Caminar es una de las actividades físicas más sencillas y efectivas para mantener una buena salud, y solo basta con realizarla un tiempo moderado por día.
Caminar tan solo 21 minutos al día, lo que equivale a 2,45 horas a la semana, puede tener un impacto significativo en la salud general. Esta actividad, accesible para la mayoría se promociona como “lo más cercano que tenemos a un medicamento milagroso”, según explica el Doctor Thomas Frieden, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Los beneficios de caminar diariamente son numerosos. Caminar 21 minutos al día puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas en un 30%, lo que es un aspecto significativo considerando que las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en todo el mundo. También se demostró que esta práctica regular también disminuye el riesgo de diabetes y ciertos tipos de cáncer, mejorando la calidad y expectativa de vida de las personas que adoptan este hábito, agregan en el artículo médico Walking for Health de Harvard.
Además de los beneficios físicos, caminar también tiene efectos positivos en la salud mental, según comentan los expertos de Harvard. Estudios han demostrado que caminar regularmente puede mantener la agudeza mental, mejorar la memoria y reducir el riesgo de demencia. El simple acto de caminar ayuda a despejar la mente, reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo gracias al aumento de los niveles de endorfinas. Incluso se ha encontrado que es tan eficaz como algunos medicamentos para tratar la depresión, proporcionando un alivio natural y accesible.
Cuáles son las recomendaciones para caminar de manera regular
Establecé metas realistas: comenzá con metas pequeñas y aumentá gradualmente la distancia y el ritmo de tus caminatas. Si sos principiante, podrías arrancar con caminatas de 15 a 20 minutos y aumentar el tiempo a medida que te sientas más cómodo.
Elegí el calzado adecuado: usar zapatos cómodos y adecuados para caminar es fundamental para prevenir lesiones.
Variá tus rutas: cambiar de escenarios puede hacer que la caminata sea más estimulante y menos monótona. Explora diferentes parques, barrios o caminos naturales para mantener el interés.
Mantené una buena postura: caminá erguido, con los hombros hacia atrás y la mirada al frente. Esto no solo previene el dolor de espalda, sino que también mejora la respiración y la eficacia del ejercicio.
Integrá intervalos de intensidad: incorporá ráfagas de caminata rápida o sube cuestas para aumentar la intensidad de tus caminatas, lo que puede ayudar a mejorar tu condición cardiovascular y aumentar la quema de calorías.
Escuchá a tu cuerpo: aunque es importante ser consistente, también lo es escuchar a tu cuerpo. Si sentís dolor o molestias excesivas, tomate un descanso o aminorá la intensidad de tus caminatas.
Utilizá la tecnología a tu favor: los podómetros, smartwatches y aplicaciones de fitness pueden ayudarte a monitorizar tus pasos, la distancia recorrida y las calorías quemadas. Esto te puede motivar a alcanzar tus metas diarias.
Hacelo social: caminar con amigos o familiares no solo hace la actividad más llevadera, sino que también puede motivarte a mantenerte regular y comprometido con tu rutina de caminatas.
Fuente: TN