El consumo regular de ajo puede aliviar enfermedades digestivas

ALIMENTACIÓN Y SALUD Cristina MERCADO
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El ajo podría catalogarse como uno de los alimentos para condimentar los platos más populares que existen, pero es una especia que genera amores y odios por su excéntrico olor y fuerte sabor. De todas maneras, podría ser beneficioso para la salud en general ya que cuenta con propiedades que ayudan a diagnosticar y curar enfermedades digestivas tradicionales.

En la antigüedad, era usado como medicamento natural mucho antes de ser empleado como condimento. El Codex Ebres, un papiro egipcio que data del 1550 A.C, contiene 22 beneficios del ajo con finalidad curativa, mientras que en las civilizaciones más primitivas, el ajo se consumía y era recomendado para dar energía y proveer protección contra todo tipo de males.

En 1858, Louis Pasteur demostró que el ajo era un antibiótico natural muy recomendable, al confirmar, en pruebas de laboratorio, que detenía el crecimiento de bacterias. En la II Guerra Mundial, ante la escasez de antibióticos, el ejército ruso lo utilizó masivamente para sus enfermos y heridos en combate.

Sugerencias y estudio sobre los beneficios del ajo
Para obtener todos sus beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere estas pautas: una dosis diaria de 2 a 5 gramos de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina (compuesto derivado del ajo).

Un estudio de la Universidad Estatal de Washington, de los Estados Unidos, que se publicó en la revista Journal of Antimicrobial Chemotherapy, señala que el sulfuro de dialilo, un compuesto del ajo, es cien veces más eficaz que los antibióticos populares para luchar contra la bacteria Campylobacter (una de las causas más comunes de infecciones intestinales).

Beneficios del ajo para la salud
Reumatismo. El ajo puede ser una gran opción para aliviar los problemas derivados del reumatismo, esto por el alto contenido de propiedades antiinflamatorias que podrían ser ideales para las personas que buscan desinflamar y aliviar todo tipo de malestares, según el portal de bienestar, Gastrolabweb.

Reduce el colesterol. Tras un experimento, un estudio publicado en la revista Journal of Nutritional Biochemistry demostró que el consumo de ajo permitía bajar los niveles de colesterol, así como la presión arterial.
Propiedades analgésicas. El alto contenido en aceites esenciales y en minerales le proporcionan a este vegetal un efecto analgésico y antiinflamatorio que nos ayuda a aliviar otros síntomas como los dolores en el cuerpo y de cabeza.

Combate el resfrío. Un equipo de científicos del St. Joseph Family Medicine Residency en Mishawaka, Indiana (EE.UU.) llegó a la conclusión de que la ingesta de ajo puede disminuir la frecuencia de los resfríos en adultos.
Parásitos. De la misma manera que puede ser ideal para las afecciones digestivas, también resulta perfecto para aliviar problemas producidos por parásitos intestinales, oxiuros (parásitos que pueden vivir en el colon y en el recto de una persona), tricocéfalos (agente causal de la parasitosis conocida como tricuriasis) y tenia (lombrices solitarias).

Cuida los huesos. El ajo es beneficioso para las personas que sufren de artritis o cualquier dolor articular gracias a su alto contenido de sulfuro y selenio. Se puede preparar una bebida de ajo y limón para tomar al día siguiente. Para ello, solo hay que machacar un ajo y mezclarlo con el jugo de un limón. Se recomienda tomarlo en ayunas.

Cuando no es recomendable comer ajo
Aunque sus beneficios son muchos, el ajo también tiene algunas contraindicaciones que pueden afectar nuestra salud y que por ello, se han de tener en cuenta:

Se desaconseja cuando haya una tendencia a sufrir hemorragias porque, debido a su efecto vasodilatador, hace que la sangre fluya con mayor rapidez.
En casos en los que haya deficiencia de ácidos gástricos, puede que no se digiera bien y provoque flatulencia.
Puede provocar ardores de boca, esófago y estómago.
En cuanto a las posibles interacciones con fármacos, puede elevar el riesgo de sangrado si se administra junto a anticoagulantes como el ácido acetilsalicílico u otros.
Durante el embarazo y la lactancia, se aconseja evitar el consumo de grandes cantidades de ajo.

Fuente: TN

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