La vitamina K2, también conocida como menaquinona, desempeña un papel fundamental en la preservación de la salud ósea y la prevención de enfermedades cardiacas, según recientes investigaciones publicadas en la revista Health.
Esta vitamina es vital para la producción de proteínas específicas que regulan la coagulación sanguínea y contribuyen al mantenimiento de huesos fuertes y arterias libres de calcificaciones. Se encuentra principalmente en alimentos fermentados y productos de origen animal, y su deficiencia puede combatirse con el uso de suplementos.
Entre las formas de vitamina K2, los subtipos MK-4, MK-7 y MK-9 son los más investigados debido a sus potenciales beneficios para la salud. Específicamente, la vitamina K2 ha demostrado ser especialmente eficaz en apoyar la salud ósea de personas que padecen de osteoporosis, reduciendo significativamente el riesgo de fracturas óseas.
Además, la vitamina K2 tiene un impacto positivo en la salud cardiovascular al prevenir la calcificación de los vasos sanguíneos, un factor de riesgo para enfermedades como la hipertensión y el daño renal.
En lo que respecta a la coagulación de la sangre, la vitamina K2 cumple una función esencial al asegurar que este proceso se realice de manera adecuada. La producción de la enzima carboxilasa, inducida por esta vitamina, es vital para una coagulación sanguínea efectiva, evitando así riesgos de sangrado excesivo o formación de coágulos peligrosos. “Obtener suficiente vitamina K2 significa que puedes crear la cantidad adecuada de enzima carboxilasa, dándole a tu cuerpo lo que necesita para coagular la sangre”, explican los expertos.
Adicionalmente, investigaciones preliminares sugieren que la vitamina K2 podría tener el potencial para bloquear el crecimiento de células cancerosas, en particular en cánceres de hígado, pulmón y páncreas. Aunque estos estudios apuntan a una reducción en el riesgo de muerte por ciertos tipos de cáncer, se aclara la necesidad de más estudios para confirmar estas propiedades.
Es importante señalar que, aunque la mayoría de las personas adquieren suficiente vitamina K2 a través de su dieta, existen circunstancias en las que los suplementos de vitamina K2 podrían ser recomendados por profesionales de la salud. Esto aplica especialmente para individuos que no consumen suficientes alimentos ricos en esta vitamina o aquellos cuyo organismo no produce adecuadamente.
En el panorama actual de la nutrición y la salud, la vitamina K2 emerge como un componente esencial, lo que recibió atención por sus beneficios y las diversas fuentes de las que se puede obtener. Ese nutriente, primordial para la coagulación sanguínea y la salud ósea, se encuentra tanto en alimentos de origen animal como en opciones fermentadas.
Una investigación detallada revela que alimentos como el pollo, la carne de res, el salmón, y productos fermentados como el natto japonés y el chucrut, son ricos en vitamina K2. A su vez, los quesos, tanto duros como suaves, y las yemas de huevo representan también fuentes notables.
La ingesta de vitamina K2 a través de la dieta es fundamental, ya que casos de deficiencia de esta vitamina son raros, pero posibles en ciertos grupos con problemas de absorción en el tracto gastrointestinal. Para aquellos que requieren un aporte adicional, los suplementos de vitamina K2 presentan una opción viable, con opciones que van desde productos multivitamínicos hasta suplementos dedicados exclusivamente a este nutriente.
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) recomiendan una ingesta diaria de 120 microgramos (mcg) para hombres adultos y 90 mcg para mujeres, destacando así la importancia de mantener niveles adecuados.
Alimentos ricos en vitamina K
Verduras de hoja verde: las espinacas, la col rizada (kale), las acelgas, las hojas de nabo y las hojas de mostaza son algunas de las verduras de hoja verde más ricas en vitamina K.
Verduras crucíferas: el brócoli, la coliflor, el repollo y las coles de Bruselas también son buenas fuentes de vitamina K.
Hierbas frescas: el perejil, el cilantro, el eneldo y la albahaca contienen cantidades significativas de vitamina K cuando se consumen frescos.
Aceites vegetales: el aceite de soja y el aceite de oliva contienen vitamina K, siendo el aceite de soja una de las fuentes más ricas.
Frutas: aunque las frutas no son tan ricas en vitamina K como las verduras de hoja verde, algunas como los higos secos, las ciruelas secas, las moras, los arándanos y las uvas son fuentes moderadas.
Productos de soja fermentada: el natto, un alimento japonés hecho de soja fermentada, es extremadamente rico en vitamina K2, una forma de vitamina K.
Carne: la carne, especialmente el hígado, puede contener vitamina K, aunque en cantidades menores en comparación con las verduras de hoja verde.
Lácteos: ciertos quesos, la mantequilla y la yema de huevo son fuentes moderadas de vitamina K2.
Fuente: Infobae