Los peligros de comer mucho atún en conserva a la semana

NUTRICIÓN María Alcaraz para ABC
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El atún en conserva es una de las opciones más socorridas a la hora de cocinar: si no tenemos tiempo, ganas o ideas, una lata de atún puede darle vida a casi cualquier plato. Desde las ensaladas más tradicionales a empanadas, revueltos, o incluso como parte de un plato de pasta, para los más valientes.

Uno de los problemas que pueden aparecer es que, es un alimento tan rico y fácil de utilizar que nos pasemos con su consumo. Pero, si se toma en su justa medida, es una opción fantástica para comidas y cenas saludables. Tanto Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, como Adriana Oroz, dietista-nutricionista de 'Adriana Oroz Nutrición & Dietética', explican que el consumo semanal de atún en conserva debe ser entre una y dos latas. «Dentro de una dieta equilibrada y variada puede esta incluido, pero es recomendable no superar esta cantidad semanal, por su alto contenido en sal y por la presencia de mercurio en su composición» comenta Adriana Oroz. Sobre esa presencia de mercurio, apunta Beatriz Robles que el atún, en este caso el atún rojo, es considerado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) como un alimento de contenido medio de mercurio. Esto, en altas cantidades, puede ser perjudicial para la salud; de ahí la recomendación de dos latas semanales, y alternar el consumo de este pescado con otros de más bajo contenido en mercurio.

Beneficios del atún en conserva
¿Y tiene beneficios para nuestra salud? Explica Adriana Oroz que, el pescado azul, grupo en el que se engloba el atún que viene en lata, es una de las mejores fuentes de omega 3, gracias a su contenido en EPA y DHA. Esto hace que tenga un perfil de grasa cardiosaludable. Además, Beatriz Robles se refiere a datos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que analizan los beneficios para la salud del consumo de pescado, en relación con el posible riesgo por presencia de mercurio. Estos refleja que el consumo de una o dos raciones semanales de productos de la pesca se asocia a mejores resultados en el desarrollo neuronal en niños y con una reducción del riesgo coronario en adultos.

Una duda que puede surgir es si es igual de saludable tomar atún en conserva en vez de fresco. «Nutricionalmente es un producto de buena calidad y la comparación con el atún fresco dependerá sobre todo de las diferentes calidades de la conserva, por una parte, y del atún fresco, por otra», desarrolla Beatriz Robles. Puntualiza que las conservas de pescado son alimentos que pueden considerarse buenos procesados, siempre que partan de una materia prima de calidad y tengan un buen líquido de cobertura. Aunque generalmente el producto fresco «se considera el de mejor calidad», dice Robles, se puede encontrar un producto en conserva de una calidad muy alta que salga mejor parado en sus propiedades sensoriales (sabor, textura, olor) que un producto fresco de calidad baja.

Cómo elegir el atún en conserva más saludable
Si nos decantamos por este tipo de atún, es importante mirar su etiqueta para elegir la versión más saludable posible. La recomendación de Adriana Oroz es priorizar conservas al natural o en aceite de oliva virgen. «Al evitar otro tipo de aceites vegetales, nos aseguramos un buen equilibrio entre omega 3 y omega 6 en nuestra alimentación», asegura. Por otro lado, Beatriz Robles recuerda la importancia de fijarnos en el contenido de sal del producto. Esta no debe ser mayor de 0.8 gramos de cada 100. «Además, es importante la preparación: por ejemplo, las migas son trozos pequeños mientras que los lomos serán trozos más grandes y organolépticamente más deseables», añade la nutricionista.

Por último, ambas nutricionistas hablan del tiempo que puede aguantar una lata de atún en la despensa, pues hablamos de un procesado saludable y con una vida útil muy larga. «Pueden durar hasta seis años en buen estado y en aceite», asegura Adriana Oroz. Puntualiza que es importante conservarlas en ambiente seco a temperatura estable y, antes de consumirlas, mirar la fecha de caducidad y el estado de la lata. «El problema viene cuando las latas están abolladas, abultadas, rotas o golpeadas. Entonces es mejor no comprarlas o tirarlas», concluye.

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