Sexo ocasional: entre el placer momentáneo, la expectativa y la posible desilusión

SEXUALIDAD Carola LEVI
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Los juegos del amor son a piacere, siempre y cuando sean consensuados. Desde hace ya varios años y con el boom de la tecnología, las relaciones amorosas también cambiaron. Hay más liberación femenina, menos ánimos de compromiso, más géneros y múltiples clases de vínculos, y el sexo libre dejó de ser algo escondido, mucho menos prohibido o juzgado.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, fue claro al diferenciar el amor de la pasión. Una cosa es el deseo y otra muy distinta llegar a amar/admirar a alguien. En el mientras tanto, en ese camino de búsqueda hacia el amor ideal e imaginario, las personas van experimentando distintos encuentros sexuales, lo que popularmente llamamos sexo ocasional o touch and go (”toco y me voy”, en español).

Sin embargo, hay quienes luego del placer y el éxtasis momentáneo, experimentan sensaciones negativas como vacío, soledad, desilusión y hasta baja autoestima, sobre todo cuando la otra persona les gustó mucho, pero el vínculo quedó en esa noche y en esa cama. No hay más nada. No hay llamadas telefónicas, ni mensajes de WhatsApp, ni intenciones de nuevos encuentros, ni interés por esa fugaz y pasajera compañía. Fue eso y solo eso.

Pero ¿es normal tener esas emociones negativas? ¿Es algo que puede experimentar cualquiera? ¿Hay acaso que estar preparados para tener relaciones ocasionales y arriesgarse a que la cuestión quede entre las sábanas de una noche? El psicólogo y psicoanalista Daniel Fernández (M.N. 41.671) explicó que toda persona tiene derecho a “jugar el juego que más le plazca”, pero para jugarlo bien y no salir lastimada/o es preciso que se conozcan las reglas de ese juego.

Qué significa conocer las reglas del juego
“Ser plenamente consciente de que en verdad lo que se desea es eso y no otra cosa. Es decir que, si dos personas desean en verdad mantener relaciones sexuales ocasionales y sin compromiso, no hay ningún motivo por el cual esto pueda ser perjudicial para ninguno. A menos que, claro, una de las dos se involucre emocionalmente y entonces ya no quiera jugar más. En ese caso, será conveniente que de forma inmediata le plantee nuevas reglas al otro, en donde lo emocional y lo afectivo esté presente o, de lo contrario, será conveniente que se retire para no exponerse a enfrentar un próximo proceso de duelo”, comentó.

Y ¿cómo darse cuenta cuando esto podría estar comenzando a ocurrir? “Por ejemplo, cuando ese otro con el cual nos relacionamos ocasionalmente ya ha dejado de llamarnos y eso nos angustia. Y si nos angustia es evidente que no estamos preparados para una relación de tamaña informalidad. Por ende, sería conveniente y sano replantearnos nuestros propios deseos y evaluar en verdad qué es lo que estamos buscando”, aconsejó el psicólogo.

Es que, para él, si una persona -tras haber estado involucrada en una relación sin compromiso- percibe que esa forma de relación ya no le resulta sana y pretende más del otro, deberá exponer lo que le sucede.

“Si el otro no le corresponde, será el momento de abandonar ese tipo de relación. De lo contrario, verá afectada su autoestima y podrá caer en el enorme y desgastante error de continuar un vínculo insatisfactorio mientras le reclama al otro que cambie. Como regla fundamental, nadie puede cambiar a nadie. Solo podemos cambiar nosotros y aprender de las experiencias para saber elegir mejor qué tipo de relación en realidad queremos”, sostuvo.

El día D: del encanto del clímax a la bomba de humo
El psicólogo Jorge Armando Bogarín (M.N. 54.625) piensa algo parecido. Para él, en los tiempos que corren, las relaciones esporádicas son frecuentes. En el momento, son placenteras y divertidas, adrenalínicas, pero ¿qué pasa en el después, cuando el otro/a desaparece, no escribe ni llama más, como si nada hubiese ocurrido?

