Si bien solo se trata de la última menstruación en la vida de una mujer, muchas veces, y en especial en nuestra cultura, se asocia a la menopausia con el fin de la sexualidad.
“Si bien puede tener una mayor libertad porque no hay necesidad de preocuparse por estar indispuesta, quedar embarazada o ser interrumpida por los hijos chiquitos, esta también es una etapa de la vida con muchos cambios que pueden afectar la intimidad”, señala Chris Kraft, médico, director de servicios clínicos en la Clínica de Sexo y Género en el departamento de psiquiatría de Johns Hopkins Medicine, de EE.UU.
La menopausia es un ciclo inevitable que deben atravesar las mujeres a partir de los cuarenta y cinco años aproximadamente. Preocupa de manera particular, no solo porque implica el final de la etapa cíclica sino porque en este período se producen cambios físicos y hormonales que impactan en la sexualidad.
El deseo y la excitación sexual
La doctora Alicia Fernández Villanueva, sexóloga y presidenta del Instituto Sexológico, Educativo y Psicológico (ISEP) de Puerto Rico, asegura que para una mujer con menopausia, es posible disfrutar de la sexualidad.
“Cuando esto (la menopausia) sucede, no todas las mujeres van a sentirse de la misma manera porque el deseo sexual es una combinación de los efectos fisiológicos y la parte mental. Tiene que ver también con cuán preparada está la mujer para auto estimularse mentalmente y tener intimidad sexual con su pareja. Y, aunque fisiológicamente puede haber un grado de resequedad vaginal, hay formas de tratar eso con cremas y medicamentos”, explica Fernández, quien dice que tiene pacientes de hasta 70 años que disfrutan muy bien de su sexualidad.
Más de un tercio de las mujeres en la perimenopausia, o que son posmenopáusicas, informan tener dificultades sexuales, desde falta de interés en el sexo hasta problemas para tener un orgasmo.
“La mujer suele estar sensible, irritable, con insomnio y cambios del humor, parecido al síndrome premenstrual, pero más allá de los cambios biológicos, la vida sexual depende de cómo cada mujer enfrenta el paso del tiempo y la valoración de la vejez en su cultura”, señala Liliana Burgariotti (M.N. 65.138), médica sexóloga clínica y educadora sexual. “En las sociedades, donde para las mujeres llegar a la vejez da prestigio y valoración social, no suelen presentar ni sofocos, pero nuestra sociedad realiza una sobrevaloración de la juventud, con una mirada negativa ante el paso del tiempo”, remarca la especialista.
A medida que envejece, la sangre llena los genitales más lentamente a medida que la mujer se excita, lo que significa que no tiene la misma sensibilidad y alcanzar el orgasmo lleva más tiempo. Por lo general, necesita una estimulación más directa e intensa de su clítoris.
“Hacer cosas como frotarse y tocar en lugar de tener relaciones sexuales puede ser lo que más le gusta en esta etapa de la vida”, afirma Kraft. “Y eso está bien. Tienes que dejar de lado lo que crees que todos los demás están haciendo y solo pensar en lo que es bueno para ti y tu pareja”, aconseja.
Comunicarse con la pareja es clave para establecer expectativas realistas sobre lo que se puede hacer sexualmente y para lograr intimidad a medida que pasan los años. Y, agrega Kraft, “Vivir una vida saludable en general, tener buena energía, dormir lo suficiente, estar físicamente activo y comer bien, contribuirá en gran medida a concentrarse y sentirse bien al tener intimidad y ser sexual”.
Fuente: TN