pueden confundirse con un embarazo normal. Por eso la importancia del control de presión arterial para poder diagnosticar esta entidad.
Existen síntomas que debemos prestarles atención. A pesar de que muchas mujeres pueden permanecer asintomáticas, estos trastornos pueden dar síntomas que nos marcan la posibilidad de complicaciones. El dolor de cabeza, las alteraciones visuales, náuseas y vómitos, dolor en el abdomen, nos obligan a consultar.
La presencia de ciertas condiciones nos obligan a realizar prevención. Existen factores clínicos que aumentan las posibilidades de presentar preeclampsia, como tener hipertensión arterial previa al embarazo, ser diabética, tener enfermedad renal, tener una enfermedad autoinmune, tener historia de haber tenido un trastorno hipertensivo en embarazos (THE) previos, ser mayor de 40 años o adolescente, ser obesa o tener antecedentes familiares de THE (mamá o hermanas que hayan tenido THE).
La aspirina puede prevenir la preeclampsia. Si luego de realizar la pesquisa en el primer trimestre de embarazo, el riesgo de presentar preeclampsia es elevado, la toma de 100 a 150 mg de aspirina por la noche, baja de forma significativa el riesgo de presentarla. Es la única herramienta hoy en día que tenemos para mejorar el riesgo.
Realizar una dieta saludable. No se aconseja hacer una dieta baja en sodio para evitar estos trastornos hipertensivos en el embarazo. Sí se recomienda evitar el consumo excesivo de sal a través de los alimentos ultraprocesados principalmente. Se aconseja dieta normosódica, rica en frutas y verduras, consumo de lácteos y cero ingesta de alcohol.
El ejercicio está recomendado. Debe ser de intensidad leve a moderada, según cada mujer y en qué etapa del embarazo se encuentre. Se sugieren ejercicios como natación, yoga, caminatas, bicicleta fija (para evitar caídas).
Control de factores de riesgo cardiovascular (CV) previo al embarazo. Realizar una consulta pregestacional, nos asegura detectar y corregir todos los factores de riesgo CV presentes. De esta forma, logramos bajar la posibilidad de complicaciones CV durante el embarazo.
Controles clínicos luego del embarazo. Toda mujer que haya presentado un THE, principalmente preeclampsia, debe continuar con los controles clínicos cardiológicos durante el resto de su vida. Haber tenido preeclampsia deja un sello en la mujer que genera un aumento de su riesgo CV, aumentando la posibilidad de presentar un infarto o ACV en edades más jóvenes. Muchas mujeres corrigen los valores de presión arterial al finalizar el embarazo, pero a pesar de ello, el riesgo continúa hasta más allá de la menopausia. Los estudios científicos muestran que el riesgo de insuficiencia cardíaca aumenta cuatro veces, se duplica el riesgo de enfermedad coronaria y de enfermedad cardiovascular en general.
Es un problema que se inicia con el embarazo pero que modifica el resto de la vida de la mujer.
“Estos trastornos hipertensivos van desde cuadros de elevación de la presión arterial transitoria, hasta cuadros graves de convulsiones y muerte tanto materna como fetal. La preeclampsia es una enfermedad que afecta todo el organismo de la mamá, donde la presión alta es solo un síntoma, además del daño del hígado, del cerebro, del riñón entre otros, también se ve afectado el bebé con disminución de su crecimiento y prematurez” cierra Aquieri.
Fuente: TN