Poner música y cantarle al bebé en gestación es una buena opción para la conexión emocional

NOTICIAS DE INTERÉS Olivia BIANCHI
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La música puede convertirse en una aliada en la vida cotidiana al prepararnos para iniciar una tarea, acompañarnos durante actividades mecánicas o despejarnos luego de un día de alta demanda cognitiva. En el caso de las embarazadas, permite tener una conexión emocional con el bebé que se está gestando, ya sea al escucharla o al cantarla.

“La música para la relajación no solo puede generar e inducir emociones positivas, sino también regular estados emocionales displacenteros y reducir el estrés y la ansiedad al promover la respuesta de relajación”, explicó la Licenciada Jorgelina Benavidez, musicoterapeuta (M.N. 269).

Además, dijo que, según estudios de investigación en donde se utilizó música, que no necesariamente era de preferencia de los participantes, para medir su impacto en los sistemas cardiovascular y respiratorio, “se observó que el énfasis de la música y las frases rítmicas son ‘seguidas’ consistentemente por variables fisiológicas”. “Es decir que las respuestas autónomas (frecuencia respiratoria, ritmo cardíaco) se sincronizan con la música. Estos resultados nos hacen pensar en el potencial del estímulo musical para contribuir a la desactivación de las respuestas físicas automáticas propias de los estados de estrés y ansiedad”, añadió.

“Lo más importante es escuchar y registrar cuál es aquella música que a vos te relaja. Además, si tenemos que pensar en líneas generales, hay más probabilidades de que una pieza tenga un efecto relajante si la velocidad de su ritmo es más bien lento y constante, si la melodía y la armonía son predecibles. Si hay repetición, estas características principales parecen también generar cierta seguridad al cerebro”, destacó la licenciada Agustina Santos, musicoterapeuta, (M.N. 130).

Conectar con el bebé desde la música
“La música de preferencia de la madre tiene el potencial de ser un medio para el desarrollo de su propio bienestar. Por ejemplo, puede aumentar la sensación de felicidad al cantar sus canciones de sentido personal, generar sensación de placer por la liberación de dopamina al escuchar su música placentera”, indicó Benavívez.

La musicoterapeuta, que junto con Santos forma parte del Equipo de Musicoterapia de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), agregó: “Todo ese impacto positivo a nivel emocional, fisiológico, hormonal e inmunológico que experimenta la madre cuando está escuchando y/o cantando, también influye y es transmitido al bebé”.

Además expresó: “No pensamos a la música como algo ‘mágico’ que de un segundo a otro genera cambios a largo plazo, sino que tiene el potencial para utilizarse como estrategia de afrontamiento positivo del estrés, para la regulación emocional. Se trata de incorporar en la vida diaria estrategias que incluyan la música, y eso requiere algo de tiempo y constancia, ya que el bienestar se cultiva. No podemos hablar de prescripciones o recetas musicales, dependerá de la música de preferencia para cada persona según la etapa vital que esté transitando, entre muchos otros factores”.

Musicoterapia y embarazo
El licenciado Federico Gabriel considera que el trabajo de Musicoterapia en el embarazo permite a las futuras mamás conectarse con sus bebés por nacer de una manera diferente y, según indica en su página web, “el vínculo se fortalece utilizando los efectos que tiene la música con actividades terapéuticas dentro de un contexto de contención grupal”.

“Este tipo de aplicación mejora la calidad del embarazo, del trabajo de parto y del nacimiento del bebé reduciendo el nivel de ansiedad de la futura mamá y el estrés neonatal y favorece el control del dolor que sufre la futura mamá durante las contracciones propias del trabajo de parto y del parto”, informa.

Además, resalta que “desde lo terapéutico la futura mamá se compenetra mucho más en las tres áreas fundamentales del embarazo: desde lo físico, lo psíquico y lo emocional; mientras que el feto se irá relacionando con melodías que reconocerá dentro del útero y que estimularan su sistema neurovegetativo”.

La audición fetal
Federico Gabriel dice que “el aparato auditivo del feto se termina de desarrollar aproximadamente al cuarto mes y medio. Recién después de ese tiempo de gestación, el bebé comienza a captar los sonidos, primero del interior y luego del exterior. El feto recibe a través del sonido la información más rica y variada”.

“El cuerpo de la futura mamá no es silencioso. En el amnios, que es la cara interna del útero, hay una atmósfera sonora. Allí tenemos los sonidos de la actividad cardiovascular de la futura mamá, la circulación de la sangre a través de la placenta, el ruido del aparato respiratorio, el digestivo, el sistema circulatorio, el propio latido cardíaco del feto y sus movimientos”, explica.

