Estamos alcanzando las temperaturas más altas del año y las personas con diabetes tienen mayor riesgo de complicaciones derivadas del exceso de calor: tienen un mayor riesgo de deshidratación, ya que se altera la manera en la que el organismo utiliza la insulina.
“Si una persona necesita en promedio de 2 a 3 litros de agua por día, el paciente con diabetes necesita más. Sobre todo si está descompensado, es decir, varios días con la glucosa alta o está tomando diuréticos”, advierte León Litwak (M.N. 40.398), profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital.
Si los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo que deberían durante períodos prolongados de tiempo, los riñones intentarán eliminar parte del exceso de glucosa expulsándola en forma de orina.
Síntomas de la deshidratación:
Sed
Dolor de cabeza
Sequedad de boca y ojos secos
Boca reseca o pegajosa
Mareos o dolores de cabeza
Cansancio
Problemas de concentración
Baja diuresis
Orina de color amarillo oscuro
“Es importante que aquellos pacientes que se aplican insulina, no pierdan la cadena de frío. Hay que ser más cuidadoso en el transporte”, aconseja Litwak. La insulina en uso puede estar a temperatura ambiente y con cifras que superen los 30 grados conviene protegerla.
Diabetes, hipertensión y pie diabético
El experto asegura que es frecuente que el calor baje la tensión arterial, por lo que es clave hablar con el médico para evaluar si hay que reducir alguna dosis en aquellos que tienen hipertensión.
Respecto a los pacientes que usan parches, o monitoreos continuo de glucosa, “deben tener en cuenta de mantener la zona seca para que no se desprenda y cause problemas en la medición”, señala el médico diabetólogo.
Los cuidados del pie también deben revisarse en estos días para evitar ir descalzo o el uso de calzado inadecuado, que favorece la aparición de lesiones en los pies y sus graves consecuencias.
En el caso de los chicos con diabetes, ¿cuáles son las normas básicas para el verano?
La mayor actividad física puede favorecer episodios de hipoglucemia, así como una mayor velocidad de absorción de la insulina a causa del calor.
Las altas temperaturas suelen condicionar que el reconocimiento de las bajadas de azúcar sea más difícil y que esta bajada pueda pasar desapercibida hasta que el nivel de azúcar sea peligrosamente bajo.
Igualmente, el calor en una zona de inyección concreta puede comportar una aceleración de la velocidad de absorción de la insulina y ello contribuir a que la glucemia baje de forma inesperada.
Finalmente, la disminución de platos ricos en grasas puede igualmente suponer un menor contenido calórico de las comidas y una necesidad de disminuir las dosis de insulina. En cualquier caso, es importante mantener un buen grado de hidratación con agua fresca y/o bebidas no azucaradas (light).
Es muy normal que los chicos quieran tomar helados, lo que no se les debe prohibir siempre y cuando sepan ajustar su dosis de insulina. Para ello se les debe enseñar a contar por raciones de hidratos de carbono, como a los demás tipo 1.
Fuente: TN