La regla de los cinco colores, un método para comer mejor

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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En esta época del año, es normal sentirse agotado y, a veces, con pocas ganas de hacer el más mínimo esfuerzo para pensar qué podemos almorzar o cenar sumado a que, en otras ocasiones, no sabemos qué comer o nos genera pereza ponernos a cocinar después de una jornada agotadora de trabajo o estudio.

“Muchas personas se sienten así habitual o frecuentemente e, incluso, algunas confiesan que experimentan irregularidades como la de sentir un gran cansancio que les hace ‘arrastrarse’ por la mañana, tener momentos de hiperactividad por la tarde y no poder dormir por la noche”, señaló María Kindelán, especialista en Nutrición Clínica y Ciencia Avanzada de los Alimentos.

Kindelán propone una serie de consejos y herramientas saludables y nutricionales para mejorar el bienestar y rendimiento, a la vez que describió una serie de cambios que podemos aplicar en nuestra vida para rendir al máximo de nuestras posibilidades y desarrollar nuestro potencial como personas y una de ellas es la regla de los cinco colores.

La especialista indicó: “En la manera en que cocinamos y nos alimentamos está en el origen de todos estos desórdenes y malestares, pero también es una parte fundamental de su solución, ya que comer es uno de los mayores placeres de la vida, aunque no se trata de comer de cualquier manera”.

Qué es la regla de los cinco colores
“Una de las herramientas más novedosas y llamativas para reivindicar nuestra salud y la felicidad que nos produce comer, es la norma de los cinco colores”, explicó la nutricionista. Y añadió: “Nos ayuda a componer nuestras comidas de una forma sencilla, con la tranquilidad de que nos nutrimos bien en todos los niveles”.

Según la especialista, con esta regla se trata de mantener una alimentación variada, completa y equilibrada. La misma incluye diversas facetas. Kindelán comentó: “La norma de los colores es uno de los conceptos que más me ayuda a componer mis menús de una forma sencilla, con la tranquilidad de que me nutro bien en todos los niveles”.

Además de la coloración natural de los diferentes alimentos, la “norma de los cinco colores” abarca otros cuatro aspectos básicos:

Textura.
Sabor.
Contenido de nutrientes.
Digestibilidad.
Diferentes colores y texturas
“Cuando en una comida, por sencilla que sea, se tienen en cuenta los cinco aspectos de la norma, el nivel de satisfacción y bienestar se multiplica. Se convierte en algo deseable para la vista, el olfato, el gusto, el estómago, la memoria e incluso en un buen tema de conversación”, enfatizó.

En lo que se refiere al colorido propiamente dicho de los alimentos, Kindelán destacó la importancia de que sean variados, consideró que “la comida entra por los ojos” y que, en este sentido, el ser humano siente una especial atracción por los colores.

“No es lo mismo sentarse delante de un plato de comida donde todo es marrón, que verse ante un plato repleto de colores vivos como el verde, el naranja, el amarillo, el rojo o el morado. Por eso, a la hora de pensar en mi plato de comida, intento que haya algo verde, algo naranja y algo de otro color vistoso, como el rojo o el amarillo”, contó.

También es importante que haya variedad en las texturas de los alimentos: “Si todo lo que se ingiere fuera cremoso, o blando, o aceitoso, o líquido, unas horas después necesitaríamos picotear comidas crujientes, algo sólido que relaje tu mandíbula al masticar, que te llene y te sacie. Si todo lo que comes es muy seco, más tarde buscarás ingerir alimentos líquidos y cremosos para contrarrestar esa sequedad”, puntualizó Kindelán.

La variedad, que no falte en el plato
“Si el menú incluye estímulos para los distintos sentidos, lo más probable es que durante las siguientes horas uno se sienta satisfecho y no sufra picos de hambre o sed”, dijo la nutricionista, que explicó que pueden elegirse los alimentos “jugando mentalmente a combinar colores y pintar un cuadro con cada plato de comida”.

Además, sugiere combinar el naranja de las verduras de raíz y de tierra, (zanahoria, calabaza, boniato o batata), con el blanco de los bulbos (nabo, hinojo, cebollas, ajos, coliflor o puerros) y el verde de las verduras (brócoli, espárragos, arvejas, chauchas, paltas e hierbas aromáticas).

También conviene incluir en el menú diario alimentos de colores rojo como tomates, remolacha, repollo colorado y ají; los colores rosado, beige y tostado de las semillas, cereales en grano, carnes magras y pescados; el dorado de los aceites de calidad, así como la diversidad multicolor en las frutas de temporada

“Si se empieza a comer con una sopa o una crema, el segundo plato que sea crujiente y esté bien aderezado. Las proteínas, los hidratos y las grasas de calidad, preparados de formas muy sencillas, aportan el resto de texturas y sabores que completarían un plato ideal”, expresó.

Fuente: TN

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