Por qué las semillas de lino pueden acabar con tu estreñimiento

Las semillas de lino son un tesoro nutricional que utilizamos con poca asiduidad en nuestro día a día pero que, sin embargo, son más que recomendables, pues entrañan en su interior multitud de propiedades nutricionales.

De hecho, debemos recordar que una semilla contiene en su interior todos los nutrientes necesarios para crear una nueva planta, por lo que imagina todo lo que nos pueden aportar su consumo.

Su nombre científico es Linum usitatissimum, que significa 'lino utilizadísimo', y su uso a través de la historia va desde la realización de fibras para realizar tejidos hasta su uso a nivel culinario.

De entre sus propiedades nutricionales podemos destacar que son ricas en Omega 3 (ácido alfa linolénico).

Este ácido graso contribuye en disminuir los niveles de colesterol LDL (el malo) sanguíneo.

Al mismo tiempo que actúa como sustancia antiinflamatoria. De ahí que siempre recomendamos revisar el consumo que se hace de Omega 3, ya que es fundamental llegar a las cantidades recomendadas.

Así que no pierdas de vista las semillas de lino para cuidar y prevenir la enfermedad cardiovascular.

También poseen poder antioxidante gracias a su contenido en polifenoles, destacando los lignanos, que nos ayudan a frenar el estrés oxidativo y disminuyen la incidencia de cáncer. Y por supuesto la presencia de mucílagos, un tipo de fibra soluble, que como su nombre indica solubiliza en agua y es esa sustancia que hace que su textura se vuelva gelatinosa, ayudando a aumentar el volumen de las heces e hidratándose y mejorando de esta manera el tránsito intestinal y la absorción de nutrientes en el organismo.

Las semillas de lino también son ricas en vitaminas, en concreto vitaminas del grupo B, K, C y vitamina E. Hay que destacar su contenido en minerales como el calcio y el ácido fólico, de ahí que se recomienden tanto en dietas vegetarianas y veganas, porque además contienen aminoácidos esenciales, fundamentales para la formación de proteínas.

Todas las características que acompañan a este alimento lo convierten en un perfecto aliado para:

- Protegernos frente a enfermedades cardiovasculares. Su acción antiinflamatoria ayuda a evitar la rigidez de los vasos sanguíneos, ayudando a reducir los niveles de colesterol total y LDL.

- Reducir la inflamación asociada a enfermedades autoinmunes como la artritis.

- Prevención del cáncer gracias a su contenido en lignanos, los cuales van a transformarse en sustancias protectoras del cáncer de próstata y mama. Además activan enzimas que neutralizan genes precancerígenos.

La acción de los polifenoles se ha demostrado que puede reducir el riesgo de padecer diabetes, de resistencia a la insulina, de enfermedades cardiovasculares y del temido 'síndrome metabólico'.

También debemos recalcar que la membrana de las neuronas (células del cerebro) están formadas por Omega 3, por lo que su ingesta podría estimular la actividad intelectual y disminuir el riesgo de alteraciones neuronales.

De ahí que las semillas de lino sean una alimento que consideres añadir a tu alimentación, pero ojo, si quieres aprovechar todas sus cualidades debes tener en cuenta que debes consumirlas trituradas, ya que si las consumes enteras no podrás obtener los nutrientes que hay en su interior, pues los jugos gástricos no son capaces de descomponerlas para obtener los nutrientes que albergan.

Mi recomendación es que o bien las tritures en el momento con un procesador de alimentos, o que tengas un molinillo (como el de pimienta) con las semillas. De esta manera trituras la cantidad justa para cada preparación en el momento.

Podemos introducirlos en nuestra alimentación en una cantidad de alrededor de 10-15 g de lino al día (dos cucharadas soperas), ya sea añadiéndolas a nuestras ensaladas, a las tostadas, cremas, gazpachos... e incluso utilizándolas en repostería.

Una alternativa para todos aquellos que no se consideran muy fans, es el pan hecho con semillas de lino, que además no necesita de harinas:

Fuente: abc