Qué es el SIBO, cuáles son sus síntomas y cómo impacta en la salud

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) sucede cuando aparecen una exagerada cantidad de bacterias en el intestino delgado, un lugar de nuestro organismo en donde no suele haber esa cantidad. En general, esos microorganismo sí son abundantes en el colon, en el intestino grueso.

The American Journal of Gastroenterology publicó en 2020 la guía para su tratamiento y señaló que aunque se ha debatido su definición, el concepto principal es que el intestino delgado normal tiene niveles más bajos de colonización microbiana en comparación con el colon y este equilibrio normal se altera significativamente en el SIBO.

El intestino delgado es la sección más larga del tubo digestivo, mide aproximadamente 6 metros y es el lugar del organismo donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y el torrente sanguíneo absorbe los nutrientes. A diferencia del intestino grueso (colon), el intestino delgado normalmente tiene relativamente pocas bacterias debido al rápido flujo de su contenido y a la presencia de bilis. Pero en el SIBO, los alimentos estancados en el intestino delgado se convierten en un caldo de cultivo ideal para las bacterias.

Las bacterias pueden producir toxinas e interferir en la absorción de nutrientes. Los productos de descomposición que siguen a la digestión bacteriana de los alimentos también pueden provocar diarrea.

¿Por qué aparece? Puede emerger como una complicación posterior a una cirugía abdominal o alguna patología que ralentiza el paso de los alimentos.

En cuanto a los síntomas, los más habituales incluyen: pérdida del apetito, dolor abdominal, náuseas, hinchazón, sensación incómoda de saciedad después de comer, diarrea o pérdida de peso involuntaria. La distensión, las náuseas y la diarrea son signos y síntomas de muchos problemas intestinales, por eso es importante consultar a un especialista ante esas molestias.

Cuáles son los tratamientos
Existen dos formas. Puede ser con tratamiento farmacológico, a través de antibióticos que siempre va a recetar el médico o con una dieta baja en FODMAP (sigla en inglés de poligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). ¿En qué consiste este plan de alimentación? En evitar algunos hidratos de carbono como la fructosa o la lactosa. También conviene evitar el gluten y algunos edulcorantes artificiales.

Solamente se restringen estos alimentos durante algunas semanas, suele ser entre dos y ocho semanas, dependiendo de la gravedad de la patología

Si esta situación es recurrente y se sostiene en el tiempo, las complicaciones pueden ser pérdida de peso, algunas complicaciones gastrointestinales también y, sobre todo, malabsorción de nutrientes.

Entre las consecuencias, puede aparecer la deficiencia de vitaminas. Como resultado de la absorción incompleta de las grasas, el cuerpo no puede absorber completamente las vitaminas liposolubles A, D, E y K. Las bacterias del intestino delgado sintetizan y utilizan la vitamina B-12, que es esencial para el funcionamiento normal de tu sistema nervioso y la producción de células sanguíneas y ADN.

Por eso, es muy importante que si tenés alguno de estos síntomas, consultes a un gastroenterólogo.

Fuente: Infobae

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