¡Adiós, toxinas! Este sencillo truco de 3 minutos acelerará tu metabolismo y te hará perder peso

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Carola LEVI
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Mantener un cuerpo sano puede ser un desafío, pero existen prácticas ancestrales que pueden facilitar el funcionamiento óptimo de tu organismo con relativa facilidad. 

Un ejemplo conocido es la técnica de respiración conocida como la respiración de fuelle, que tiene sus raíces en la medicina tradicional china.

Este ejercicio no solo ayuda a revitalizar tanto el cuerpo como la mente, sino que también puede acelerar el metabolismo, lo que lo convierte en una herramienta eficaz para quienes buscan perder peso. 

Además, contribuye a la eliminación de toxinas acumuladas en el organismo, promoviendo así una mejor salud general.

¿Qué es la respiración de fuelle?
La respiración de fuelle, una técnica rítmica de respiración, se popularizó en la práctica del yoga debido a sus propiedades revitalizantes. 

Su esencia radica en la respiración abdominal, donde el diafragma y los músculos del abdomen trabajan en un ritmo rápido de contracción y relajación. Durante la inhalación, el abdomen se expande, mientras que en la exhalación se contrae, generando un patrón respiratorio energético.

Esta técnica no solo optimiza la circulación sanguínea y refuerza el sistema inmunológico, sino que también incrementa la resistencia física y mental. 

Su capacidad para reactivar y equilibrar el cuerpo y la mente convierte a la respiración de fuelle en una herramienta para aquellos que buscan mejorar su bienestar general.

Paso a paso: cómo realizar la respiración de fuelle
Para practicar la respiración de fuelle, comienza por situarte en un entorno tranquilo y libre de distracciones. Adopta una postura cómoda, asegurándote de mantener la columna vertebral erguida, el cuello alineado con la espalda y los pies firmemente apoyados en el suelo. Relaja las manos sobre las rodillas.

Una vez establecida una postura relajada, inicia la respiración de fuelle siguiendo estos pasos:

Inhala rápida y enérgicamente por la nariz, permitiendo que el abdomen se expanda hacia fuera. La inhalación debe ser profunda, pero no forzada.
Exhala vigorosamente por la nariz, contrayendo el abdomen hacia dentro. La exhalación debe ser más potente que la inhalación. 
Repite el ciclo de inhalación y exhalación manteniendo un ritmo constante. 
Sostén el ritmo durante un breve periodo de tiempo. Inicialmente, realiza de 10 a 20 ciclos (inhala y exhala). Gradualmente, puedes aumentar la duración hasta alcanzar tres minutos.
Disminuye la velocidad de la respiración de manera gradual. Toma una inhalación profunda por la nariz, llenando completamente los pulmones, y retén el aire unos segundos. Después exhala lentamente y de manera controlada por la boca.

Fuente: El Cronista

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