Día Mundial de lucha contra la Obesidad: los tratamientos no son mágicos

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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El aspecto emocional interviene de manera contundente a la hora de comer. Hay personas que comen por tristeza, por impulso, por enojo, y hay quienes tienen trastorno por atracón nocturno. Todo este panorama no va a cambiar con el uso exclusivo de una medicación o una intervención quirúrgica como puede ser una cirugía bariátrica o balón intragástrico.

“Todos necesitamos actuar” es el lema 2022 del Día Mundial de la Obesidad, que se celebra este 4 de marzo. Esta fecha ha sido institucionalizada desde 2020, con el fin de dedicar este día a abordar la epidemia mundial de obesidad y está convocada por la Federación Mundial de la Obesidad en colaboración con sus miembros mundiales.

Los tratamientos para la obesidad no son salidas mágicas
“Los tratamientos para la obesidad se plantean como salidas mágicas y la obesidad, en realidad, necesita acompañar cada herramienta con una base de cambios de hábitos. Los pacientes con esta enfermedad tienden a buscar una solución rápida y las opciones disponibles no hacen otra cosas que causar frustración y recaídas si no se apoyan en buenas costumbres”, señala Juana Poulisis (M.N. 97.898), psiquiatra que se especializa en trastornos alimentarios.

La experta agrega que como en toda patología de trastorno alimentario, el cambio en los hábitos y especialmente en los patrones de pensamiento es gradual y requiere un refuerzo positivo del entorno por encima de las estigmatizaciones.

“La obesidad se entiende como una enfermedad médica crónica y no simplemente como una consecuencia de malas elecciones de comportamiento de salud. Es el resultado de un desequilibrio entre el consumo de energía y el gasto energético de un individuo”, indica María Laura Oliva (M.P. 1.076), especializada en Nutrición Clínica y docente del campus del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.

“Es una enfermedad heterogénea que puede desarrollarse mediante un aumento de peso lento y constante durante un período prolongado, o por ráfagas rápidas de aumento de peso, es por ello por lo que se requiere un enfoque preventivo, se necesitan evaluaciones periódicas del peso corporal para detectar el aumento de peso temprano”, recomienda.

Aunque la comunidad científica sabe desde hace mucho tiempo que la obesidad no es una condición que las personas eligen, sino que es el resultado de la biología y el medio ambiente, el resto del mundo necesita tener esto más presente.

Cerebro y obesidad
Uno de los factores que predisponen a comer en gran cantidad está relacionado con el modo en que circulan los mensajes de hambre o saciedad a nivel cerebral. El desencadenamiento de comportamientos compulsivos y el hábito de utilizar la comida como un recurso para equilibrar las emociones encontrarían explicación en una falla del mecanismo regulador del circuito del placer a nivel del sistema nervioso central.

“En el orden de los comportamientos con relación a la comida que se adquieren desde la infancia, es negativo usar la alimentación como recurso de contención cuando sobrevienen la frustración o el miedo. No es bueno tomar por costumbre recurrir a los dulces o los snacks frente a una situación de estrés que no se puede manejar, estas conductas se graban a fuego y se recrean incluso en la adultez”, remarca Poulisis.

En la Argentina, según datos de la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, efectuada en el año 2019, el exceso de peso está presente en el 67,9% de la población adulta, correspondiendo el 34% a sobrepeso y el 33,9% a obesidad.

Fuente: TN

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