Los secretos de la dieta que se basa en una alimentación 100% vegetal y en estado natural

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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En un mundo donde la alimentación cumple un papel fundamental en la salud individual y el bienestar del planeta, cada vez son más las personas que exploran distintas corrientes en busca de un estilo de vida más sostenible y consciente.

Dos de las propuestas más conocidas son el veganismo y el vegetarianismo, que ganaron popularidad en las últimas décadas por su enfoque en reducir el consumo de productos de origen animal. Sin embargo, en esta diversidad de opciones, el crudiveganismo emerge como una práctica que va un paso más allá, al abogar por una alimentación completamente basada en alimentos crudos de origen vegetal.

El hecho de que se coman crudos todos estos vegetales implica que no se cocinen, entendiendo el cocinado como “cualquier proceso que eleve a más de 42 grados la temperatura de los alimentos”, según la definición del cocinero y fundador de la academia de comida vegana Luis García. No obstante, él mismo señala que el crudiveganismo no suele implicar un estilo de vida al 100%, sino que es “más una tendencia que un valor absoluto”, es decir, se podría considerar a alguien crudivegano siempre y cuando se alimente, en un gran porcentaje, de vegetales crudos, pero sin que ello implique que no pueda tomar alimentos cocinados.

Es importante destacar que los crudiveganos también evitan el uso de azúcar refinada, harinas procesadas y aceites refinados. En lugar de ello, optan por alternativas más saludables y naturales, como el uso de frutas frescas como endulzante, la preparación de harinas a partir de frutos secos y semillas, y el consumo de aceites prensados en frío y sin refinar.

Está contemplado el consumo de cereales integrales y legumbres, siempre y cuando hayan sido previamente germinados o remojados: estos procesos, además, aumentan la biodisponibilidad de algunos de los nutrientes presentes en ellos.

Las claves a tener en cuenta en la dieta crudivegana
La doctora Laura Brown, profesora de Nutrición en la Universidad de Teesside, advierte que la dieta crudivegana podría causar daño si se sigue durante mucho tiempo.

La nutricionista admite que algunas verduras pueden perder nutrientes durante la cocción, como las coles de Bruselas y el repollo rojo que pierde hasta un 22% de su contenido de tiamina, pero otras tienen un mayor contenido de nutrientes cuando se cocinan.

“Esto se debe a que algunos nutrientes están ligados dentro de las paredes celulares de los vegetales. La cocción rompe las paredes celulares, lo que permite que los nutrientes se liberen y el cuerpo los absorba más fácilmente”, asegura la experta y agrega: “Por ejemplo, cuando se cocina, la espinaca se vuelve más fácil para el cuerpo absorber el calcio que contiene”.

Los tres consejos para llevar una dieta crudivegana son:

Estar atentos para cubrir los requerimientos energéticos del organismo: el crudiveganismo es un tipo de alimentación muy saciante, al contener mucha agua y fibra, y es fácil quedarse cortos de calorías a lo largo del día. Los frutos secos son una buena opción para sumar calorías y nutrientes a la dieta.

Suplementar con B12: al igual que ocurre en las dietas vegetariana y vegana, es imprescindible suplementar con vitamina B12 si se opta por no consumir alimentos de origen animal.

Cubrir necesidades proteicas: básicamente a través del consumo de legumbres que deben ser la base del aporte proteico en las dietas basadas en vegetales.

Fuente: TN

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