Cuántas veces por semana hay que evitar tomar alcohol para cuidar la salud

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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El alcohol es un factor de riesgo para más de 200 trastornos de salud y está vinculado al 40% de las muertes por enfermedades hepáticas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los expertos coinciden en que no existe un nivel de consumo saludable: no tomar alcohol es la mejor forma de evitar futuros problemas de salud.

Sin embargo, frente al aumento del consumo a nivel global, y a sabiendas de que una gran parte de la población se resiste a no tomar alcohol, el vicepresidente de la Asociación Europea de Estudios del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés) aconsejó al menos pasar tres días por semana sin ingerir bebidas alcóholicas para cuidar la salud hepática. Esto debe acompañarse de ingestas moderadas el resto de los días y de una alimentación balanceada.

Los expertos reunidos en el Congreso Internacional del Hígado, celebrado en Londres, Reino Unido, la semana pasada, alertaron sobre la importancia de reducir la ingesta de alcohol y tomar medidas para moderar el consumo.

Una investigación llevada adelante por la Asociación Europea de Estudios del Hígado y la revista científica The Lancet señaló que Europa sufre la mayor tasa de consumo de alcohol del mundo. En el continente, mueren unas 290.000 personas al año por enfermedades hepáticas y al menos el 40% de esos fallecimientos están relacionados con el consumo de alcohol.

A este escenario preocupante, se le agrega que las enfermedades hepáticas afectan a personas adultas de mediana edad y causan muertes prematuras. En Europa, “la enfermedad hepática crónica tiene mayor impacto en las personas jóvenes y de mediana edad en sus mejores años de trabajo, con la edad máxima de muerte entre los 40 y los 50 años”, alertó el informe publicado en diciembre pasado.

Los expertos europeos de la EASL alertaron que esta situación “contrasta con la mortalidad por enfermedades relacionadas con el tabaquismo y otras relacionadas con la obesidad, como el cáncer de pulmón o la diabetes tipo 2, cuyas muertes suelen ocurrir entre los 60 y los 70 años”. En consecuencia, los datos de la Organización Mundial de la Salud muestran que la enfermedad hepática ocupa ahora el segundo lugar después de la cardiopatía isquémica como la principal causa de años de vida laboral perdidos en Europa. En promedio, dos tercios de todos los años potenciales de vida perdidos debido a la mortalidad por enfermedades hepáticas son años de vida laboral.

Por todo esto, la Asociación Europea de Estudios del Hígado, destacó que es necesario unir esfuerzos para prevenir las enfermedades hepáticas. En ese camino, desalentar el consumo de alcohol es uno de los pasos más urgentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que no existe un nivel de consumo saludable.

A sabiendas de que el mejor consejo médico es no tomar bebidas alcohólicas, algunos expertos creen que deben transmitir un mensaje realista que la población pueda cumplir, por eso apuntan a pautas de consumo que al menos pueden evitar futuros trastornos hepáticos.

“Hay que mantenerse tres días sin beber cada semana, nunca consumir más de cinco unidades de alcohol de una vez y no más de 10 a la semana”, explicó Aleksander Krag, vicesecretario general de EASL en declaraciones al diario El País y agregó: “Hay que tener en cuenta que una unidad no se corresponde a una bebida. Una copa de vino llena equivale a tres unidades, una lata de cerveza es una y media o un chupito de una bebida de alta graduación, una unidad”.

Los expertos resaltaron que el alcohol no sólo es tóxico para el organismo sino que también provoca adicción. Por eso, Krag fue enfático: “No debes beber una copa de vino pensando que es sano, sino porque te gusta”.

Las últimas investigaciones

La Organización Panamericada de la Salud (OPS) alerta que la región de las Américas se ubica como la segunda más alta en consumo y en carga de alcohol, después de la región europea. Se espera que el consumo de alcohol aumente si no se implementan políticas más efectivas.

El consumo de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar seis tipos de cánceres: hígado, mama, esófago, colorrectal, boca y faringe, y laringe. Uno es el efecto tóxico directo del acetaldehído, un producto de la degradación del alcohol al ser consumido en el organismo humano. También el consumo de bebidas alcohólicas produce cambios en las concentraciones hormonales y la producción de radicales libres que se acumulan y pueden dañar y matar a las células.

Un grupo de investigadores del Conicet y el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de la Argentina en colaboración con colegas de la Universidad de Utrecht y otras instituciones de Holanda, demostraron la asociación del riesgo de desarrollar cánceres y el consumo de alcohol, según anticipó Infobae en marzo.

Los científicos descubrieron que si los bebedores “intensos” tomaran menos diariamente, y pasaran a la categoría de consumo moderado, habría una reducción del 24% en muertes por cánceres atribuibles al alcohol en el país. Pero también identificaron que se conseguiría una mayor reducción de la carga de cáncer atribuible al alcohol si el grupo de los bebedores moderados pasaran a la categoría de “consumo leve o ligero”.

Con estos cambios de hábitos, se evitaría casi la mitad de todas las muertes y años de vida ajustados por discapacidad atribuibles al consumo de alcohol, según explicó a Infobae el experto Ariel Bardach, quien es doctor en medicina por la Universidad de Buenos Aires y tiene un Máster en Epidemiología de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Inglaterra.

Impacto en el cerebro

Especialistas de las Universidades de Wisconsin, Suiza y Pensilvania publicaron un documento en la revista Nature Communications donde analizan el consumo de alcohol, incluso en niveles que la mayoría consideraría moderados (unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana).

Para el análisis, examinaron las asociaciones entre la ingesta de alcohol y la estructura cerebral utilizando datos de imágenes multimodales de 36.678 adultos generalmente sanos de mediana edad y mayores del Biobanco del Reino Unido, controlando numerosos factores de confusión potenciales. De acuerdo con la evidencia científica anterior, encontraron asociaciones negativas entre la ingesta de alcohol y la macroestructura y microestructura del cerebro.

Según detectaron, el vínculo se hizo más fuerte cuanto mayor era el nivel de consumo de alcohol. Por ejemplo, en personas de 50 años, a medida que el promedio de consumo de alcohol aumenta de una unidad de alcohol (alrededor de media lata de cerveza) al día a dos unidades (una pinta de cerveza o una copa de vino), se producen cambios asociados en el cerebro, equivalente al envejecimiento de dos años. Pasar de dos a tres unidades de alcohol a la misma edad resultó con cambios similares a un envejecimiento de tres años y medio en promedio.

Fuente: Infobae 

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