Cómo conservar las papas para que mantengan sus nutrientes

NOTICIAS DE INTERÉS Julia VOSCO
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La papa es esencial en la cocina y es la base de muchos platos. También es un tubérculo sano que ofrece grandes cantidades de vitamina C y B6 y otros nutrientes como calcio, hierro y potasio.

De acuerdo con expertos en cocina y científicos de la nutrición, las papas pueden perder sus nutrientes y ver alterada su estructura si se guardan en la heladera.

Por las bajas temperaturas, el almidón de las papas se convierte en azúcar y después en acrilamida, que afecta al sabor y al rendimiento de la cocción.

Los expertos dicen que las papas están seguras a una temperatura promedio de 10°C. Normalmente, el frío de la heladera oscila en los 5°C o menos.

Las papas son sensibles a la luz, por eso lo mejor es que se almacenen en un sótano o en una despensa oscura.

Por último, se recomienda que no se rocen con otras verduras como las cebollas, que liberan un compuesto que hará que las papas se pudran con rapidez.

  La acrilamida es una sustancia química asociada al cáncer que se forma cuando los alimentos con altos niveles de almidón se cocinan posteriormente a temperaturas superiores a 50°C, según describe la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

Cómo alargar la vida de las papas
Si se pelaron demasiadas papas, la mejor opción para conservarlas es echar agua fría en un recipiente, agregar unas gotas de limón, meterlas dentro de la heladera y tapar con un plástico transparente.

Si las papas están cocidas, la mejor opción será guardarlas en la heladera. Hay que intentar siempre cocinarlas con su cáscara. Así, cuando estén cocidas, solo se pelarán las que se necesiten y se conservarán las otras intactas hasta tres días.

Un consejo: crudas o cocidas, nunca se deben congelar las papas. Son de los alimentos que, al descongelarse, quedan con una textura muy diferente y desagradable.

Hacer papas fritas y que sobren es lo peor porque cuando se vuelvan a calentar, ya no estarán igual: no estarán crujientes sino que la textura será blanda.

El truco para volver a tenerlas prácticamente como recién hechas está en echar un poco de aceite en la sartén y freírlas de nuevo, pero esta vez solo durante dos o tres minutos. Otra opción es guardarlas en un recipiente hermético con un chorrito de aceite por encima y, cuando se vayan a consumir, darles una vuelta en la sartén, pero sin agregarle mas aceite.

Fuente: TN

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