Terminar con el estigma de la obesidad es posible, ser empáticos es el primer paso

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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En vísperas del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora este sábado 4 de marzo, quiero proponerte que hablemos del estigma.

La obesidad es una enfermedad y ya puede considerarse una epidemia global. Es una afección que se caracteriza por el exceso de tejido adiposo (grasa), que se va depositando y alterando el funcionamiento del hígado, del corazón, de los riñones, de los músculos y así se va extendiendo y se va acumulando en todo el cuerpo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la obesidad y el sobrepeso son problemas de salud pública que han alcanzado proporciones epidémicas. Las tasas de obesidad casi se han triplicado desde 1975 y han aumentado casi cinco veces en niños y adolescentes, afectando a personas de todas las edades de todos los grupos sociales en el mundo.

Es muy importante destacar que la obesidad no define a las personas. Para empezar, por ejemplo, podemos cuidar el lenguaje, no son obesos, son personas que viven con obesidad.

Ahora, ¿cómo se construye el estigma? Se instala, principalmente, con creencias erróneas, por ejemplo, pensando que son personas a las que les falta voluntad, sin autodisciplina, que no cuidan su salud y que no se comprometen con un tratamiento porque no quieren. Esto no es así.

Gracias a numerosas investigaciones científicas, hoy sabemos que la obesidad tiene múltiples causas, biológicas, medioambientales, sociales. Por eso, tenemos que modificar la percepción de que la obesidad es un problema individual y, para eso, hay que educar a las personas para que reconozcan el papel importantísimo que juega el entorno social.

¿Sabes dónde y cómo afecta el estigma? En múltiples espacios, no es una mochila que sólo se cargue en algunas circunstancias. En el ámbito laboral, se manifiesta con menores oportunidades. En el espacio escolar, se muestra cuando aflora la discriminación, el hostigamiento y el bullying.

El estigma alcanza cada sitio cotidiano: con los espacios reducidos en cines, teatros o medios de transporte. En la indumentaria, con prendas que no cumplen la ley de talles ni contemplan modelos inclusivos. O con una menor calidad en la atención médica. Sólo por mencionarte algunas situaciones.

La OMS advierte que el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en su mayoría. Son fundamentales los entornos y comunidades favorables que permitan influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más sencilla (la más accesible, disponible y asequible) sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica, y en consecuencia prevenir el sobrepeso y la obesidad.

“El sesgo de peso se define como actitudes negativas y creencias sobre los demás por su peso”, las que se “manifiestan en estereotipos y/o prejuicios hacia las personas con sobrepeso y obesidad” que pueden “conducir al estigma de la obesidad”, alerta la OMS. “El estigma de la obesidad involucra acciones contra las personas que pueden causar exclusión y marginación, y conducir a inequidades”, resaltó el organismo internacional.

Educar, buscar información con evidencia científica, ser empáticos, no asumir que las personas con obesidad tienen la enfermedad porque no les interesa estar saludables o porque hicieron nada.

También es importante ponerse en el lugar del otro, esto incluye no dar consejos ni opiniones sin que la persona nos lo pida.

Fuente: Infobae

 

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