La fruta insignia que disminuye el colesterol “malo” y alivia el dolor muscular

NUTRICIÓN Sandra PALACIOS
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Representan elegancia, clase y dulzura; no en vano se han convirtieron en un gesto popular para hacer referencia a la culminación de un evento importante o, mejor dicho, de alcanzar “la cereza del postre”. Es una fruta que se puede comer fresca, congelada, como mermelada o salsa y con múltiples usos en recetas tanto dulces como saladas.

Los cultivadores de cerezas creen que su origen se sitúa en Asia Menor y que la expansión de su ingesta se vincula con la ancestral colonia griega de Kerasos y actual Giresun, una provincia ubicada en el noreste de Turquía, en la región del Mar Negro. Desde aquel sitio el cultivo habría sido trasladado a Roma por el general romano Lúculo, quien luego lo dispersó por el resto del imperio. Sin embargo, los agricultores aseguran que el mayor propagador de la fruta no fue este personaje histórico sino más bien, las aves que son grandes consumidoras de cerezas dado su color y dulce sabor.

“Hoy el cultivo del árbol de cerezo se extiende por diversas regiones del mundo con climas templados, siendo Turquía, Rusia, Estados Unidos, Chile, Italia, Francia y España los principales países productores. La elaboración y cultivo de la cereza, a diferencia de otras frutas, requiere de una gran integración entre los distintos actores de la cadena productiva. Datos compartidos por las diversas provincias argentinas aseguran que este proceso productivo colabora con la economía regional de las provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Chubut.

Asimismo, el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto revela que en 2021 la Argentina exportó US$15,5 millones de cerezas a China equivalentes a 1.987 toneladas, lo que implicó un 31% de las exportaciones argentinas de cerezas. “La tendencia en los últimos años es a un crecimiento muy dinámico: en 2019, año de apertura del mercado chino a las cerezas argentinas, las exportaciones alcanzaron los US$1,7 millones”, informa la institución.

 El gran exportador de la región al que le sigue la Argentina es Chile, país hermano situado entre el top 10 de expedidores mundiales de cereza junto con Turquía y los Estados Unidos.

A pesar de su fuerte éxito en ventas, el consumo nacional es relativamente bajo. “La cereza no es una fruta con gran demanda en la Argentina. A diferencia de otros países del mundo, acá no es valorada ni vista como una comida exclusiva o gourmet como sí ocurre en otras culturas”, asegura la licenciada en Nutrición y directora de Nutrim, Mariana Patrón Farias.

 
Propiedades de la cereza
Las cerezas son frutas pequeñas y carnosas, de un color rojo vibrante que se debe a la presencia de antioxidantes en ella, cuenta la Lic. Patrón Farias quien, a su vez, explica que dichos compuestos provocan tonalidades de color similares en otras frutas como las moras, frutillas, frambuesas y arándanos. “Este antioxidante específicamente se llama antocianina y se destaca por cumplir funciones antiinflamatorias y antienvejecimiento”, asegura.

 Diversos estudios ponen de manifiesto que gracias a las antocianinas, el consumo de cerezas se hace cuasi medicinal al reducir los marcadores biológicos inflamatorios en el cuerpo y prevenir enfermedades inflamatorias crónicas como lo son la diabetes, artritis y enfermedades del corazón.

En adición, las cerezas son uno de los muchos alimentos que tienen la capacidad de reducir el colesterol. Esto mismo demuestra una investigación titulada “Revisión sistemática de antocianinas y marcadores de enfermedad cardiovascular” en la que se expresa que los alimentos ricos en antocianinas aumentan las cifras de colesterol HDL —lipoproteínas de alta densidad que pueden retirar el colesterol de las arterias y transportarlo de vuelta al hígado para su excreción y es conocido como “bueno”— y reducen las de colesterol LDL —lipoproteínas de baja densidad, catalogado popularmente como colesterol “malo”–.

Esta fruta de tamaño pequeño, pero con grandes propiedades para la salud también cuenta con nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. “Contiene vitamina A y C, proteínas, fibra y sales minerales, además de contar con un bajo contenido calórico que la convierte en un snack o fruta ideal para picar saludablemente”, dice Patrón Farias. Sucesivamente, la dietista sugiere no consumirla demasiado madura puesto que, si bien tiene un sabor más dulce, en esas etapas puede ir perdiendo nutrientes.

Otra característica relevante de la cereza es la presencia de melatonina que tiene. Se trata de una hormona encontrada en todas las especies animales, incluidos los seres humanos, que en concentraciones regula el ciclo de sueño-vigilia. En añadidura, el Hospital de Clínicas de Cleveland, Estados Unidos informa que el consumo de cerezas promueve un sueño más reparador al poseer altos niveles de: melatonina, serotonina —sustancia química que ayuda al cuerpo a producir melatonina— y triptófano —aminoácido que aumenta la serotonina—.

En última instancia, cabe destacar otra de sus capacidades: la de reducir el dolor muscular post ejercicio. “Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de las cerezas funcionan como los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno, para reducir o prevenir el dolor. Aunque, con las cerezas, no existe el riesgo de sufrir efectos secundarios dañinos, como posibles problemas gastrointestinales, renales y cardíacos”, asegura la institución norteamericano.

“Está buenísimo aprovecharlas en esta época ya que se consiguen fácilmente desde diciembre hasta fines de enero. Se las puede consumir el resto del año congeladas o comprar la pulpa, aunque siempre recomiendo consumir la fruta fresca”, concluye Patrón Farias.

Fuente: La nacion

 

   

 
 

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