Investigan si papas, tomates y berenjenas pueden ser fuentes de nuevos medicamentos contra el cáncer

ALIMENTACIÓN Y SALUD Rosario CALVO
6BHKWMQ5SVA5FL3GWWID62UPHA

Los investigadores dicen que las plantas de solanáceas, clasificación botánica para los vegetales de cierta familia, que incluyen las papas, las berenjenas y los tomates, podrían ser fuentes de nuevos medicamentos contra el cáncer.

En la Universidad Adam Mickiewicz, de Polonia, hicieron una trabajo que fue publicado en la revista Frontiers of Pharmacology. Allí plantean que los compuestos bioactivos llamados glicoalcaloides pueden desempeñar un papel en la prevención o el tratamiento del cáncer.

Las plantas de solanáceas producen alcaloides como defensa contra los animales que las comen. Algunos son tóxicos. Sin embargo, los investigadores dijeron que si pueden encontrar una dosis segura y terapéutica, podrían convertir un veneno en medicina.

“Sería especialmente cautelosa al pensar en los glicoalcaloides de la papa, incluida la alfa-solanina y la chaconina (que se pueden encontrar en las papas ‘verdes’ y son la razón por la que eliminamos las partes verdes)”, señaló Jessica Cooperstone, investigadora del Programa de Investigación de Carcinogénesis y Quimioprevención del Centro Integral del Cáncer de la Universidad Estatal de Ohio y profesora asistente del Colegio de Alimentos del Estado de Ohio.

“Estos pueden ser altamente tóxicos en los seres humanos. Algo que puede ser bueno, o incluso esencial en dosis bajas o moderadas, puede ser tóxico cuando se administra en niveles altos”, advirtió.

En el estudio reciente, los científicos analizaron específicamente cinco alcaloides y cómo podrían ser efectivos en el tratamiento del cáncer:

Solanina: posiblemente podría detener los carcinógenos en el cuerpo para inhibir la metástasis.
Chaconina: tiene propiedades antiinflamatorias y podría tratar la sepsis.
Solasonina: puede evitar que las células de cáncer de hígado se reproduzcan y funcionar como un tratamiento complementario cuando se combate la resistencia a los medicamentos contra el cáncer.
Solamargine: se cree que ataca las células madre cancerosas.

Tomatina: apoya la regulación del cuerpo de los ciclos celulares y podría usarse para matar células cancerosas.
Al analizar esta información, los investigadores encontraron que los diversos compuestos pueden atacar diferentes cánceres e infecciones, como la sepsis.

Los glicoalcaloides y el efecto en el cuerpo humano
Los glicoalcaloides pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas. Algunos estudios han sugerido que no son tóxicos y no corren el riesgo de dañar el ADN o causar tumores futuros.

Sin embargo, un estudio de 2008 encontró que lo contrario era cierto. Cuando una papa comienza a brotar, el contenido de glicoalcaloides aumenta: si se comen pequeñas cantidades de papas germinadas, se podría tener síntomas como vómitos, diarrea y dolor abdominal, generalmente a las pocas horas de su consumo. Los niveles de consumo más altos podrían causar caídas de la presión arterial, pulso rápido, fiebre, dolores de cabeza, confusión y, en casos extremos, la muerte.

Magdalena Winkiel, estudiante de doctorado en la Universidad Adam Mickiewicz y autora principal del estudio, sugiere que si los glicoalcaloides no pueden reemplazar los medicamentos actuales contra el cáncer, posiblemente podrían usarse como una terapia combinada que puede aumentar la efectividad de algunos tratamientos.

Se necesitaría una comprensión detallada de las propiedades de los glicoalcaloides para evaluar más a fondo cómo pueden ayudar a combatir el cáncer.

“Hay una diferencia importante entre comer frutas y verduras para la salud (a menudo la prevención) frente a la extracción de materiales vegetales para medicamentos potencialmente bioactivos (a menudo tratamiento)”, plantea Cooperstone.

“Hay muchas investigaciones que muestran los beneficios de comer alimentos vegetales para reducir el riesgo de cáncer, pero poca evidencia concluyente sobre los efectos de compuestos específicos o alimentos específicos”, agregó.

El siguiente paso sería utilizar estudios in vitro y en animales modelo para determinar la seguridad y la eficacia antes de pasar a los ensayos en humanos.

“Las pruebas de alcaloides solanáceas para el tratamiento del cáncer aún no llegaron a la etapa de testeos en animales y los ensayos clínicos en humanos están bastante lejos”, reconoce Cooperstone. “Gran parte de este trabajo se encuentra en desarrollo muy temprano y necesita un tiempo significativo e inversión financiera para una investigación completa”.

Fuente: TN

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto