Sensual, mental, emocional y seductor: los 4 tipos de deseo sexual

SEXUALIDAD Ana COHEN
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El deseo sexual es uno de los temas por los cuales se realizan diferentes investigaciones y uno de los problemas que tienen varias personas es que, a la hora de analizar su libido, sólo asocian lo que consideran un deseo sexual saludable al que surge de repente y lleva a mantener relaciones sexuales muy pasionales.

Si bien ese deseo, el espontáneo, es el que se puede sentir cuando comenzamos a relacionarnos con alguien y mueve a la búsqueda de contacto y de estimulación erótica, por otro lado, existe el que se inicia como respuesta a esa estimulación y contacto, el cual también está asociado a sentir una conexión emocional con la pareja, por ejemplo, después de tener una conversación interesante.

“El deseo se puede entender de otras formas. Hay un tipo de deseo que puede iniciarse cuando la relación ya es estable y la pareja no está viviendo esa etapa inicial de enamoramiento”, explicó María de Elena Amor, psicóloga y sexóloga integrante de Lasexología.com en Madrid.

La especialista señaló que, en algunos casos, la mujer puede estar tranquila y quizá no tenga ganas de mantener relaciones con su pareja, pero, una vez que se propicia el ambiente adecuado para ello (surgen besos, caricias, excitación) puede aparecer ese deseo que no estaba al principio.

Tipos de deseo sexual
Aunque el deseo está siempre conectado con los años de relación y con la capacidad física de cada uno de los integrantes de la misma, la sexóloga clínica Petra Zebroff, de la ciudad canadiense de Vancouver, describió cuatro estilos:

Deseo sensual: es el que está marcado más por la sensualidad que por la sexualidad directa. Se hace especial hincapié en decorar la habitación de forma romántica así como en los preliminares. La relación es quizá lo menos importante ya que se prefieren los masajes, las caricias y el aumentar la intimidad en la relación de pareja.

Deseo mental: se relaciona directamente con el sexo más explícito. Cuando se tiene, es habitual el recordar relaciones íntimas del pasado e incluso ver escenas con algunas prácticas concretas. Se le solicita a la pareja que cuente todo aquello que le gustaría probar, se usan juguetes sexuales o se lleva a cabo un juego de rol para intercambiar los papeles en la relación.

Deseo emocional: el objetivo final es sentirse más conectado a la pareja y lo ideal es encontrar el momento más adecuado. Las caricias, los besos o una conversación agradable son suficientes para estar a gusto sin la necesidad de llegar a tener sexo.

Deseo de seducir a la pareja: se basa en contarle al otro todo lo que le gustaría convertir en realidad. El uso de ropa interior sensual, adoptar un papel dominante en la relación, llevar la excitación al límite del deseo y todo lo relacionado con volver a sentir la pasión del inicio de la relación, son los factores que marcan este tipo de deseo.

Cuándo tiene que preocuparse la pareja
La psicóloga explicó que “cuando una relación es más o menos estable en el tiempo y se empieza a generar un malestar tanto en la persona que tiene el deseo más bajito como en su pareja, ambos deberían empezar a preocuparse”.

“Si tenemos el deseo bajo, nuestra pareja, a lo mejor, empieza a sentirse poco deseada y empezamos a ver que la cosa no va bien. En esas situaciones, la otra persona puede empezar a demandar, a exigirnos y eso hace que nos guste menos y entramos en una situación que puede dar lugar a discusiones y a un malestar más generalizado”, añadió.

Para tratar de que la pareja no llegue a situaciones extremas, la especialista aconsejó: “Si estamos haciendo la cena en la cocina y, en lugar de pasar sin tocar, paso y te toco, por ejemplo es una de las claves que funciona para mantener calidad, deseo y erotismo en el tiempo”, afirma Lozano.

Fuente: TN

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