Los nueve consejos para la alimentación de los bebés de más de un año de edad

SER PADRES Pilar PARDO
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La alimentación es una de las bases fundamentales para el crecimiento de los niños y después del año de vida se deben tener en cuenta diversos factores. “En los bebés, hay un crecimiento muy grande de todos los órganos y sistemas, principalmente queremos privilegiar a uno que va a ser clave para el desarrollo durante toda la vida, que es el sistema nervioso”, señaló Leandro Felippelli, (M.N 8181) licenciado en Nutrición.

El especialista añadió: “Si pensamos en la nutrición como la alimentación del sistema nervioso que es tan complejo e importante, debemos tener en cuenta que tiene como composición dos elementos principales: la grasa y la proteína, por lo tanto tenemos que incluir en la alimentación del niño alimentos que tengan estos componentes y que, además, posean altas concentraciones de vitaminas, minerales y oligoelementos”.

También, destacó que es importante remarcar que la “dentición de los niños” de un año está en desarrollo, por lo tanto, podríamos pensar que solamente se pueden incluir alimentos de consistencia blanda y, en realidad, lo que buscamos es un buen estímulo del bebé. “Por ello, es beneficioso incluir alimentos sólidos”, expresó.

Felippelli: “La idea es que, a través de la alimentación, el bebé tenga un estímulo en cuanto a las texturas, sabores y colores: todo esto también va a tener que ver con el desarrollo de su sistema nervioso”.

Tips para que las comidas sean beneficiosas
Preparaciones con palta. Es un alimento que tiene altas concentraciones de lípidos sobre todo de ácido oleico o el omega 9 con presencia de ácido graso linoleico y linolénico que son los ácidos grasos llamados omega 6 y omega 3 (ácidos grasos esenciales en la alimentación de los seres humanos que no podemos producir y son necesarios incluirlos en la dieta del bebé).
Los alimentos procesados (de sólidos junto con líquidos) en donde podemos incluir pollo con aceites de oliva o de coco.

Alimentos de consistencia sólida, como el pollo, carne roja con sus partes para que el niño tome con las manos y lo experimente en la boca. Cortes de carne preferentemente hechos en olla a presión ya que deja la carne mucho más tierna para que el bebé consiga deshilar, por ejemplo, el osobuco, que tiene tuétano que es la médula ósea del animal muy importante en nutrientes.

Huevos. Este es un alimento que, precisamente, en toda su conformación tiene grasas, proteínas y no tiene hidratos de carbono. Al huevo, siempre lo vamos a cocinar: se puede hacer un revuelto o conservar la yema también porque es la que tiene la mayor densidad nutricional del alimento y con ellos podemos hacer, por ejemplo, fideos de huevo con vegetales.

La leche materna es el primer sabor dulce que detecta el bebé por lo tanto es posible también utilizar algunos postres dulces en donde la idea es enriquecerlos aportando mayor densidad nutricional.
Frutas: frutilla, pera, manzana, kiwi, sandía, banana (junto con crema para estimular al bebé).
Helado casero de chocolate (sin azúcar).
Budín casero.
Yogur griego con frutos rojos.

Sugerencias del especialista

No agregar azúcar ni excederse en el consumo de cosas “dulces” ya que el estímulo temprano de alimentos exclusivamente hiperpalatables (placer que se experimenta cuando se ingiere un alimento concreto) con mucho contenido hidrato de carbono como el azúcar, puede determinar el comportamiento nutricional del niño en edades más avanzadas, condicionando a enfermedades como la obesidad o la diabetes.
Evitar todo producto alimenticio industrializado que no va a aportar beneficios sino que, más bien, va a ser un estímulo contrario a lo que buscamos en un niño.

La alimentación tiene que venir acompañada con el amor tanto de la madre como de la familia, es muy importante estimularlo no solamente desde lo organoléptico sino también desde el afecto. Hay que darle el espacio para que pueda manipular los alimentos y pueda sentir el gusto, olor y sus texturas: hacerlo, por ejemplo, en un lugar calmo sin exceso de estímulos sonoros.

Los microorganismos del intestino del bebé
En las últimas décadas, está en auge la relación que tienen los “microbios o la microbiota” que habitam en nuestro organismo y tienen la función en los sistemas. “El bebé, cuando nace, tiene un sistema digestivo estéril, es decir que, hasta ese momento, no habita ningún microorganismo. Por eso su adecuada alimentación marcará la diferencia”, explicó Felippelli.

“Desde la salida del parto, sobre todo en el contacto que tiene el bebé con la madre en la lactancia, el intestino empieza a colonizarse con microorganismos, es por eso que es muy normal que vaya cambiando la consistencia de las heces a lo largo del desarrollo. Hoy sabemos que el balance saludable de esta microbiota puede incidir positivamente en la producción de, por ejemplo, ciertos neurotransmisores, es decir, sustancias que son producidas por las neuronas (y también por la microbiota) transportadas y liberadas, que van a tener una relevancia en cómo nos sentimos por ejemplo: la dopamina (neurotransmisor vinculado con el placer)”, añadió.

Fuente: TN

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