Comer bien y de manera equilibrada junto con la práctica de alguna actividad física es uno de los consejos para tener una vida saludable, pero hay ocasiones en las que esto se puede volver una obsesión y llevar a las personas a evitar todos aquellos alimentos que consideren poco sanos. Esta condición se conoce como ortorexia, un trastorno de la conducta alimentaria que puede llevar a situaciones como el aislamiento social, los sentimientos de culpabilidad por haber comido algo fuera de los estándares nutricionales establecidos e, incluso, al ayuno voluntario si no hay disponibles alimentos supuestamente sanos.
Un estudio realizado recientemente en la Universidad de Pisa descubrió que el 57.6% de los jóvenes podría considerarse en situación de riesgo para desarrollar este trastorno y todo comienza con el deseo de seguir una dieta saludable, pero, en cierto punto del camino, la comida sana se convierte en una obsesión y el bienestar físico y psicológico peligran. Entre los alimentos que no comen las personas con ortorexia, podemos encontrar la carne, las grasas, los alimentos vegetales en cuyos cultivos se hayan utilizado pesticidas o herbicidas, así como todos los ultraprocesados o aquellos que contienen aditivos artificiales.
“El ortoréxico no sustituye los alimentos que rechaza por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales. Esto se traduce en anemia, carencias vitamínicas o de oligoelementos o falta de energía”, explicó Isabel Zamarrón, del Departamento de Nutrición del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid.
Causas y síntomas de la ortorexia
Si bien no están claros los factores que están detrás de la ortorexia, se observó que suele manifestarse en personas con comportamientos obsesivos y muy perfeccionistas. Este último rasgo es compartido con los sujetos que sufren anorexia, bulimia u otros trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y, de hecho, en algunos casos la ortorexia forma parte de la sintomatología restrictiva de esas patologías.
Psiquiatras y psicólogos observan con frecuencia que la preocupación excesiva por la comida sana tiene que ver, según Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, “con un malestar o una dificultad personal que se intenta paliar controlando otros aspectos de la vida”, en este caso, a través de la comida.
El síntoma principal que caracteriza a esta enfermedad es la preocupación excesiva por todo lo que se ingiere. Los especialistas indicaron que los pacientes invierten un gran número de horas al día planificando y preparando las comidas y suelen ser tan estrictos que, incluso, se sienten culpables cuando lo incumplen y se castigan con dietas y ayunos aún más rígidos. Del mismo modo, eliminan por completo determinados alimentos en su dieta, no sólo carnes y grasas, sino también otras sustancias como el azúcar.
A diferencia de otros trastornos alimentarios, los ortoréxicos suelen ser personas muy abiertas a la hora de difundir sus reglas de alimentación y no se abstienen de mostrarse orgullosos de ellas frente a otras personas, pero los especialistas indicaron que pueden llegar a menospreciar a aquellas que no siguen reglas dietéticas, por lo que el paciente puede verse abocado al aislamiento social.
Prevención y tratamiento
Para evitar llegar a la obsesión por la alimentación sana, los especialistas recomiendan seguir los siguientes consejos:
Regirse por una comida sana que incluya la cantidad y variedad de alimentos que el organismo necesita para funcionar correctamente.
Es importante que se incida en la educación de los niños a través de consejos como el respeto a uno mismo y a los demás y educar con modelos de belleza y conducta no estereotipados.
Para Robin Rica, director de la Unidad de Trastornos Alimentarios de Instituto Centta y miembro del Grupo de Trabajo de Trastornos del Comportamiento Alimentario y Obesidad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, es fundamental diferenciar, valorar y difundir las dos vertientes de la alimentación. “La comida tiene un componente nutritivo, que es el que se refiere a aspectos como las calorías, los carbohidratos, las proteínas, las vitaminas y los minerales, pero también tiene un componente social potentísimo -particularmente en las culturas mediterráneas- y es un placer; por eso existe la gastronomía”, señaló.
El tratamiento de las personas que sufren ortorexia se basa en la terapia psicológica y la terapia farmacológica, según los casos. “Hay que abordar lo que subyace a esa actitud tan patológica. En algún momento, depende de las consecuencias afectivas o de ansiedad que tenga el afectado, se puede administrar algún regulador del estrés o de la ansiedad”, precisó Díaz Marsá.
En muchos casos, el trastorno se aborda de forma multidisciplinar, con un equipo de profesionales que incluya psiquiatra, psicólogo y dietista-nutricionista. La educación nutricional es esencial para que el paciente vuelva a recurrir a la intuición: debe comer cuando tenga hambre y dejar de hacerlo cuando se sienta satisfecho.
Fuente: TN