“Históricamente, la sexualidad fue un tema tabú. Se la ha censurado y hasta castigado por pensarla como sinónimo de sexo, más aún cuando su práctica no tenía como meta la reproducción. En realidad, la sexualidad comprende también nuestras identidades y roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad, entre otros aspectos. Poco a poco, con el desarrollo de diversas aplicaciones y la permanente difusión de contenidos sobre salud sexual, la cuestión del placer sexual empezó a ser tema de conversación, sobre todo en los más jóvenes, quienes se permiten vivir y experimentar libremente sus sexualidades, sin tantos prejuicios”, señaló.

En los últimos años -dijo-, las personas de distintos géneros expresan su desconcierto y frustración luego de haberse ilusionado con una persona que se aleja inmediatamente después del primer o de unos pocos encuentros sexuales.

“Desconcierto porque, en apariencia, el proyecto de seguir conociéndose iba viento en popa. Frustración porque para muchos esta situación es recurrente. Lo primero que se suele pensar es que uno ha fallado en algo. Error. Que el contacto se interrumpa puede deberse a un sinfín de razones. Tal vez, la otra persona no quiere renunciar a la libertad de conocer a más personas”, argumentó.

Para Bogarín, la comunicación sobre lo que se pretende es fundamental, aunque se debe conservar cierta prudencia sobre las intenciones que el otro publicó en las redes, por ejemplo. “Si observa que le dicen una cosa, pero en los hechos ocurre otra muy diferente, no insista. Si no llama más, no insista. Mejor replegarse y compartir tiempos de calidad con los afectos. Las personas suelen olvidarse de las aspiraciones que tenían antes de ilusionarse con una potencial pareja”, explicó.

El especialista insistió en que es un error conservar las conversaciones en los chats. En cambio, para él es mejor no exponerse a cualquier estímulo que despierte emociones negativas, ya sean diálogos, fotos, regalos, etcétera.

“Consérvelos, en todo caso, lejos de su vista, hasta que se haya recuperado de la pérdida. De nada sirve quedarse añorando lo que fue o lo que pudo haber sido. Propicie espacios que sirvan para generar nuevas anécdotas con personas que quiere, que la hacen reír. Inicie nuevos proyectos. Emprenda actividades que mantengan su tiempo ocupado. El arte suele ser un gran aliado para superar toda situación de pérdida: lea, escriba, dibuje, pinte, invente, renueve, entre otras cosas”, aconsejó.

Según el psicólogo, nuestra mente es poderosa: “Si la nutrimos de pensamientos positivos será más fácil afrontar y salir fortalecidos de las situaciones adversas. No se castigue por lo que no fue. Anímese. No se quede imaginando, haga. Esfuércese en ser el primer defensor de su bienestar”, concluyó.

Desnudar el cuerpo, pero no la intimidad
Carla Vitale, Magister en Psicología (M.P 20.511), licenciada en Terapia Ocupacional (M.P 1.890) y docente de la Carrera de Psicología en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), aseveró que la mayoría de las personas “la pasa bomba en un encuentro sexual ocasional”.

Sin embargo, “cuando entran en juego las conductas y esquemas de personalidad de cada uno, muchos de ellos se atemorizan de poder lograr algo que después los lleve a sufrir o quizás teman perder la libertad y se tornan evitativos para no sentir o quizás solo querían ese tipo de encuentro y nada más”, explicó.

Para Vitale, el principal problema radica en la ilusión y expectativas que algunas personas suelen generar y proyectar de ese tipo de encuentros sexuales, casi de manera unilateral y sin construcción mutua, es decir, cuando el otro ni se enteró o participó.

“También creo que en las relaciones sexuales ocasionales se pone en juego el hambre o la sed emocional, la necesidad de contacto y proximidad (aspectos que tienen que ver con el equilibrio a nivel del sistema nervioso). De ahí, la terapia del autoabrazo en pandemia, por ejemplo, o cuando estamos solos para que nuestro cerebro perciba información sensorial y propioceptiva de afecto, algo primario y básico que necesita cualquier ser humano. Estas cuestiones de voracidad emocional hacen que elijamos sedientos el cubrir necesidades emocionales básicas como el ser querido, el ser elegido, ser importante y tenido en cuenta”, reflexionó.

Por último, analizó que en la actualidad existe una baja tolerancia a la espera y la frustración. “Eso va de la mano de la inmediatez (todo ya y ahora), en un mundo con dificultades de comunicación, donde se desnudan los cuerpos, pero el alma se convierte en un arma letal para el desarrollo de vínculos profundos y más estables”, concluyó.

Fuente: TN

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