Consejos para activar, estimular y mantener el deseo sexual

SEXUALIDAD Olivia BIANCHI
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El deseo sexual se basa en una interacción de muchos factores que afectan en la intimidad, como el bienestar físico y emocional, las experiencias previas, las creencias, el estilo de vida y la relación de pareja que tengamos. Si tenemos problemas en alguno de estos aspectos, el deseo puede verse afectado.

“El principal mecanismo para desencadenar el deseo sexual es el estímulo, tanto externo como interno. Un pensamiento, una caricia, un soplido o una fantasía. Hay tantos estímulos como queramos y dependerá siempre de la persona, el momento o el contexto”, comentó la sexóloga y terapeuta de parejas, Ana Blázquez Ares.

La especialista añadió: “Estos estímulos hacen que nuestro cerebro se active y los interprete como sexuales. A partir de ahí, se desencadena una serie de respuestas en nuestro cuerpo que si la seguimos alimentando con excitación y/o estímulos, hará que aumente nuestro deseo sexual”.

Con qué se puede inhibir o activar el deseo sexual
Lo importante, para la experta en Sexología, es saber que somos nosotros los que podemos gestionar nuestro deseo cuidándolo, alimentándolo o, simplemente, eliminándolo. Y aclaró que lo podemos inhibir o activar, dependiendo de muchos factores, como por ejemplo:

Nuestras creencias y experiencias previas. Podemos haber vinculado el deseo a una emoción desagradable o incluso dolorosa por una situación vivida o, también, podemos querer inhibir el deseo porque nos transmitieron que tenerlo es malo, pecaminoso o negativo.
La situación o el contexto. Si consideramos que es adecuado o no en un momento concreto. O si lo percibimos como seguro o no.

Estimular el deseo sexual
El deseo es, de por sí, una de las fases necesarias para la respuesta sexual humana. “Toda esta serie de estímulos, que el cerebro reconoce como sexuales, desencadenarán respuestas en nuestro cuerpo. Si son positivas y así lo queremos, las seguiremos alimentando, llevándonos a una resolución satisfactoria de esta acción”, explicó Blázquez.

También, destacó: “Es importante aprender a cumplir nuestros deseos y no solo los de los demás siempre que estos sean realistas, consentidos y respetuosos con la persona que queremos ponerlos en práctica o con nosotros mismos. Que haya un equilibrio es fundamental. Si esto no se da, no estoy respetando ni satisfaciendo mi deseo. Esta situación repetida en el tiempo puede llevar a que mi relación sexual se vuelva displacentera y comience incluso a evitarla”.

Cómo trabajar el deseo sexual
“Algo que pensamos de manera errónea es que el deseo sexual aparece, nos sale de manera natural y espontánea, se tiene o no se tiene, pero es importante romper con ese mito. El deseo sexual no es algo primario, es decir, hay que buscarlo, fomentarlo y cuidarlo”, indicó la sexóloga.

El deseo sexual, como la sexualidad, tiene tres miradas inseparables. Según detalló Blázquez, estos tres ámbitos que pueden afectar nuestro deseo sexual son:

La parte biológica. La testosterona es la hormona básica para el deseo sexual, la gasolina del deseo. Algunos tratamientos o procesos, como pueden ser los oncológicos, hacen que nuestros niveles de testosterona estén descompensados, produciendo así una alteración en nuestro deseo. Es importante tenerlo en cuenta y consultarlo con nuestro profesional de la salud.

La parte psicológica o emocional. Nuestro deseo, lo que deseamos y cómo lo deseamos, está muy vinculado a nuestra historia personal y de aprendizaje. Las experiencias vividas las podemos vincular a algo positivo o, por el contrario, a algo totalmente displacentero o incluso doloroso. “Si nos damos cuenta de que tal vez esto es lo que nos está sucediendo, es importante que acudamos a un profesional de la Sexología para poder trabajar esas experiencias, mitos, o falsas creencias. Volver a conectar nuestro deseo con estímulos positivos, que nos permitan disfrutar de él, sin sentimientos negativos o de culpa, es importante para comenzar así a disfrutar de una sexualidad plena”, dijo la experta.

La parte social. No podemos desvincular el peso que tiene nuestro deseo sexual a lo que nos haya marcado la sociedad o nuestro sistema familiar. “Por ejemplo, si me crié en una sociedad que me dice que el que tiene derecho al deseo sexual es el hombre y la mujer que tiene deseo es ‘mala’, tenderé a bloquear mi deseo. Si me ‘venden’ que a una edad determinada mi deseo sexual va a desaparecer, como en la menopausia, probablemente me conforme y me resigne a esa idea impuesta. Una educación sexual es importante para poder romper con estos mitos y falsas creencias y ser dueños de nuestro placer”, expresó.

“Teniendo en cuenta estos tres factores inseparables, podemos confirmar que el deseo sexual se aprende a tener y mantener, por lo que es importante que sepamos que cada uno de nosotros somos responsables de nuestro deseo sexual”, culminó.

Fuente: TN

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