La falta de Vitamina D podría aumentar las posibilidades de desarrollar el síndrome de burnout

ALIMENTACIÓN Y SALUD Camila MARTINEZ
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La vitamina D es un nutriente que, además de desempeñar acciones relacionadas con el calcio y el fósforo, también interviene en una amplia variedad de actividades en el cerebro y en consecuencia, en la función neuroendocrina.

La baja concentración de vitamina D puede afectar negativamente el crecimiento y la comunicación entre las células, así como la actividad de las neuronas. Además, esta vitamina también se ha relacionado con la producción de serotonina, un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo.

Los estudios también indican que la falta de este nutriente es capaz de aumentar las posibilidades de desarrollar el síndrome de burnout. Este trastorno psíquico está relacionado con el agotamiento emocional y los niveles extremos de estrés en el trabajo, que pueden causar cansancio constante, despersonalización, dificultades de concentración y cambios en el sueño y el apetito.

En un estudio con trabajadores sanitarios con el síndrome “burnout” (estar quemados en el trabajo), se comprobó que los niveles de sus neurotransmisores estaban por debajo de lo esperado, lo que según los investigadores podría tener efectos sobre su estado mental. La falta de sueño también afecta a la correcta recepción de los neurotransmisores.

Aunque en los trastornos mentales intervienen muchos factores, hay varias medidas que se pueden tomar para que, al menos en lo básico, el organismo tenga lo necesario para que no falten neurotransmisores:

Comer suficientes proteínas.
Tomar suficiente omega-3, especialmente EPA y DHA.
Tomar sol y suplementos de vitamina D.
Asegurarse de tomar suficientes vitaminas y minerales.
Controlar el estrés y dormir lo suficiente.
Evitar los antibióticos.
Tomar probióticos.
Hábitos de autocuidado mental contra el burnout

“En el agotamiento emocional, siempre hay un discurso mental que lo facilita, por lo que hay que promover un diálogo positivo con nosotros mismos, que nos ayude a mejorar la autoestima”, sugiere la psicóloga Isabel Aranda. Por otro lado, practicar ejercicio físico es fundamental “para equilibrar la energía y distanciarnos del tema que origina el estrés”.

“El cuerpo nos avisa de la sobrecarga que estamos viviendo”, por lo que conviene prestarle la atención y cuidados necesarios. Finalmente, nos aconseja reflexionar y tomar decisiones que procuren equilibrio en nuestra vida, a la vez que ponemos límites a lo que queremos y a lo que no.

“‘Primero hay que parar y reflexionar. A partir de ahí, podemos hacer ejercicio físico, de relajamiento o mindfulness, distraernos con otras actividades o personas y hacer una pausa. Pero ser conscientes de cómo estamos ante nuestra vida es el punto de inflexión’, finaliza.

Fuente: TN

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