También, indica que “hay algunos sonidos de instrumentos musicales que tienen sus frecuencias por debajo de las que hay en esa atmósfera sonora y el bebé los puede percibir. Esas frecuencias generan una vibración y provoca una sensación física al feto aunque quizás auditivamente no los puede llegar a captar. Hay otras frecuencias que las llega a discriminar auditivamente pero no las puede percibir corporalmente porque su vibración no es tan fuerte. Por otro lado, tenemos el efecto que le causa la música a la mamá mientras realiza un ejercicio de relajación. El feto es receptor directo de la sensación emocional que la música le provoca a su madre”.

Tips antes de cantarle al bebé
Realizar ejercicios de respiración profunda, ya que para cantar utilizamos esa misma respiración (respiración costo-diafragmática).
Intentar bostezar tomando una bocanada de aire. El bostezo puede ser efectivo para relajarnos y en especial la zona de la mandíbula que suele a veces estar con cierta tensión. “No es necesario tener estudio formal, experiencia o saber cantar para obtener los beneficios del canto; todos podemos beneficiarnos del mismo independientemente de la formación en la técnica”, destacó Benavidez.
A tener en cuenta durante el canto

Generar mayor apertura bucal al articular bien las palabras para que la voz pueda proyectarse mejor.
Cantar con atención plena, como única actividad. Se puede cantar sobre la pista de la canción de preferencia.
Registrar durante el canto: ¿cómo nos vamos sintiendo? ¿Qué emociones positivas nos genera? ¿Cómo se va sintiendo el cuerpo ante la vibración de nuestra propia voz?
Estrategias musicales para el cultivo del bienestar
Identificar, entre nuestra música de preferencia, cuál es aquella (ya sean canciones con letra o música instrumental) que consideramos “relajante”.

Escucharla con atención plena, como única actividad.
Registrar seguido a la escucha: cómo se fue sintiendo el cuerpo, qué impacto tuvo en la respiración, qué es lo que hizo a esa pieza relajante.

Las claves de repetir la práctica
Las licenciadas destacaron: “La clave está en la repetición de la práctica, aunque sean momentos breves. Además es importante comprender que no hay recetas musicales y que la base de la música para el cultivo del bienestar es registrar, de manera individualizada, cuál es la música que promueve la respuesta de relajación y saber utilizarla en el momento adecuado”.

“Hoy se sabe que la música puede activar las estructuras cerebrales responsables de procesar y regular las emociones. Puede generar e inducir emociones positivas (alegría, optimismo, serenidad), fundamentales para el bienestar; así como regular estados emocionales displacenteros y reducir el estrés y la ansiedad, al promover la respuesta tanto de relajación como de activación, según lo que cada uno necesite al momento de escucharla”, estos resultados nos hacen pensar en el potencial del estímulo musical para activarnos y energizarnos al influir en forma casi automática nuestro sistema motor”, explicaron.

Benavidez y Santos señalaron que existe un fenómeno llamado entrainment (sincronización) que ocurre cuando nuestro sistema motor sincroniza con los ritmos externos que escuchamos casi de manera automática, como por ejemplo cuando al escucharla enseguida comenzamos a mover la cabeza o el pie al ritmo marcado y regular de la música que suena, ampliaron las especialistas.

Este fenómeno demuestra la fuerte influencia del ritmo para inducir el movimiento, tanto para iniciarlo como para acompañarlo o mantenerlo, es por esto que sería útil identificar aquella música que nos invita a movernos, aún en esos momentos en los que estamos apáticos o cansados, sin energía, contaron.

Una cantante y su experiencia durante el embarazo
Claudia Lomeña, música, cantante, productora musical y docente, relató su experiencia del bienestar de la música y su maternidad: “La música conecta con las emociones. Es un estímulo que puede hacernos sentir bien. Si la mamá se siente bien, también el bebé. Además, uno de los beneficios de la música en el embarazo es la posibilidad de estimular distintas áreas cerebrales, especialmente aquellas que tienen que ver con el lenguaje y la comunicación”.

También añadió: “Al escuchar una canción o al oír la voz de su madre o su padre entonar una melodía, las células cerebrales se activan para prestar especial atención a ese estímulo externo. Cuando la mamá le canta una canción de cuna al bebé que está en su panza, el bebé guarda la memoria de esas melodías y al recordarla fuera del vientre le ayuda a calmar el llanto en muchas oportunidades”.

“La música es estimulante de sentidos y emociones, la idea de la música clásica tiene que ver con la tranquilidad y la relajación, pero escuchar música variada que le guste a la mamá, durante períodos cortos es muy saludable. Que la mamá le cante al bebé es la conexión más amorosa que existe, cantar es liberador y ese ida y vuelta es una unión que nos va preparando mentalmente para el tiempo que sigue”, agregó.

“En la voz se puede percibir la ternura, la tranquilidad, el amor. Mi hijo empezó a cantar antes de hablar. Además, mientras estuve embarazada, me tocó trabajar cantando, y podía entender claramente lo que le gustaba escuchar y lo que lo ponía tenso”, concluyó Lomeña.

Fuente: TN

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