Cuáles son los factores de riesgo y las opciones de tratamiento de la leucemia más frecuente en adultos

SALUD Ivana ALFARO
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La leucemia es un tipo de cáncer que afecta a la sangre y a la médula ósea, el tejido blando dentro de los huesos donde se forman las células sanguíneas. En esta enfermedad, los componentes anormales de la sangre, como los glóbulos blancos inmaduros, se multiplican de manera descontrolada y reemplazan a las células sanas. Esto puede llevar a complicaciones como anemia, infecciones recurrentes y sangrados excesivos.

Puede presentarse en diversas formas, y una de ellas es la leucemia linfocítica crónica (LLC). Este tipo de la afección es el más frecuente en adultos, quienes suelen ser diagnosticados por casualidad gracias a análisis médicos de rutina. Con el objetivo de concientizar sobre esta enfermedad, que presenta alrededor de 1000 casos nuevos por año en la Argentina, es que cada 1 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Linfocítica Crónica.

¿Cómo se presenta la leucemia linfocítica crónica?
 
El diagnóstico sorpresivo se debe a que el desarrollo de este tipo de leucemia desarrollo es lento, por lo que no presenta síntomas hasta que se encuentra en etapas avanzadas. Algunos de los indicios principales de esta condición son: fatiga, ganglios linfáticos inflamados, infecciones frecuentes, fiebre, sudores nocturnos, hematomas, pérdida de peso, inflamación del bazo que genera una sensación de molestia debajo de las costillas.

Si bien no existen causas específicas, los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, ya que su incidencia es mayor en pacientes mayores de los 60 años, antecedentes familiares y la exposición a productos químicos perjudiciales para la salud.

“El recorrido emocional comienza con el diagnóstico. Cada caso es único, pero el impacto psicológico que genera la palabra leucemia es universal”, manifestó Fernando Piotrowski, paciente y director ejecutivo de ALMA, una asociación que acompaña a pacientes con leucemias en Argentina.

¿Cómo es el tratamiento?
Debido al avance gradual de la LLC es que el tratamiento puede no ser necesario en el momento del diagnóstico. Según información de ALMA, “un tercio lo requerirá más adelante; otro tercio no lo necesitará nunca porque su enfermedad seguirá controlada, sin progresar; y el tercio restante sí deberá recibir tratamiento inmediatamente”.

“Al paciente se le debe explicar que, mientras no lo necesite, no brinda beneficios iniciar un tratamiento, pero que sí es muy importante realizarse controles sistemáticamente, para advertir a tiempo cualquier progresión de la enfermedad que amerite tomar medidas terapéuticas, aunque haya un grupo significativo de personas que no necesitará tratamiento en ningún momento”, explicó el doctor Augusto Miroli, médico hematólogo, miembro del Servicio de Hematología del Hospital Policial Churruca-Visca.

En el caso de no precisar una terapia inminente, los profesionales especializados realizan un seguimiento que se denomina “vigilancia activa” o “espera en observación”. Se caracteriza por controles con una frecuencia determinada por el equipo médico, generalmente cada 3 o 6 meses.

“El panorama para esta leucemia, para aquellos pacientes que necesitan tratamiento, ha mejorado significativamente en los últimos años. En la actualidad existen esquemas terapéuticos -libres de quimioterapia- que combinan determinadas medicaciones -muchas veces de administración oral- y que son sumamente efectivos, además de que se indican por tiempo finito, 1 o 2 años, en los que el paciente logra controlar la enfermedad”, agregó el doctor Mirioli.

A su vez, aclaró que la quimioterapia sigue vigente para casos determinados, pero que las terapias dirigidas modernas pueden lograr mejores resultados, según la enfermedad. La seguridad de estos tratamientos es mayor, y a su vez obtienen una remisión que se sostiene en el tiempo.

El impacto psicológico del diagnóstico
Si bien recibir el diagnóstico es en sí mismo difícil de asimilar, el saber que no se puede realizar ningún tratamiento puede ser desconcertante. Debido a esto, los médicos tienen la responsabilidad de mantener una comunicación constante y clara con el paciente.

Los miedos que surgen a partir de esta situación de incertidumbre de cara al futuro resuenan tanto en el individuo con leucemia como en sus seres queridos. Debido a esto, es que la contención emocional, a través de la participación en grupos de pacientes o con el apoyo de especialistas en psicooncología, es esencial.

Ante esto, Piotrowski concluyó: “Existen mejores medicaciones, pero además son esquemas terapéuticos que te permiten continuar con tu rutina, trabajar, sentirte bien y retomar pronto tu rutina, tal como la conocías”.

Fuente: Infobae

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