Así puedes saber si sufres de adicción descontrolada al ejercicio

ALIMENTACIÓN Y SALUD Rosario CALVO
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La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular o anorexia inversa, se refiere a la obsesión que llegan a sufrir algunas personas por el control de su físico mediante el ejercicio en dosis muy elevadas y una rigurosidad extrema en su dieta. A diferencia de otros trastornos de conducta, una persona vigoréxica puede tener un aspecto fabuloso y una salud de hierro por lo que los efectos negativos de esta manera de vivir en muchos casos llegan únicamente a nivel psicológico influyendo de manera muy perjudicial en nuestras relaciones sociales, familiares o sentimentales. En una sociedad con unas tasas de obesidad en constante aumento, definirnos como adictos al ejercicio suena a bendición, pero también puede acabar siendo un problema. Vamos a intentar detectar en qué momento empieza a ocurrir.

¿Puede existir una cantidad excesiva de ejercicio físico?
Es evidente que hay un límite saludable de ejercicio físico, pero la realidad demuestra que socialmente hay un margen enorme entre lo que unos u otros consideran una cantidad razonable de ejercicio. No es lo mismo que hables con una persona sedentaria, que con alguien que entrena para hacer la ultra trail del Mont Blanc. Nos resulta más fácil condenar la actitud de alguien que no se levanta del sillón, que la de alguien que entrena tres veces al día. Admiramos la fuerza de voluntad de este tipo de personas, al fin y al cabo nunca se puede ser «demasiado saludable», ¿no crees?

La cuestión es que la cantidad de ejercicio que hacemos no está necesariamente correlacionada con nuestro nivel de salud, el cual depende de otras variables importantes como la nutrición, la vida familiar, las relaciones de pareja, la felicidad en su sentido más general, etc. Todas ellas son fundamentales para que tu salud, entendida en su sentido más pleno, sea buena. Presta especial atención si te puedes identificar con alguna de las siguientes situaciones:

¿Enfermas a menudo, te lesionas o tienes episodios de irascibilidad o depresión?
El ejercicio es posiblemente el antidepresivo natural más poderoso que existe gracias a la liberación de endorfinas y serotonina. Si tu adicción al ejercicio es elevada, tu dependencia al mismo te convertirá en alguien irritable si un día no has podido entrenar. Además, si te genera algún tipo de ansiedad o sentimiento de insatisfacción el hecho de no lograr unas marcas o unos resultados concretos, esta autoexigencia puede llegar a acabar en una depresión. Hay ocasiones en las que el detonante de estos problemas no son tanto el ejercicio en sí mismo, como su uso como una «droga» con la que evadirnos y, por supuesto, cuando el ejercicio acaba tus problemas siguen.

Si fuerzas demasiado tampoco es raro que el cuerpo «tome el control» y te haga caer en un resfriado, una gripe, una tendinitis o una contractura más o menos grave para obligarte a parar. Si esta situación no te enseña nada, el proceso puede ser cíclico y sumarse al aspecto emocional: estresas tanto al cuerpo que te lesionas, tienes que parar, el parón te genera estrés, frustración, tristeza e intentas compensarlo volviendo de una manera más extrema al entrenamiento, actitud que te devuelve al mismo sitio en unas semanas.

¿Tus relaciones personales sufren y/o acabas en un círculo social que pivota exclusivamente en torno al deporte?
Si evitas una y otra vez las comidas familiares o con compañeros porque rompen tu dieta, o no dedicas tiempo a tu pareja porque tus horarios deben ajustarse estrictamente a los ritmos circadianos, o tampoco entiendes que hay días para relajarse y nada más… Algo va mal. Si en una familia, una pareja o incluso un grupo de amigos, hay un «sector» activo y otro sedentario, lo positivo es que los primeros motiven a los segundos, pero no que impongan su tiranía. El interés por el deporte y por una vida activa es algo que se aprende, pero que también encuentra ciertos límites en función de cada persona. Si no entiendes eso y no tienes la más mínima empatía irás dejando gente atrás hasta que tu núcleo de relaciones personales no solo esté reducido en número, también se circunscribirá al ejercicio y a hablar de cómo has entrenado y cómo vas a entrenar en los próximos días.

¿Entrenas como un profesional, pero no lo eres?
Hay personas que entrenan muchas horas al día todos los días. Trabajan tanto la fuerza, como la resistencia aeróbica, la movilidad y flexibilidad en sesiones continuas y encadenadas que pueden ir seguidas de un repaso con un fisio. Estas personas son atletas profesionales. Ser un atleta profesional no significa ser campeón mundial. La élite del deporte es eso, élite. Un grupo seleccionado entre lo mejor de lo mejor. Un atleta profesional es una persona que se gana la vida con esa actividad. Es su trabajo. Si intentas seguir ese ritmo, pero no ves ni un euro por ello, es hora de reconsiderar tus prioridades, ya que en esa ecuación hay algo que no cuadra y, tarde o temprano, te va a llevar a la frustración o a haber perdido muchas otras oportunidades y personas que estaban ahí y no eras capaz de verlas.

Autoevalúa tu nivel de adicción al ejercicio
Las psicólogas Heather Hausenblas y Danielle Symons Downs establecieron una escala de dependencia del ejercicio para evaluar el riesgo individual de adicción. El modelo partía del protocolo que se aplica para identificar otras adicciones, sobre todo las relativas a drogadicción, tabaquismo o alcoholismo. Esta escala se resume en siete factores clave para evaluar si eres un yonqui del ejercicio, entendido como algo de lo que debes preocuparte y en absoluto tomártelo a la ligera:

1 TOLERANCIA
Cada vez necesitas más y más cantidad de ejercicio para obtener la misma satisfacción personal.

2 SÍNTOMAS DE ABSTINENCIA
Nervios, irascibilidad, fatiga y tensión general si no haces ejercicio.

3 PÉRDIDA DE CONTROL DEL OBJETIVO PROPUESTO
Acabas siempre haciendo más ejercicio que el que habías planificado.

4 INCAPACIDAD PARA HACER AJUSTES A LA BAJA
Te resulta imposible dar un paso atrás en cantidad de entrenamiento y/o tus marcas o retos a conseguir.

5 TIEMPO TOTAL
Inviertes una cantidad desproporcionada no solo en hacer ejercicio, sino también en todo tipo de actividades que, sin ser entrenamiento propiamente dicho, giran en torno a él o la actividad física.

6 ANULACIÓN DE OTROS PROYECTOS
El ejercicio va ocupando poco a poco el espacio del resto de tus áreas vitales (amigos, familia, pareja, trabajo…).

7 IGNORAR EL DAÑO FÍSICO
Continuar entrenando cuando hay dolor no remitente o incluso una lesión.

Aunque suene a frase de libro de autoayuda barato, no te define lo que haces sino lo que llevas en tu interior. No solo hay que tener mucha constancia y coraje para preparar una maratón, también hay que tenerlo para hacer una autoevaluación y redefinir los objetivos vitales que perseguimos. Recuerda que el nivel de felicidad no se define por lo en forma que estás. Puedes ser campeón del mundo de algo y caer en depresiones profundas, e incluso acabar en suicidio como ha ocurrido con algunos atletas de la élite mundial. Pon el ejercicio en su sitio. Es importante, pero no debe ser una guadaña que arrase con todo.

Fuente: abc


 

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