La singular práctica que busca mejorar la salud mediante el contacto directo con la superficie de la Tierra

NOTICIAS DE INTERÉS Sandra PALACIOS
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El grounding, conocido como “conexión a tierra” en español, es una práctica que busca mejorar la salud y el bienestar mediante el contacto directo con la superficie de la Tierra. Caminar descalzo, acostarse en el pasto o simplemente tocar el suelo con las manos son formas de grounding que, según defensores de la técnica, promueve una mayor conexión con la energía terrestre.

Durante las últimas décadas, las prácticas alternativas han captado el interés de profesionales de la salud y de quienes buscan mejorar su calidad de vida. El grounding no es la excepción. Aunque sus efectos aún generan debate en el ámbito científico, diversos estudios comienzan a explorar su impacto y el potencial que podría tener en el bienestar físico y emocional.

Qué dice la ciencia sobre el grounding
El grounding se fundamenta en el contacto directo con la Tierra, bajo la premisa de que nuestro cuerpo puede absorber electrones libres que ayudan a combatir la inflamación y el estrés oxidativo. Un estudio publicado en el Journal of Environmental and Public Health evidenció mejoras en el sueño, reducción del dolor y menor inflamación en personas que practicaron grounding regularmente. Según los autores, “la conexión a Tierra influye en parámetros fisiológicos clave que afectan la salud”.

El respaldo científico, sin embargo, se encuentra aún en etapas iniciales. Si bien los estudios preliminares arrojan resultados prometedores, la comunidad científica pide más investigaciones rigurosas para confirmar la efectividad y magnitud de los beneficios. Además, es fundamental considerar que la respuesta del cuerpo humano a la conexión con la Tierra puede variar entre individuos. Algunos defensores sostienen que simplemente caminar descalzo sobre césped o arena puede ser suficiente para experimentar los efectos positivos, mientras que otros enfatizan la necesidad de una práctica más sistemática que incluya herramientas como alfombrillas o sábanas conductoras.

Beneficios percibidos y posibles efectos del grounding
Las teorías detrás del grounding sugieren que los electrones libres que se encuentran en la superficie de la Tierra actúan como antioxidantes naturales, ayudando a neutralizar los radicales libres que contribuyen a la inflamación. Sin embargo, esta idea, aunque intrigante, requiere más validación a través de estudios controlados y a largo plazo. La conexión entre la naturaleza y el bienestar humano no es nueva; diversas culturas han integrado prácticas al aire libre en sus rutinas diarias, obteniendo beneficios psicológicos y físicos.

Los defensores del grounding aseguran que el contacto con el suelo puede proporcionar múltiples beneficios, incluyendo:

Mejoría en el sueño. Se cree que el grounding puede regular los ritmos circadianos.
Reducción del dolor y la inflamación. Algunas personas reportan alivio de molestias crónicas.
Mejoras en la circulación sanguínea. El flujo sanguíneo podría verse estimulado mediante el contacto directo con la Tierra.
Disminución del estrés y mayor bienestar emocional. La conexión con la naturaleza fomenta estados de relajación.
En el ámbito de la salud mental, el grounding también se está explorando como una técnica complementaria para la reducción del estrés y la ansiedad. Algunos terapeutas han comenzado a incorporar este enfoque en sus tratamientos, sugiriendo que el simple acto de conectar con la naturaleza puede ofrecer un alivio significativo.

Críticas y limitaciones de la evidencia actual
Como sucede con muchas terapias alternativas, el grounding enfrenta detractores que señalan la falta de ensayos clínicos robustos y de larga duración. El Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud menciona que, si bien las evidencias iniciales son atractivas, la cantidad de estudios a gran escala y revisiones sistemáticas es limitada.

Por otro lado, el interés en el grounding no debe descartarse de inmediato. La relación entre contacto con la naturaleza y bienestar ha sido documentada en otras áreas. La clave es distinguir entre testimonios y ciencia comprobada. Así, aunque el grounding presenta un horizonte prometedor, es crucial mantener un enfoque crítico y fundamentado en la evidencia. La ciencia debe seguir avanzando, y educativos y clínicos pueden trabajar en conjunto para entender mejor cómo esta práctica puede encajar dentro de un estilo de vida saludable.

Fuente: TN

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