Qué es el SIBO y por qué se habla tanto de él: síntomas, causas y falsos diagnósticos

ALIMENTACIÓN Y SALUD Cristina MERCADO
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Hablar del SIBO está de moda en las redes sociales. Tanto es así que hoy parece ser la nueva respuesta multiusos. ¿Sientes que la tripa está hinchada? Tienes SIBO; ¿no puedes dormir bien? La culpa es del SIBO. ¿Te sienta mal lo que comes? Será por tu SIBO... Y así hasta completar un amplio catálogo de síntomas y de consejos que, muchas veces, no tienen nada que ver con este trastorno. No en vano, tal como alerta la nutricionista Laura Jorge (@ljnutricion en instagram) no es raro ver a muchas personas a las que se ha diagnosticado SIBO compartiendo sus menús y recetas en redes sociales como si fueran la panacea. Una práctica que, según explica, en realidad perjudica más que ayuda. «Hay personas que se ponen a seguir esas recomendaciones y no todos los SIBO son iguales, ni todas las personas con el mismo SIBO responden igual. Las redes sociales no suplen el asesoramiento personalizado», revela.

Pero, vayamos por partes. ¿Qué es el SIBO? Por sus siglas en inglés, esta palabra es un acrónimo de 'small intestine bacterial overgrowth', es decir, sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. La consecuencias de esta proliferación de bacterias, según revela la experta, son la alteración del intestino delgado, que puede llevar a una incapacidad para hacer su trabajo: garantizar una correcta absorción de los nutrientes. Por eso, como revela Laura Jorge, que además es autora del libro 'El método cóme sano, vive sano' (Zenith / Planeta) puede estar detrás de muchos procesos de malabsorción y también de muchas intolerancias alimenticias.

Causas del SIBO
Es cierto que, tal como revela la nutricionista, las razones que pueden desencadenar el SIBO son diversas y multifactoriales. Si bien aclara que la mayoría de los factores que actúan como trampolín para el desarrollo de este trastorno dependen del estilo de vida. Algunas posibles causas de este sobrecrecimiento bacteriano son, por tanto, el consumo de antibióticos de forma recurrente, el alcoholismo, el consumo de medicamentos como el Omeprazol o el Nexium (que reducen la producción de ácido en el estómago), las enfermedades gástricas como la gastritis crónica, las alteraciones en la motilidad intestinal o las cirugías del aparato digestivo.

Síntomas del SIBO y prueba específica
Algunos síntomas del sobrecrecimiento bacteriano, según explica la experta, son la distensión abdominal, la diarrea y/o el estreñimiento (o la combinación de ambas de forma cíclica), la caída del cabello, la debilidad de las uñas, la sequedad de la piel, el meteorismo (gases), grasa en las heces, presencia de moco, malestar abdominal, cansancio, debilidad y, en general, un empeoramiento de la calidad de vida.

Lo que sí es importante, según insiste la nutricionista, es acudir a un profesional en el caso de que las molestias digestivas no sean puntuales ni se puedan relacionar a un cuadro agudo. Lo primero, por tanto, será visitar al médico de cabecera y explicarle con todo detalle qué nos pasa y desde cuándo. Según el criterio del facultativo, según comenta Laura Jorge, las pruebas pueden ser muy diversas pues los síntomas citados no son exclusivos y únicos del SIBO, sino que son compatibles con otras patologías digestivas, por lo que el trabajo del médico será descubrir qué ocurre y prescribir, si así lo considera, una prueba específica del SIBO. Esta prueba, según detalla la experta, se realiza mediante un test de aliento que funciona así: la persona consume un sustrato reactivo para el SIBO y, una vez pasado el tiempo establecido (durante tres horas), se toma una muestra de aire a través de unos contenedores (el paciente debe soplar para ello) que recogen tres tipos de gases: hidrógeno, metano y dióxido de carbono. El resultado será positivo o negativo aunque, según aclara la nutricionista, también se tendrán en cuenta los síntomas del paciente durante las tres horas.

Tratamiento del SIBO
Si la prueba sale positiva, desde el punto de vista médico se pautará un tratamiento con antibióticos específicos y desde el punto de vista nutricional se aconsejará seguir una dieta baja en FODMAP. Con esta alimentación se pretende evitar o reducir la presencia, de forma temporal, de aquellos alimentos con tendencia a provocar una liberación de gas y con ello reducir su presencia dentro del intestino delgado. «Se trata de un protocolo concreto que debe ser guiado por un profesional de dietética y nutrición, ya que es importante un dominio absoluto de su desarrollo. Así, la pauta personalizada será muy específica», aclara Laura Jorge.

Además, tras el tratamiento con antibióticos será importante restaurar la microbiota intestinal, así como la mucosa, por lo que se aconsejará el consumo de probióticos (que también debe recomendarse de forma personalizada).

Qué hace empeorar el SIBO
El estrés, la ansiedad, la falta de descanso y la inactividad física son factores de riesgo que actúan como amplificadores de los síntomas digestivos ocasionados por el SIBO. No son los causantes, según aclara la nutricionista, pero sí que pueden provocar que el paciente sea mucho más vulnerable y sensible y puede hacer que sus síntomas sean más intensos o le afecten mucho más. «No podemos olvidar que hay un porcentaje altísimo de pacientes con problemas digestivos que terminan cayendo en depresión. Ni tampoco podemos olvidar que es la propia enfermedad digestiva la que puede provocar ansiedad al sentir que no se puede controlar o al verse el paciente sumido en un estado de aislamiento social y personal«, aconseja.

En este sentido la experta alerta de que son muchos los pacientes que toman el diagnóstico de esta enfermedad como una cuestión menor o de poca importancia creyendo que pueden atajarlo solo con un tratamiento antibiótico. «Para recobrar correctamente la función del intestino delgado deben realizar también un tratamiento dietoterapéutico específico», sentencia.

Fuente: ABC.ES

 

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