Qué entrenamientos pueden hacerte vomitar y por qué sucede

SALUD Rosario CALVO
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Hace un par de semanas, a raíz de la emisión de un especial sobre el CrossFit en el programa 'Focus' de Cuatro, se produjo uno de esos episodios propio de redes sociales en los que gente que no se conoce de nada se tira, virtualmente, los trastos a la cabeza. Como parte de la información incluida se aportó la opinión del catedrático en educación física Felipe Isidro, quien no dudaba en advertir sobre los puntos débiles de un sistema de entrenamiento de alta intensidad, y mencionando que la presencia de cubos para vomitar en los boxes venía a ser una demostración implícita del estímulo buscado. Este detalle, para mí anecdótico, fue el detonante del fuego cruzado entre partidarios y detractores del CrossFit.

Cada vez que veo un rato la tele me reafirmo en la decisión de invertir el tiempo en este dichoso aparato solo para consumir contenidos muy concretos de algunas plataformas de pago. Y nada más. Lo que no alcanzo a entender es cómo algo tan simbólico como el cubo para vomitar acabó siendo el pilar de la discusión. Mi opinión va en otro sentido. Toda esta polémica me ha parecido similar a la de la gente que se saca los ojos discutiendo sobre el azúcar de la fruta, y que argumenta lo malo que es comer plátanos ¿Alguien en su sano juicio cree que en los colegios los niños salen con bolsas cargadas de piezas de fruta, y de ahí derivan las tasas de obesidad actuales? Pues eso. La gente acude a los gimnasios y dice que ‘solo quiere tonificar'. A regañadientes sigue un entreno exigente y lo más común es decir un ‘ya no puedo más’ cuando empieza a costar. Ni siquiera en un box de CrossFit existe ese afán desmedido. Cualquiera que haya estado en un box sabe que hay más ‘come repes’ que gente entrenando como un atleta de élite. Otra cosa es que se lo crean cuando suben vídeos a las redes. Hoy en día mucha más gente vomita por un trastorno de la conducta alimentaria como la bulimia que por la exigencia de sus entrenamientos.

Al margen de polémicas, sentir náuseas ocasionadas por el ejercicio, o incluso el vomitar, es algo que puede ocurrir. De hecho si hablamos de molestias gastrointestinales en general, algunos estudios reportan estos síntomas entre un veinte y hasta un setenta por ciento de los deportistas, dependiendo de la disciplina y siendo las reinas de este ranking de dudosa reputación las pruebas de ultra resistencia.

Qué puede ocasionar el vómito durante el entrenamiento
Obviando los casos en los que te hayas comido un bocata de panceta justo antes de ponerte a entrenar, o tengas la brillante idea de salir a correr en Sevilla a las cuatro de la tarde del mes de julio, las ganas de vomitar al hacer ejercicio están ocasionadas por dos motivos principalmente:

Hiponatremia. El sodio es un electrolito esencial que ayuda a mantener el equilibrio del agua tanto dentro como alrededor de las células. La insuficiencia de sodio en la sangre se conoce como hiponatremia. Ocurre cuando se produce un desequilibrio entre la cantidad de agua y sodio en nuestro cuerpo. En otras palabras, hay demasiada agua o no hay suficiente sodio en la sangre y puede producir náuseas y mareos. No tomar líquidos o beber una cantidad ingente de agua sin reponer sales puede acabar produciendo este efecto. Este caso es más común en pruebas de resistencia de larga duración.

Exceso de lactato. El lactato o ácido láctico es una sustancia producida por el tejido muscular y por los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a otras partes del cuerpo. Normalmente, su nivel en la sangre es bajo pero aumenta cuando los niveles de oxígeno disminuyen. Llegado a un punto, alcanzas la cantidad máxima de lactato que tu organismo puede manejar lo cual dispara sus niveles de acidez. Tu cerebro percibe esta señal como un ambiente tóxico y, como mecanismo de defensa, quiere deshacerse de la toxicidad haciéndote vomitar. Un entrenamiento de fuerza con muchas repeticiones e intervalos de descanso cortos puede desencadenar este efecto, incluso sin que llegues a alcanzar la típica sensación de estar sin aliento.

¿Es necesario llegar al vómito para que un entrenamiento sea efectivo?
Vomitar puntualmente después de hacer ejercicio no es divertido, pero no tiene nada inherentemente malo. Sin embargo, no hay necesidad de convertirlo en un hábito. Eso solo significa que no

estás entrenando inteligentemente y dentro de tu capacidad de trabajo. Si constantemente sientes náuseas en tus entrenamientos, es hora de evaluarlos y posiblemente reducirlos o ajustarlos un poco.

Si vomitas durante un entrenamiento o un evento deportivo, asegúrate de rehidratarte con una bebida con electrolitos, como una bebida deportiva. Intenta también no empezar ni tampoco terminar bruscamente la actividad para dar tiempo a que el cuerpo reaccione con cierto margen. No busques entrenar diariamente hasta la extenuación como un fin en sí mismo. Y si te ocurre, simplemente entiende qué ha ocurrido en tu cuerpo y analiza qué has hecho para ello.

Fuente: abc

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