Leche, cítricos y pan: los mejores trucos para aliviar los efectos del picante

NUTRICIÓN Ivana ALFARO
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El picante produce un ardor inmediato que también es muy desagradable y que se suele intentar calmar con un buen vaso de agua fría. Grave error. De hecho, es posible que sea el remedio más inútil de todos, ya que la capsaicina (componente activo de los ajíes picantes, conocidos también como chiles) es insoluble en agua. Entonces, ¿qué hay que hacer para aliviar el picante?


El método más eficaz es tomar algo graso como aceites, crema, leche o manteca. El pan, la sal y el azúcar también ayudan a combatir el picor.

Otro remedio es disfrutar de un porrón de cerveza o una copa de vino después de comer alimentos picantes porque, al parecer, el alcohol diluye la capsaicina que reside en el paladar. Una acción que se multiplica si, además, ambos líquidos están fríos. Eso sí, deben tener más de un 5% de etanol, un compuesto químico conocido también como alcohol etílico. De lo contrario, su poder será similar al del agua, es decir, inexistente.

Los grados del picante y la resistencia
La escala Scoville, nombrada, en 1912, por Wilbur Scoville, el farmacéutico que creó el examen organoléptico, es una medida del grado de picor o pungencia de los chiles.

“Ante una elevada exposición a alimentos picantes se puede experimentar una resistencia de los receptores de la capsaicina, aumentando así la tolerancia a la sensación de picor, como ocurre en países como México. Mientras que los europeos empiezan a sufrir ardores en alimentos con grados de 5.000 SHU (escala Scoville) como los pimientos del padrón picantes, los mexicanos son capaces de tolerar chiles de hasta 20.000 SHU”, comenta Judith Torrell, diplomada en Nutrición Humana y Dietética de España.

Origen del picante
El origen de los ajíes picantes se encuentra en la selva amazónica, en Sudamérica. Se esparcieron hacia Centroamérica, Norteamérica y el Caribe de manera natural a través de la agricultura aborigen precolombina. Cristóbal Colón los introdujo en Europa al regresar de América.

El picante surge como mecanismo de defensa, ya que algunas plantas producen frutos picantes para evitar que los mamíferos se los coman, garantizando así la reproducción de su especie.

Entre los beneficios del picante se incluye su uso como conservante natural de los alimentos. De hecho, en el Antiguo Egipto lo utilizaban en el embalsamamiento de las momias.

Los cinco beneficios para nuestra salud de los picantes
La capsaicina, el componente activo en los chiles, actúa como analgésico y se utiliza en muchas cremas dermatológicas, por su poder para calmar el dolor en músculos, huesos y articulaciones.
Esta sustancia es muy efectiva para combatir también algunos tipos de dolor neuropático o neuralgia del trigémino.
Esta oleorresina acelera el metabolismo y provoca la combustión de grasa, reduce el colesterol malo que se acumula en las arterias y tiene un alto contenido en vitamina E y antioxidantes.
Su ingesta puede provocar la liberación de endorfinas y serotonina, lo que hace que algunas personas quieran consumirlo sintiendo placer y bienestar.
Acelera el ritmo cardíaco y provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, por lo que algunos estudios llegan a considerarlo afrodisíaco.
La revista British Medical Journal publicó un estudio que afirmaba que las personas que tomaban comida picante a menudo tenían un 14% más de posibilidades de vivir más años que aquellas que la ingerían menos de una vez a la semana, siendo menos propensos a padecer cáncer y afecciones cardiorrespiratorias.

Fuente: TN

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